DEL FESTIVAL: Un monstruo de mil cabezas

DEL FESTIVAL: Un monstruo de mil cabezas
Fecha de publicación: 
11 Diciembre 2015
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Si me hubieran contado el argumento de “Un monstruo de mil cabezas”, me hubieran parecido desproporcionadas las acciones de la protagonista. Pero después de haber visto la película creo que mi respuesta hubiera sido la misma que la de ella, si yo tuviera que enfrentar una situación así.

 

Sonia Bonet es una mujer que lucha por salvar a su marido de una enfermedad letal. Al avance del padecimiento en el cuerpo de su esposo se suma la incapacidad e inconsciencia de ciertos funcionarios del sistema de salud y la compañía de seguros de la familia afectada. Ella está desesperada y hace hasta lo imposible por ayudar al esposo que sufre.

 

La protagonista confía en que él se salvará si recibe un determinado tratamiento que le ha sido negado sin explicación justa, pero en el camino por conseguirlo tropezará con más obstáculos de los que esperaba.

 

El monstruo de mil cabezas no es el cáncer de su marido sino la muralla burocrática e insensible a la que ella tiene que enfrentarse.

 

La cinta es una tragedia. Recordemos aquel proverbio de que “lo que mal comienza, mal termina”, sin embargo, todo no es lo que parece. Inicialmente el espectador cree que se encuentra frente a un duro drama de un enfermo, pero rápidamente este se convierte en una película de acción, aunque los motivos de la protagonista no abandonan su sustento dramático. Toda la violencia que sobreviene a partir de las gestiones de Sonia con los médicos es resultado de su desesperación, pero sobre todo de su amor.

 

El director Rodrigo Plá hizo muy bien su trabajo. Realizó una película que mantiene al público expectante hasta el final. Aun cuando en la estructura dramática se va adelantando parte del final y se sabe desde ya que Sonia será enjuiciada por sus actos “deliberados” y aparente perturbación, nadie se mueve de su butaca porque la historia está bien contada.

 

De hecho, en diversas escenas de distinta naturaleza, el cineasta recurre a imágenes que relatan los sucesos de manera indirecta. Por ejemplo, una discusión entre Sonia y el médico del esposo no se presenta en un plano frontal clásico, sino que se ve a través del parabrisas de un auto y apenas se divisan las siluetas. Pero es precisamente esta visualidad la que le confiere mayor interés y originalidad al filme, y al mismo tiempo, mantiene la tensión en el espectador, lo hace cómplice.

 

“Un monstruo de mil cabezas” es una buena película, fácil de digerir, entretenida e inteligente (no siempre coinciden ambos calificativos de manera feliz en una cinta). Es una oportuna crítica a los establecidos y lucrativos sistemas de salud y empresas de seguros no solo en México, donde se desarrolla la historia, sino en el mundo entero.

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