La resurrección tiene nombre de puños, saltos y disparos

La resurrección tiene nombre de puños, saltos y disparos
Fecha de publicación: 
25 Julio 2015
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Hablábamos de los veredictos del boxeo, de un Johanys Argilagos (49 kg) que a sus 18 años no dejó de buscar pleito ante el mexicano Joselito Velásquez. La historia se repitió cuatro años después. Velásquez emergió airoso al igual que en Guadalajara 2011 sobre Yosbany  Veitía, pero reconoció la calidad del novel camagüeyano, especialmente la rapidez de sus movimientos y el combate en la media distancia. Dos curiosidades: la de Velásquez y Argilagos fue la cuarta final entre un antillano y un azteca disputan la final de dicha categoría (La Habana 1991, Winnipeg 1999, Guadalajara 2011 y ahora); en tierras tapatías Velásquez también contaba 18 abriles.

El otro desliz tenía la intuición anticipada sería de Yasnier Toledo (64). Y muchos podrán pensar que nuevamente la emprenderé con Toledo, pero por enésima ocasión se extravió su cofre de golpes efectivos. Tanto él como su mentor Rolando Acebal reconocieron las fisuras en materia de dominar a un rival de menor calibre desde el mismo gong inicial, controlar con el jab en la media distancia, frenar las entradas intempestivas con la cabeza de su adversario, no dejarse enredar… convencer. Máxime siendo Arthur Biyarslanov un púgil anfitrión.

Llegaron entonces las alegrías en los puños de Andy Cruz (56), Arlen López (75) y Erislandy Savón (91) por votación unánime de 3-0 frente a Héctor Mora (DOM), Jorge Luis Vivas (COL) y Deivis Blanco (COL), respectivamente.

López sentenciando que no fue su desafío más complicado; Cruz reconociendo la calidad y golpeo de su adversario y la satisfacción de sustituir en lo personal al as olímpico de Londres 2012, Robeisy Ramírez ; y Savón cuidándose de una lesión en su muñeca derecha, apostando a velocidad y técnica en sus estocadas, proyectando otros triunfos importantes luego de romper el hielo en América. Otros éxitos de la envergadura del Mundial de Catar y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro el año próximo.

MUELES Y ÓRBITAS DORADAS

Ajustes en busca de ambiciones, específicamente una a la distancia de 18.29 metros, de récord y nombre británico Jonathan Edwards. Para eso aprovechó el triplista Pedro Pablo Pichardo la competencia de Toronto, a sabiendas de que muy pocas opciones tenían sus rivales.

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Le imprimió velocidad a la carrera de impulso, la coordinación no falló, salvo en un intento y clavó los pinchos en 17.54 metros que se antojaron una quimera para el veterano bahamés Leevan Sands (16.99)  y el también cubano Ernesto Revé (16.94).

La secuencia del santiaguero discípulo de Daniel Osorio evidenció que sus pinchos contienen una dosis estable de “flubber” (17.24-X-17.46-17.54- 17.34). El próximo objetivo, sin menospreciar la Liga del Diamante en donde marcha a la cabeza, Pichardo lo tiene fijado en el Mundial de Beijing (22-30 de agosto), cita en la que pretende sacudirse de la plata de Moscú 2013, sin importar quien intente atravesársele en su camino: Christian Taylor, Will Claye, Teddy Tamgho…

Desde hacía días me confesó vía electrónica su preocupación. Más que lógica pues su abuela había sufrido un infarto en Villa Clara. Ya todo había retomado su cauce normal, las condiciones matutinas en York pintaban para récord pero… “El círculo resbala más que un piso de hotel recién pulido. Ese disparo de 65.39 fue prácticamente a razo limpio. No pude coordinar mi giro, imprimirle velocidad, trabajar bien técnicamente con los apoyos. Mi entrenador Raúl me dijo que me calmara. De cualquier manera estoy feliz, pero quería romper el récord y al parecer mi cuerpo solo está listo para quebrar topes añejos”, sentenció entre risas la discóbola que cometió cuatro fouls y además del envío dorado materializó uno en la segunda ronda de 62.71.

Su sempiterna rival de casa, la indómita Yaimé Pérez (64.99) y la curtida estadounidense Gia Lewis-Smallwood (61.26) le secundaron en el podio.

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Del resto, destacar el cuarto puesto y excelente 20.02 segundos del agramontino Roberto Skyers en el doble hectómetro, crono que constituye su registro personal. No solo eso, Skyers se vio fuerte en todas sus mangas, y con potencialidades para rebajar de los 20 segundos.

Cierro con la heptatlonista Yorgelis Rodríguez, quien selló una primera jornada de lujo, a la vanguardia de las 12 concursantes. Yorgelis acumula 3 781 puntos divididos en: 100 c/v (13.81 s-1 005 unidades); salto alto (1.83m-1 016); impulsión de la bala (14.14-803); y 200 metros (24.25-957). Su coequipera Yusleidys Mendieta marchaba quinta gracias a 3 570 rayas.

TOUCHÉS Y PATADAS DE BRONCE

Hasta el instante en que los hombres de la espada ensartaron de conjunto una presea de bronce al disponer de Colombia 43-39, el casillero de las medallas para los nuestros en el Centro Acuático-Deportivo CIBC de Toronto estaba vacío. Empolvado los años felices de la esgrima cubana…

Ese tercer escaño no deja sabor placentero. Yunior Reytor, Ringo Quintero y Reynier Henrique se iniciaron con sonrisa de 45-37 sobre los anfitriones, desenlace que los coló en semifinales. Sucedió entonces algo en extremo sui géneris: los venezolanos Rubén y Francisco Limardo, en unión de Silvio Fernández doblegaron a los antillanos 3-2, toques todos a la cuenta de Fernández en el asalto conclusivo. Luego la tropa al mando de Jaine Hernández hizo los deberes, y los morochos desenfundaron dorados 45-40 sobre Estados Unidos. En el caso de nuestros mosqueteros Reytor fue el de mayor aporte a la causa con 32 touchés de los 43 revestidos en bronce.

Selló el accionar con ese mismo metal el karateka Maykel Noriega (67 kg). Performance de dos sonrisas y otros tantos fracasos marcaron su rendimiento sobre el dojang. El dominicano Deivis Ferreras, en definitiva plata, truncó su camino al barrerlo 8-0 en semifinales. El desliz previo de nuestro exponente 1-9 sufrido a manos del titular argentino Julián Pinzas.

El sábado se antoja el día del juicio final. Otros cinco púgiles, karatecas y relevos en el deporte Rey buscarán ampliar el botín, pegar la respiración a los brasileños en el tercer escaño del medallero. Suceda lo que suceda, Toronto no dejó los frutos perfilados. 

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