Un problema cubano sobre ruedas

Un problema cubano sobre ruedas
Fecha de publicación: 
30 Noviembre 2015
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El taxista privado Emérito F. acumula más de 20 años tras un timón sin haber tenido un accidente, solo ha cometido infracciones ligeras.

Cuando Cubasí le pregunta por qué considera que hoy son tantos estos lamentables sucesos, se toma su tiempo para razonar y luego, como quien ofrece declaración ante un tribunal, asegura:

“Es verdad que las calles están muy malas, llenas de baches; que se las trae encontrar las piezas adecuadas, y no un invento criollo, para arreglar el carro; pero a pesar de eso, yo creo que la principal causa está en el hombre, en el que maneja. Porque yo ruedo por las mismas calles llenas de huecos, paso los mismos trabajos para empatarme con una pieza o con el mecánico, y todos los días cuando me acuesto puedo apoyar  tranquilamente mi cabeza sobre la almohada porque sé que no he puesto a nadie en peligro.”

Emérito no anda desacertado. A mediados de este año la Dirección Nacional del Tránsito (DNT) informaba que las causas fundamentales de accidentes en la vía tenían origen en las distracciones y la desatención al control del vehículo, así como en sobrepasar los límites de velocidad.

altEste 22 de noviembre comenzó la 53 Jornada de tránsito y seguridad vial, cuyo acto de inicio tuvo lugar en Holguín

 

La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) indicó en el Anuario Estadístico de Cuba 2014, capítulo 23: Accidentes del Tránsito, edición 2015, que los accidentes en general constituyen la quinta causa de muerte en Cuba, representando en el año 2014, el 5,9 por ciento del total de fallecidos.

Por esta causa se reportan 5,2 años de vida potencialmente perdidos por cada 1 000 habitantes. Los fallecidos específicamente por accidentes del tránsito representan el  0,8 por ciento del total de defunciones, ya sea como usuarios de vehículos, bicicletas o como peatones.

Los accidentes de tránsito en Cuba ocasionaron hasta el cierre del  pasado mes de octubre un total de 615 muertes, con un promedio de ocho víctimas por cada 10 colisiones.

Ello significó el aumento en 22 de las víctimas fatales,  en relación igual período del año anterior, mientras que suman 43 los accidentes masivos y seis mil 755 los lesionados.

De estos últimos, es probable que una buena parte haya tenido que dejar de asistir al trabajo o la escuela, junto al sufrimiento de sus familiares y amistades, ello, por no abundar en posibles secuelas en la salud que dichas lesiones dejen.

Como promedio,  en Cuba mueren diariamente dos personas y otras 22 resultan lesionadas por tales sucesos.  Según declaró a la Agencia Cubana de Noticias Oscar del Toro, secretario de la Comisión Nacional de Seguridad Vial (CNSV), se estiman en más de 500 millones de pesos anuales las pérdidas económicas por este motivo.

   
El ser humano es el principal responsable de la ocurrencia de estos hechos, debido al irrespeto al derecho de vía, las distracciones, el exceso de velocidad y el adelantamiento indebido, entre otras violaciones, precisó Del Toro.

   
Como fatídico ejemplo de tanta indisciplina e irresponsabilidad, queda el accidente acontecido a mediados de este octubre en Camagüey,  calificado como uno de los más mortales ocurridos en la última década en la provincia. El conductor de un camión particular dedicado a la transportación de personas  perdió el control del vehículo al hacer un adelantamiento indebido a exceso de velocidad y al volcarse, dejó el  doloroso saldo de 15 víctimas fatales y 36 lesionados.

altLos accidentes del tránsito se mantienen como un problema de salud a nivel mundial, según ratificó hace solo unos días la segunda Reunión de Alto Nivel de Seguridad Vial, organizada por las Naciones Unidas en Brasil.

 

A propósito de ese suceso, alguien con el nick Yk dejó el siguiente comentario en Cubasí: “Lamentablemente , la pérdida de vidas, es el resultado de la irresponsabilidad de algunos sin pensar la cantidad de personas que llevan en sus hombros e irresponsablemente manejan estos camiones solo con la ambición del dinero y lo que quieren es correr para hacer más y más. A veces sin experiencia manejando se dedican a esto”.

Joel, otro visitante de nuestro portal, apuntaba con respecto a esa tragedia acontecida en tierra camagüeyana que “Ya es demasiado, 13 muertos en un instante –luego sumaron 15-. Al final del escrito se consigna un motivo que en mi opinión es fundamental y es el estado técnico de los vehículos, que supuestamente son inspeccionados periódicamente por un organismo estatal y que todos sabemos que resulta una operación infructuosa por no decir que es un fraude ya que muchas veces se intercambian las piezas y hasta los motores…”

Un chofer de un vehículo estatal que no quiso publicar su nombre, refirió a esta reportera que “Es mucha verdad que los choferes no están haciendo lo que deben, pero también lo es que aquí están circulando muchos automóviles que nadie entiende cómo pasaron la prueba del somatón”.

Con este trabajador  coincidieron otros entrevistados hace un tiempo en el espacio informativo Cuba dice, transmitido por el NTV y dedicado a la revisión técnica (Somatón) a que se someten los vehículos automotores para contar con el permiso de circular. Personas vinculadas a tales labores no reconocieron que eso sucedía y pidieron nombres y pruebas al respecto.

Lo cierto es que más de un almendrón de los que hoy transitan por nuestras calles y avenidas habla a las claras de su condición de Frankenstein, reconocida por el propio conductor cuando se le interroga desde el asiento trasero. Esta redactora se trasladó una vez en uno de esos carros al que le habían acoplado una balita de gas como sustituta de la gasolina.

No por gusto en plan de medidas emergentes  adoptado por  la Comisión Nacional de Seguridad Vial para contrarrestar este flagelo de la accidentalidad vial, se incluye el  ejercer un mayor rigor en la inspección del estado técnico de los vehículos en la vía pública.

Rosa de la Caridad, ya jubilada, cuida su Lada casi con tanto esmero como a su nieto de 21 años, y es de las que responsabiliza en particular al consumo de bebidas alcohólicas con tanta desgracia. “No te voy a negar que a mí también me gusta darme mi traguito cuando hay fiesta, pero  si lo hago, el carro se queda en el parqueo”.

Tampoco esta cubana anda muy desacertada. En julio último, en la capital del país, de los 3 235 choferes a quienes les aplicaron la pruebas de alcoholemia, 85 manejaban bajo los efectos de bebidas alcohólicas.

Y esos fueron los sorprendidos solo en La Habana y en un mes. Pero cuántos no son los que, luego de beber,  se sientan frente al timón con tranquilidad, convencidos de que ellos sí son tremendos choferes. ¿Cuántos de ellos ahora mismo, no pueden hacer el cuento o lo hacen bajando la cabeza por haber lastimado a alguien con su vehículo?

Emérito, el taxista, refería a Cubasí que antes de dedicarse a este oficio, manejaba una rastra que hacía viajes interprovinciales, y casi ruega que no se deje de apuntar aquí el peligro que encierra las bestias sueltas en la carretera.

No faltan las advertencias y las multas a propietarios de estos animales, pero quizás deberían ser más, porque bien saben los conductores que transitan por las carreteras cubanas, cuánto de tensión agrega a cada travesía el riesgo, bien real, de tropezarse a una manada de chivos cruzando el asfalto o a un par de vacas estacionadas tranquilamente en medio del paso en la noche.

altAun cuando las pérdidas económicas a causa de los accidentes del tránsito se estiman en más de 500 millones de pesos anuales, lo más doloroso son las huellas de muertes y lesiones que dejan a su paso.

Sin dudas, son muchas y grandes las dificultades con la transportación en toda Cuba. Ello incentiva a más de un inescrupuloso a poner en peligro la vida de pasajeros que no tienen más alternativa que “sacarle la mano” a vehículos de alquiler, sin saber cuáles son las garantías técnicas que lo llevarán, o no, a su destino.

Pero lo cortés no quita lo valiente, y aunque esas y otras limitaciones existen, si cada persona que se sienta ante un volante, pensara y actuara con total responsabilidad con su vida y la de los otros cubanos, sus coterráneos, sus hermanos, quizás el próximo fin de año sean menos las familias que lloren por la muerte de un ser querido.

 

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