El mensaje de Obama para América Latina: Hakuna Matata

El mensaje de Obama para América Latina: Hakuna Matata
Fecha de publicación: 
1 Abril 2016
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Confieso que hasta anoche no había logrado entender a cabalidad el mensaje que nos ha dejado a los latinoamericanos Barack Obama durante sus visitas a Cuba y Argentina. Pero mis hijos pequeños me ayudaron mientras filosofaban sobre el animado de El Rey León y la mayor, de seis años, le explicaba al hermanito de cuatro: “hakuna matata significa vivir sin preocupaciones”; “sí”, apoya mi niño, “y el pasado hay que dejarlo atrás”. Ahí caí: el llamado de Obama es a convertir a Timón y Pumba en nuestros filósofos personales.

Barack Obama es un hombre carismático, inteligente, nadie duda que en siglos de diferendo entre Estados Unidos y Cuba ha sido el presidente norteamericano que más ha hecho por mejorar las relaciones entre ambos países, pero nos ha pedido alto y claro, en pleno Gran Teatro de La Habana: “olvidar el pasado”.

En el caso de Cuba, si solo comienzo a poner en el saco del olvido a partir de 1959 tendría que pedirle ayuda a Simba, Pumba, Timón y media pradera africana, a ver si logran cargar con la invasión a Playa Girón, la Operación Peter Pan, la explosión de La Coubre, el dengue hemorrágico y el crimen de Barbados por solo mencionar algunos que no son cadáveres, pues las víctimas y sus familiares aún padecen en ambas orillas.

Pero bueno, pongamos que cerramos el saco y maquillamos las secuelas para que no prohíban la desmemoria ¿qué hago con la Base Naval de Guantánamo que nos deben desde principios del siglo pasado y el bloqueo económico más largo y cruel de la historia?

 
Ahora, no alcanza un morral si lo extendemos a América Latina, digamos que omitimos la doctrina del Destino Manifiesto alegando que es demasiado antigua. Luego olvidamos también a Somoza y en la misma caja apretamos a todos los dictadores del Siglo XX, entre ellos Pinochet y Videla, para mayor seguridad volvemos a esconder los cadáveres, ahora en algún remoto sitio del olvido. Al Plan Cóndor y la Escuela de Las Américas también habría que hacerles espacio en ese desván de la amnesia voluntaria.

Conste que he hecho cuentas mal y rápido y remitiéndome estrictamente al pasado pasado; el reciente, el de la Venezuela de Chávez, por ejemplo, ni lo he tocado. ¡Si por lo menos Rafiki anduviera cerca para darnos un buen consejo o mostrarnos el rostro de Bolívar en las aguas del lago Maracaibo! Pero quizás sea peor, porque es capaz de soltarnos aquello de “Los grandes reyes del pasado nos observan desde esas estrellas”, y entonces recordaremos definitivamente que no podemos traicionarlos. Con Bolívar, San Martín, José Martí, ¿qué hacemos?, ¿olvidarlos también? Eso no encaja en el mensaje de El Rey León.

Pensándolo un poco, la hija de Simba se casó con el hijo de su malvado tío Scar y el amor llevó a la reconciliación, pero no al olvido. Si voy por buen camino y la filosofía a seguir es made in Disney, creo que la Casa Blanca debería promover un cine-debate y discutir en profundidad la actitud de Kovu, quien no tenía la culpa de nada, pero tampoco pudo escapar al legado de maldad y dolor que había heredado, tuvo que enfrentarlo y arriesgarlo todo para cambiar el orden de las cosas. En ese sentido, podríamos llegar a un trato: Obama actúa como Kobu, América Latina como el reino de Mufasa y entonces, tal vez ¡hakuna matata!

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