Cuba y Estados Unidos a más de 100 años de la Enmienda Platt

Cuba y Estados Unidos a más de 100 años de la Enmienda Platt
Fecha de publicación: 
12 Junio 2015
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   Pese a obstáculos objetivos, hoy los dos Gobiernos dialogan en un contexto bien distinto, a pesar de los precedentes históricos.

  Justo dos meses después de los anuncios realizados el pasado 17 de diciembre por los mandatarios de ambos países, Raúl Castro y Barak Obama, la encuestadora Gallup publicaba que la opinión de los estadounidenses sobre la Isla era la más favorable en 20 años.

  A esa intención de abrir un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos pueblos, le han sucedido innumerables viajes de norteños a La Habana, entre estos capital varios congresistas, senadores, empresarios, deportistas y prestigiosos artistas.  

   Cuba está de moda, es una frase reiterada ante esta avalancha de visitantes luego del 17D, muchos motivados quizás por pura curiosidad, y otros a partir de las posibles ventajas económicas que propiciaría el panorama en ciernes.

   No obstante, como lo ha expresado el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro, aún existen políticas que torpedean la normalización de las relaciones en pos de una convivencia pacífica entre dos naciones tan cercanas. Uno de ellas, la Base Naval en Guantánamo, nacida al amparo del acápite VII de la injuriosa Enmienda Platt.

   Justamente hace hoy 114 años  Cuba vio frustrar nuevamente sus sueños de independencia, ante las amenazas de las tropas intervencionistas yanquis de permanecer en la ínsula, si no se aceptaba el apéndice a la Ley fundamental de la nación antillana. 

   Varios decenios de lucha quedaron truncados. La Enmienda logró disfrazar a la Isla con una independencia castrada, y sirvió de catalizador a las ansias expansionistas del vecino norteño, que a partir de entonces mantuvo una larga tradición de amenazas, agresiones e injerencias contra la soberanía nacional.

   Mucho ha llovido desde aquel 12 de junio de 1901 cuando se incorporó la fórmula neocolonial al texto constitucional.

    Aun así -con una Cuba libre y soberana, donde no influye directamente el apéndice- las huellas de la legislación del senador Platt permanecen intactas en mentalidades y círculos de poder de la nación norteña.

   De ello da fe la permanencia ilegal de estadounidenses en un pedazo usurpado del territorio nacional.

   La Enmienda resultó una de las primeras violaciones cometidas en materia de derecho, al ser aprobada por una Convención Constituyente sin facultades jurídicas, ni rango de gobierno, incapaz de fijar ningún tipo de relación con un Estado foráneo.

   Y si esa política constituyó una transgresión de la legalidad, también lo ha sido el uso que  Estados Unidos le ha dado a la Base Naval en Guantánamo, bien lejos de ser una base naval o carbonera, como estipuló el convenio original de arrendamiento firmado en 1903.

   No resulta contradictorio entonces que entre los puntos señalados por el presidente cubano, indispensables para la normalización de las relaciones con el vecino norteño, destaque la devolución del enclave oriental. 

   Y es que, en cualquier circunstancia, no sería posible una verdadera normalización de vínculos entre dos naciones, cuando una de estas usurpa una parte del territorio de la otra, en contra de la voluntad de su pueblo y, por demás, utilizando el área como centro de tortura e ilegal prisión.

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