Internacional Granma-Cerro Pelado: ¿Cocinados en nuestra misma salsa?

Internacional Granma-Cerro Pelado: ¿Cocinados en nuestra misma salsa?
Fecha de publicación: 
7 Febrero 2014
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Lo sufrió la novena de Villa Clara en la Serie del Caribe de béisbol, lo han sufrido el voly, el baloncesto, el balonmano y el polo acuático, lo sufren la lucha y el taekwondo entre las disciplinas de combate. En fin…

Y partimos de la idea de que las causas del declive son diversas y no ajenas, ni a los decisores, ni tan siquiera al público, ese que juzga cualquier actuación gris, pues siempre está ávido de notas en do mayor.

Así, amén del visto bueno dado a nuestros atletas para contratarse en ligas foráneas, apertura que hasta hoy no ha materializado ningún fichaje, salvo el del pelotero Alfredo Despaigne en el 2013 por los Piratas de Campeche y el del vallista Dayron Robles en los términos que muchos conocen con el Club AS Mónaco —por cierto, este jueves ganó el meeting de Estocolmo con 7.62 segundos, aferrado al refrán de que a la tercera va la vencida—, se han establecido otras estrategias para impulsar nuestro movimiento, con un adagio aflorando nuevamente: Si Mahoma no va a la montaña…

Con esa filosofía se ha mantenido a flote en el tiempo el Villa de La Habana de esgrima, se pretende imprimirle carácter de confrontación regional al Memorial Barrientos de atletismo, se organizó por primera vez el Abierto de taekwondo en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, con presencia únicamente de cubanos, aztecas y otras naciones del área. Claro, en ese entonces nuestros exponentes no habían acuñado a fuerza de patadas y golpes de puño su segundo escaño en la cita universal de Puebla.

A eso sumémosle la enorme expectativa que desde ya genera el Grand Prix de judo que acogerá el propio Coliseo en junio, en calidad de parada punteable para el ranking de clasificación olímpica, y con la perspectiva ulterior de alternar con su similar de Miami.

En buena medida, esa estratagema marcó el rescate de los Internacionales Granma-Cerro Pelado de lucha. Recuerdo que por esta misma fecha, en el 2013, la Federación Internacional estaba enfrascada en mantener la disciplina dentro del programa de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, mientras los colchones citadinos retumbaban a ritmo de tackles, llaves y desbalances.

La presente edición del certamen subirá el telón el próximo miércoles 12, y sin pecar de triunfalista, diría que al certamen le falta madera para no cocinarnos en nuestra propia salsa.

Lo digo porque, a pesar de que hasta este minuto gladiadores de Argentina, Alemania, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador, Estados Unidos, España, Honduras, República Dominicana, Perú, Francia y Puerto Rico han confirmado su presencia, entre todas las naciones de este lado del Atlántico juntas solo se materializaron en la justa del orbe de Budapest 2013 ocho preseas, siendo los agraciados el fuera de serie estadounidense y monarca Jordan Burroughs (74 kg), los antillanos Liván López (66) y Reinieri Salas (84), además de la canadiense Stacie Anaka (67) y la venezolana Mayelis Caripá (48), platas; y Alyssa Lampe (EUA-48), Adelina Grey (EUA-72) y Jessica McDonald (CAN-51), bronces.

Para nadie es un secreto que la elite de la disciplina se concentra en Europa, y en el caso de las féminas completan Estados Unidos y Canadá. Sucede que en las últimas dos ediciones las mejores representantes norteñas no han pisado nuestro suelo, como tampoco lo han hecho las escuadras más prestigiosas del Viejo Continente. Soy de los que creen que para subirle la parada a la lid hay que apelar a otras artimañas.

El año pasado el certamen reunió a 182 gladiadores de 11 naciones, y Cuba dominó los dos estilos, aunque Polonia se llevó dos títulos en la greco, y Estados Unidos uno en la libre varonil.

Ahora el torneo estará marcado por la presencia de novedades en materia de divisiones, sistema de puntuación y reglamentación. Así los clásicos verán acción en 59, 66, 71, 75, 80, 85, 98 y 130 kilos, mientras en la libre se peleará en los 57, 61, 66, 70, 74, 86, 97 y 125, entre los varones, y los 48, 53, 55, 58, 60, 63, 69 y 75 kilogramos, para las mujeres, a razón de dos representantes de casa por categoría.

También estará vigente el recién aprobado reglamento de la FILA, por lo que un derribo pasa a valer dos unidades, mientras la superioridad técnica en la modalidad libre se marca en una diferencia de diez puntos de un luchador sobre su rival; en el caso de la grecorromana bastará con siete.

Sobre esta última cuestión, el avezado mentor Pedro Val ahondó: «La clave de este sistema radica en luchar y realizar movimientos técnicos para imponerse. Esa y no otra debió ser la esencia de la lucha siempre, en ambos estilos. En lo particular, nosotros deberemos hacer mayor hincapié en el trabajo con la intensidad de los combates, esa búsqueda constante y la administración de la resistencia de la fuerza con los períodos de tres minutos. El regreso de la pasividad (con tres resulta descalificado el luchador) es otro indicador de la necesidad de pelear. Creo que el estar pendiendo de un hilo nuestra presencia en el programa olímpico, hizo reflexionar a muchos».

Reflexionar, una invitación perenne y planteada desde hace ya buen tiempo. No solo para la lucha, compete a todo el movimiento deportivo cubano, para romper la inercia, acabar de una buena vez con el inmovilismo y no cocinarnos en nuestra misma salsa.

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