Adolescente británica se suicida por no soportar la Wi-Fi

El cuerpo de Jenny Fry, de 15 años, fue hallado colgando de un árbol en Brooke Woods, cerca de su casa en Chadlington, Inglaterra, el pasado el 11 de junio.

La jovencita padecía de dolores de cabeza, cansancio y agobiantes problemas de la vejiga causados por electro-hipersensibilidad (EHS, por sus siglas en inglés). Sus padres, Debra Fry y Charles Newman, alegan que los síntomas fueron causados porque era alérgica a las conexiones a Internet inalámbricas en su escuela, lo cual ha provocado una investigación de las autoridades británicas.

Poco antes de quitarse la vida, la niña había avisado a una amiga de sus intenciones en un mensaje de texto, pero esta nunca lo vio pues no tenía el teléfono consigo. "Jenny dejó cartas para nosotros donde decía que ya no podía hacer frente a sus alergias al Wi-Fi", reveló Fry al diario The Telegraph. "Las dejó para nosotros en caso de que las cosas fueron demasiado lejos, pero yo no creo que ella quería morir."

Aunque no recibía tratamiento médico, Jenny Fry estaba se estaba atendiendo con el consejero de su escuela. Ahora sus padres están haciendo una campaña para eliminar la Wi-Fi de guarderías y escuelas e instar al gobierno a investigar el EHS.

Pero es una batalla cuesta arriba. El EHS no es universalmente reconocido como un diagnóstico médico.

Un informe de 2005 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no halló vínculo entre los síntomas de EHS y la exposición a los campos electromagnéticos. Sin embargo, la OMS reconoció que el trastorno existe: "Los síntomas son ciertamente reales y pueden variar mucho en su severidad. Cualquiera que sea su causa, EHS puede ser un problema incapacitante para el individuo afectado".

Aunque los padres de Jenny habían eliminado la Wi-Fi de su hogar, lo que ayudó a aliviar los síntomas de la joven, esta se sentía afectada por la presencia de la conexión en ciertas áreas de la escuela. Jenny recibió varias detenciones porque a menudo tenía que salir del aula para encontrar un área lejos del alcance del Wi-Fi, donde podía concentrarse.

La madre había expresado sus preocupaciones al director de la escuela, Simon Duffy, pero él les restó importancia, alegando que la conexión Wi-Fi era inofensiva. "También tuve una acalorada discusión con los profesores diciéndoles que Jenny era alérgica y que no tenía sentido hacerla cumplir detenciones en habitaciones que la estaban haciendo sentir mal", dijo Fry.

"Lo menos que podían hacer era permitir que ella estuviera en habitaciones donde se sentía capaz de concentrarse, pero no me escucharon."

Fry no está sola en sus preocupaciones sobre el efecto de la Wi-Fi en la salud humana.

Arthur Firstenberg, un activista preocupado por los efectos de los campos electromagnéticos en los seres humanos, considera que el EHS no ha sido tomado suficientemente en serio por la comunidad médica. Firstenberg cree la escalada de la tecnología inalámbrica genera problemas de salud genuinos y que las escuelas tienen la responsabilidad de mantener a los niños seguros.

"Imagínese si se tratara de una sustancia química tóxica, y la escuela de repente decidiera rociar la sustancia química en toda la escuela sólo porque otras escuelas lo estaban haciendo", comentó a Yahoo! Parenting. "¿No tiene la gente responsabilidad por lo que hace, independientemente de que otros lo estén haciendo también?"

Debra Fry secunda ese pensamiento, y no pide prohibir las conexiones inalámbricas a internet, sino reducir su uso. "El hecho de que la Wi-Fi es nuevo y está alrededor de nosotros no significa que sea seguro", declaró a The Telegraph. "La Wii-Fi gratuita y los niños no se deben mezclar. Hay que investigar mucho más porque creo que la Wi-Fi mató a mi hija".