Al borde de la vida, nueva mirada fílmica a amistad Cuba-Venezuela

El documental Al borde de la vida, presentado hoy en La Habana, apuesta a las historias de vida para explicar el convenio de salud Cuba-Venezuela, sin caer en estadísticas ni retóricas.

El realizador Juan Carlos Travieso se cuidó precisamente de caer en el panfleto, y se propuso humanizar un tema a veces maltratado, precisamente por discursos incapaces de conmover y calar hondo.

Pese a su habilidad para resaltar lo humano en temas marcados por pobres tratamientos anteriores, Travieso descartó un eventual salto a la ficción, idea que jamás le ha pasado por la mente.

El realizador confesó a Prensa Latina que disfruta el documental porque explota mejor sus potencialidades y, por eso, lo único que ha hecho en ficción es humorismo, para reírse de sí mismo, aseguró.

Ahora regresa con un tema muy serio, y por 72 minutos acompaña a seis pacientes venezolanos que vinieron a atenderse al centro cubano La Pradera, gracias a 13 años de solidaridad en materia de salud.

Además de encontrarle un enfoque novedoso y cumplir con el pedido de acompañar la campaña de reelección del fallecido Hugo Chávez, la obra encaró el desafío de «estar y no estar» al filmar.

«Para los médicos la prioridad es el paciente, y para el paciente curarse: estábamos de intrusos filmando algo tan íntimo y delicado», explicó el productor Ángel Piedra, del Centro Martin Luther King.

Pese a lo complicado del proceso, incluso de la premura y el ir y venir entre Venezuela y Cuba, el resultado complació a la crítica, que reconoce valores tanto periodísticos como humanos.