DE CUBA, SU GENTE: La chica que se peinaba a lo garzón

DE CUBA, SU GENTE: La chica que se peinaba a lo garzón
Fecha de publicación: 
14 Enero 2016
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Ella se peinaba a lo garzón y era la ex novia de mi mejor amigo. En los tiempos en que todos en la Lenin hablábamos hasta la madrugada, mucho después de que pasaban el parte físico, Justico se entretenía contándome los pormenores de su vida. Él la admiraba; la idolatraba casi. Decía que era una mujer diferente, que lograría mucho en la vida.

Me chismeaba con esa complicidad irrepetible que da compartir sueños en la adolescencia, que Jessica amaba a César Vallejo y a Sabina, que hacía todo lo posible por no fregar en su casa y que había entendido de una vez y por todas que las relaciones de pareja eran una guerra entre dos opuestos que fingían que realmente les importaba algo más que sí mismos.

Han pasado quince años de entonces. Justico no está en Cuba y Jessica regresa a ella a estrenar su ópera prima Los espejuelos oscuros.  Bajo el anonimato curioso de quien se sabe reconocido pero no se ha mencionado de dónde, le pregunto por su película.

Me responde con los ojos entrecerrados, como tratando de recordar cuándo fue la última vez que me vio.

Espejuelos oscuros es el primer largometraje de Jessica (Rodríguez). Es una película narrada en cuatro épocas distintas en la historia de Cuba. “Lo escribí cuando tenía 18 años, acabada de salir de la Lenin ¿te imaginas?...  apenas pude, escogí a Luis Alberto García y a Laura de la Uz para que me interpretaran la película, porque son grandes actores y sabía que ellos me podían ayudar mucho”.

Lo que más le gusta a Jessica es demostrar que la filosofía que esconde la vida. Como por ejemplo, “a veces, muchas, demasiadas veces, las personas no sabemos cómo actuar y maniobrar en el entorno que nos ha tocado vivir”.

Coherente con la chica adolescente que era rebelde hasta la médula, Jessica quiere en Espejuelos oscuros mejorar la historia que enseña el sistema educacional cubano. “Porque siempre imparten los hechos desde un punto de vista masculino y siempre muestran la Historia marcada por hombres perfectos, que no tuvieron miedo, que no dudaron en lo que querían”. Por eso, precisamente por eso, ella quiere “ver cómo vivían las mujeres de esa época los conflictos del momento”.

“Porque ninguna época de la historia fue color de rosa; ni hombres ni mujeres son perfectos. Por eso quiero enseñar una historia de Cuba como me la imagino yo; una historia de Cuba humana. Quisiera intuir que dentro de cada uno de nosotros las cosas son mucho más enmarañadas, menos simples de lo que parecen”.

Enmarañados y complejos somos, en efecto. Como lo es esa chica cuyas otras intimidades de antaño ahora no escribo, para guardarle los secretos a ese Justico que una vez fue mi novio y mejor amigo, y porque quizás, de alguna manera, yo también le rindo tributo a lo diferente.

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