El Expreso de la música cubana: “llegar a la mente y a los pies del bailador”

El Expreso de la música cubana: “llegar a la mente y a los pies del bailador”
Fecha de publicación: 
5 Mayo 2016
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Con un sonido típico cubano y mucho sabor a son, El Expreso tiene la herencia de los maestros Matamoros y Ñico Saquito, que han inspirado a su líder Aisar.

 

Vengo a brindar un concierto como tu esperabas…
Regalarte mi canción con la ilusión de que te haga feliz
Y cuando regreses a casa te acuerdes de mí…
Espero que les guste lo que hacemos
Porque no estamos por trabajar
Solo cobramos por el aplauso de ustedes…”

 

Con estos versos de “Llegó el Expreso” Aisar y su grupo presentan su declaración de principios a quienes devoran la música y el baile cubanos.

 

Para el público puede parecer un anónimo por el nombre, pero si mencionamos temas que han sido éxitos como “Esa soy yo” de la Orquesta Revé, enseguida lo reconocerán, pues Aisar fue durante la última década bajista, director musical y compositor de esa orquesta que tiene uno de los mejores pedigrís en la historia de la música cubana.

 

Su recorrido en el arte no ha sido lineal, pero sí certero. “Yo nací en un ambiente musical. Mi papá era músico, la música nació conmigo, estaba en mis venas. Se puede ser ingeniero o licenciado cuando se estudia, pero músico se nace. En la sociedad cubana hay muchos músicos, amén de los que están graduados como tal”, comenta Aisar.

 

“Yo anduve por otros caminos, estudié en una escuela de deportes, fui dirigente de la FEU y en la escuela hicimos un grupito. Mi pasión por la música no se apagó nunca.  Tengo que agradecer a toda mi familia por los genes que me legaron”, confiesa durante una exclusiva con CubaSi.

 

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Has trabajado con varias orquestas populares, pero tus mayores logros se concentran en la última década con la Revé, una orquesta de las más renombradas de la isla. ¿Cómo ha sido, después de años de estabilidad, lanzarte y hacer tu propia banda?

 

Empezar algo es siempre difícil. Más cuando se hace algo que es nuevo. Pero al mismo tiempo no es nuevo, es parte de tu vida. Estamos viviendo un momento de crisis mundial y para crear cosas nuevas hay que estar acorde con los tiempos.

 

En los 90 estaban las condiciones creadas para que se crearan orquestas y proyectos musicales. De hecho fue una época de efervescencia para la música popular. En este momento todo está más reducido, la gente se lo piensa más para hacer algo nuevo, y no me refiero a lo económico solamente, es general. Es más difícil hacer un grupo porque no basta solo con la música.

 

Uno compone, hace la música y quizás por eso algunos piensan que es fácil, pero después que creas está el paso de hacer que ese producto llegue a la gente. Los medios son los que deben promocionar esta música. También puede ser complicado venderla o llevarla a diferentes lugares de Cuba y el mundo.

 

Yo estuve trabajando 10 años en la Revé y esa es una orquesta con una sonoridad específica, y en cuanto a  instrumentos pudiera estar en la misma cuerda que mi nueva orquesta. Como escribe la misma pluma la gente puede encontrar similitudes, pero hemos buscado maneras para no parecernos porque ese no es el objetivo.

 

Creo que mi banda El Expreso tiene una sonoridad auténtica y que irá tomando su identidad.

 

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¿Te consideras una persona a la que le gusta arriesgarse?

 

Sí. El riesgo es parte de la vida, pero hay que ver cómo cada cual entiende el término. Hay quienes piensan que riesgo significa locura, pero en realidad también puede interpretarse como soñar y lograr los sueños. Si a eso le llamas riesgo yo soy un arriesgado.

 

¿Y si hablamos de la experimentación en la creación musical? Teniendo en cuenta que quieres marcar la diferencia entre El Expreso- que es tu presente- con tu trabajo anterior, ¿qué crees que tienes de tu lado para seguir aportando a la música cubana?

 

En los años 40 y 50 estaban en auge las orquestas charangas, todas tenían violines chelos y violas. Todas tenían el mismo formato, La Aragón, Maravillas de Florida, La Riverside… y todas sonaban diferente. O sea, es muy importante la función del orquestador o arreglista. Este debe saber lo que quiere lograr con su música para que haya una distinción, un sello propio.

 

En el caso tuyo, ¿qué fue lo que te hizo decidir dar el salto para fundar tu propia orquesta en este momento?

 

Siempre uno tiene inquietudes musicales. La Revé tiene años de consistencia y tiene un estilo y sonoridad específicos. Todo el que vaya a hacer la dirección musical o a componer para la Revé tiene que meterse en el estilo de la Revé. Yo no creo que yo haya dejado de ser yo porque inserté muchos de mis gustos personales para la orquesta. Pero al mismo tiempo había temas míos que, por la identidad de la Revé, no se ajustaban a ella, pero que sí podían funcionar en otra orquesta del mismo formato y que podían importarle a un bailador.

 

Creo que en ese caso el espectro del Expreso de Cuba es más amplio. La Revé defiende un género y lo fusiona muy bien. El Expreso me permite hacer una salsa romántica, un bolero, cha cha cha, timba, en fin…

 

O sea, en géneros musicales no tendrás fronteras con El Expreso.

 

No creo porque lo que quiero es defender la música cubana y este es un término muy amplio. Puedo moverme con más flexibilidad.

 

Tú eres joven, pero llevas muchos años componiendo para el público bailador. ¿Qué es lo que hace que la gente baile?

 

Que pienses en ellos, en el público. Y que pienses como bailador.

 

A veces los músicos- sin ánimo de criticar a nadie- conciben un tema más para mostrar complejidad o virtuosismo que para cautivar al bailador. Igualmente hay compositores que prefieren insertar un coro que quizás sea chabacano solo porque es algo que la gente repite en la calle y creen que con eso ya funciona. Buscando facilismos perdemos también al bailador.

 

En otras partes del mundo la gente baila salsa también, aunque quizás no corean los estribillos. Es bueno como músico llegar a la mente de la gente, pero es muy importante llegar a sus pies. Si llegamos a sus pies bailarán los de aquí y los de allá.

 

¿Cuál es el secreto para hablar de lo que pasa en la calle y al mismo tiempo no perder la calidad de la música?

 

Hay que ser muy inteligente. Los músicos que me antecedieron supieron expresar esas inquietudes sociales de una manera original y por eso les resultó bien. Decir “Anoche me botaron del gao”, por ejemplo, o “Estoy arriba de la bola” son expresiones que, según el contexto, pueden sonar bien o no.

 

El español es muy rico, hay mil maneras de que los músicos sean parte de la cotidianeidad del cubano sin perder el buen gusto en el arte. Los músicos tenemos que saber cómo tomar eso que se respira en la calle y llevarlo a nuestras letras.

 

El público es la inspiración y también el último eslabón de este canal de comunicación…

 

Exactamente. El pueblo cubano tiene mucha instrucción. Si a ese público instruido le das un coro inteligente recibirás admiración y aplausos.

 

Cuba genera músicos constantemente, pero creo que podemos decir que en los últimos dos o tres años se está viendo el nacimiento de orquestas buenas, que arrancan con éxitos y seguidores, por ejemplo El Niño y La Verdad. Tú formas parte de este fenómeno también. A pesar de la crisis que mencionabas al inicio, ¿qué ves de favorable para que surjan, precisamente en estos tiempos, nuevas orquestas populares?

 

Precisamente los grupos que han nacido en los últimos años vienen ya con el análisis de lo que pasó en los 90. Saben distinguir entre lo bueno y lo que ya no se debe hacer. La timba en esa época tuvo momentos  florecientes y otros degradantes. Los músicos jóvenes que emprenden sus proyectos hoy se han desligado de esos capítulos degradantes y han absorbido lo mejor.

 

Se habla mucho de los 90 como la época dorada de la salsa, ¿por qué ya no estamos en los 90?

 

Todo tiene una evolución y en la vida hay que sembrar. En aquel momento hubo un soporte social que permitió este boom de la salsa en Cuba y el mundo. La RMM Records impulsó la salsa. Puerto Rico y Estados Unidos tuvieron mucha incidencia en este fenómeno. Cuba ya tenía un gran movimiento de música popular bailable y también se abrió al mundo.

 

Después del 11 de septiembre el mundo cambió y eso trajo limitaciones para contratos, en fin. Fue quedando lo selecto. Dentro de lo selecto también se hizo mal trabajo de la timba, hubo orquestas con nombre que se descuidaron en su creación. Tampoco hubo mucha solidaridad entre las orquestas en esta época. Si algo bueno tiene el movimiento de reguetón hoy en Cuba es la solidaridad. Un reguetonero planifica un concierto y asisten otros más a cantar también, hacen colaboraciones.

 

Afortunadamente hoy las orquestas cubanas se están uniendo nuevamente, se invita a distintos músicos para grabar discos, en fin. Eso genera otra mirada a la música de hoy.

 

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