Una película, del sueño a la realidad (+ FOTOS)

Una película, del sueño a la realidad (+ FOTOS)
Fecha de publicación: 
22 Febrero 2015
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Imagen principal: 

Fotos: Cortesía ICAIC

 

Varias etapas que encierran múltiples anécdotas y recuerdos transcurren desde que se concibe una historia como película hasta que esta llega  a la sala oscura y es juzgada por el público.

 

El rodaje es para muchos la parte más tortuosa por la cantidad de personas que implica: actores, técnicos, extras, fotógrafos, asistentes…, aunque la postproducción es también muy compleja pues es en la edición donde se termina el filme. El resultado en el cuarto de montaje es definitivo.

 

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Pero ¿quién hace posible la imagen en pantalla, quién se encarga de que cada cosa esté en su sitio, que se use los adornos adecuados, el vestuario correspondiente, los detalles oportunos…? Ese es el director de arte, sin él la película no es película y la historia no adquiriría la misma magnitud.

 

Hasta en las producciones más sencillas con historias minimalistas e imágenes que parecen desenfadadas está la mano y el talento de un director de arte.

 

Onelio Larralde es el director de arte de “Bailando con Margot”, la cinta de Arturo Santana, que por estos días se rueda en La Habana. Sobre su trabajo en esta experiencia conversó con Cubasí, detrás de las cortinas del escenario del Teatro Martí.

 

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“Bailando con Margot” es un filme de época, lo cual supone un trabajo fuerte en la dirección de arte. ¿Cuáles han sido los mayores retos para echar a andar esta maquinaria?

Mi gran ventaja es que llevo muchos años haciendo mi profesión aunque un proyecto nuevo siempre genera expectativas. Este filme pasa por varias etapas, desde 1918 hasta 1959 en Cuba, incluso acomodamos, en algunas escenas, Estados Unidos en la Isla.

 

La película se desarrolla supuestamente en un día, pero tiene muchos flash backs. Toda la trama está en esa cuerda.

 

Películas como estas demandan una cantidad de recursos que no tenemos, pero es imposible lograr todos los recursos disponibles. Cuando uno tenga un presupuesto de un millón querremos tener cinco porque las expectativas siempre son superiores. El dinero con el que contamos hay que usarlo de forma racional.

 

“Bailando con Margot” tiene 75 locaciones con 120 sets y 56 llamados. Realmente es compleja, lleva mucho vestuario, peluquería, decorados. Esperaremos a que se termine el rodaje para definir detalles de color en la postproducción.

 

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Todo esto lleva una investigación, ¿no?

 

Estoy trabajando con santana hace un año y medio, en abril de 2014 empezamos la pre-filmación y comenzamos rodaje en noviembre pasado. Desde hace tiempo tengo el guion en mi mano y he ido estudiando, claro, junto a mi esposa.

Esta es una películas que también tiene de cine deportivo, así que hemos tenido que indagar en cómo era ese deporte (guantes, ring, trajes…) en las épocas que refleja la cinta. Mientras más información tengamos de una película como esta, más posibilidades habrá de aprovechar los recursos con que contamos.

 

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La complejidad de “Bailando con Margot” no radica solo en las distintas épocas históricas sino también en los géneros cinematográficos en que se mueve.

 

Hay musical, cine deportivo, detectivesco, melodrama. Tiene un poco de todo, como la vida de las personas. Me gusta mucho porque tiene de teatro y yo trabajé muchos años haciendo cabarets, así que me encanta estar filmando dentro del teatro.

 

El código de “Bailando con Margot” es una investigación policial, a partir del recuerdo de un personaje salen a flote los demás géneros, pero no podemos perder la línea de la pesquisa. Constantemente los protagonistas aparecen bailando, o sea, que el filme termina siendo una coreografía.

 

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¿Qué lugares emblemáticos de la ciudad aparecen en la película?

 

Uno es el Teatro Martí. Para nosotros es lo máximo estar filmando aquí después de tantos años en que estuvo cerrado. Esta es la primera película que se rueda en el teatro después de su reapertura.

 

También filmaremos en el Abrantes, el estadio universitario, el cual convertiremos en un estadio de Estados Unidos de 1918. En esa locación habrá varios sets, estará la oficina de los detectives, el ring de boxeo, los camerinos de los deportistas… En cada lugar yo trato de armar varios sets.

 

El Museo de Artes Decorativas será la mansión de Margot, donde transcurre la película. Hay que desmontarlo como museo y traer objetos de buena calidad pues no podemos hacer uso de los muebles museables.

 

Además hemos rodado en el Malecón, y tomaremos algunos otros lugares de La Habana como el parque Lenin, calles. La ciudad en este filme es importante, pero no queremos venderla como ciudad, ni hacer postales. En cada lugar hemos intervenido artística y dramatúrgicamente.

 

¿Puedes decir que estás entusiasmado como profesional?

 

Mucho. Esta es una película en la que se empieza muy animado, el reto está en mantener esa energía hasta el final, es una carrera de larga distancia.

 

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