El ave Fénix vive en Centro Habana

El ave Fénix vive en Centro Habana
Fecha de publicación: 
25 Febrero 2013
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Cuenta la historia que el ave Fénix, por ser la única bestia del paraíso que se negó a probar la fruta prohibida, se le concedió vida eterna. Cada quinientos años el ave arde en llamas y luego resurge de sus cenizas con la gloria de antaño.

Desde entonces se ha convertido en una metáfora del renacimiento físico y espiritual y de la purificación del alma. Los que tienen la dicha de visitar el proyecto socio-cultural comunitario La Cobija, pensarían que el ave Fénix vive en Centro Habana.

El renacer del Fénix

Hace algunos años, el único destino para el edificio número 402 de la calle Reina, parecía ser el derrumbe. Sin embargo, y para el asombro de quienes lo creían imposible, hoy renace de entre sus cenizas a raíz del trabajo de un proyecto comunitario.

El esfuerzo y la dedicación de quienes el amor ha privado de todo egoísmo, hace que la casona, otrora sede de la Liga Antiimperialista, recupere su antiguo esplendor y vuelve a llenarse de vida.

«Cuando llegamos aquí el edificio estaba en muy malas condiciones, casi todo estaba destruido. Las lámparas, los tomacorrientes, las barandas de las escaleras y hasta los cables de la instalación eléctrica habían sido robados», afirmó Cristina Palomino, la directora del centro.

Con sus propios recursos y el concurso de padres, niños, profesores y vecinos de la comunidad, los integrantes del La Cobija lograron rescatar el derruido inmueble del lamentable estado en que se encontraba.

«Tuvimos que sacar tres camiones de escombros, cargar los cubos de agua para limpiarlo todo, fue un trabajo bien duro, pero cuando veo la casa llena de niños que vienen a aprender compruebo que vale la pena», señaló Yeilín Hernández, una madre que colabora en el proyecto.

Hoy en la casona de La Cobija se entremezclan las notas musicales con las voces de los actores y el suave sonido de los pinceles sobre el papel, todo combinado en perfecta armonía. Cada manifestación de las artes encontró un lugarcito donde florecer de la mano de artistas e instructores de arte llenos de ganas de hacer.

El laberinto de escaleras y pasillos toma sentido rápidamente para niños, jóvenes y adultos que  asisten a los talleres. Al comienzo la mayoría era de la comunidad, pero gracias a la calidad del trabajo realizado ahora también llegan personas interesadas de municipios lejanos como Marianao.

Planta Baja

 

Muchos de los estudiantes de Alexis deciden continuar estudios de artes plásticas

A solo unos metros de la calle Reina, los estudiantes de pintura del taller «Pequeños pintores» se concentran en su dibujo. El pintor Alexis Fernández los guía durante tres meses por el arduo camino de desarrollar el talento natural.

Por el salón de artes plásticas, especialmente iluminado por la luz del sol, ya pasaron un centenar de niños. Sus obras han sido expuestas en la Galería Habana, en la Casa de la Cultura del municipio y en la Galería Mella, inaugurada en una de las habitaciones de La Cobija.

«Estoy muy orgulloso de mis niños. Aquí hemos ayudado a varios que tenían problemas de conducta y el desarrollo ha sido evidente» explica emocionado el profe Alexis, como le llaman sus alumnos.

Al fondo, tras una pequeña puerta, el taller de Manos Libres, arranca expresiones de admiración a los visitantes. Viejas piezas de máquinas de escribir y ventiladores, trozos de madera de muebles encontrados en la basura se convierten en preciosas esculturas gracias al ingenio de Axel Javier Castro.

 

Los niños de la escuela especial vecina también asisten a los talleres de artes manuales de La Cobija

Axel no estudió en ninguna escuela de arte y por eso asegura que no puede enseñar, sin embargo durante la visita al taller de los niños de la Escuela Especial Adelaida Piñera, colindante con La Cobija, se unió a Mildrey Moscoso, coordinadora de «Manos Libres» para mostrarles a los niños que ellos también podían hacer arte.

El entrepiso

Cuando los pequeños pintores están en la escuela, en el salón colindante toca Carlón TC Record y la novena. La música popular bailable llena La Cobija, que también acogió a la agrupación musical y le brindó un local de ensayo, pidiendo a cambio solamente que los músicos se unieran a las actividades celebradas en la comunidad.

El techo de madera que cubre a los músicos se convierte en el tabloncillo que comparten los jóvenes aficionados del grupo de teatro Fénix, el grupo de modelaje de Osniel Fashion Show,  el conjunto profesional de flamenco De Rocío y los bailarines de La Capoeira.

 

Los jóvenes de Centro Habana reviven en el proyecto comunitario la antigua danza brasileña

Ajustados como un reloj se suceden los ensayos de los actores, las coreografías de los bailarines y las clases de modelaje, a las que asisten niños y jóvenes de ambos sexos. El excelente resultado del trabajo conjunto de los tres grupos puede comprobarse en los maravillosos espectáculos preparados para el público habanero.

Primer piso

Muchas personas tocan la puerta de La Cobija a diario. Algunas preguntan si llegaron las profesoras de bordado, integrantes del proyecto Las arañitas de Reina. Otras buscan a Crisálida  la profe de masaje, aseguran que vale la pena subir las escaleras para recibir uno de sus masajes.

Terminadas las clases, casi todos los alumnos se unen al público que llega a La Cobija para disfrutar las funciones de teatro, que un día protagonizan los experimentados actores del Grupo Buscón, dirigido por Simón Carlo Martín, y otro por los jóvenes de Interrogante, grupo perteneciente a la AHS.

 

Tipos una de las presentaciones de Teatro Interrogante que más ha gustado a los vecinos

«Que la comunidad se involucre en tu trabajo es todo un reto. Hay que entender que allá afuera hay una comunidad con necesidades, esperando un trabajo artístico», señala Calua Rodríguez, directora de Interrogante.

El Hombrecito Verde

La planta más cerca del cielo la ocupa «El Hombrecito Verde» un proyecto cultural que intenta rescatar los valores del arte, trasmitiéndolos a las más jóvenes generaciones. El Hombrecito fusiona danza, música y teatro en un intento de desarrollar en cada niño el artista que lleva dentro.

El Grupo Arte Estudio fue fundado por el instructor de arte Jorge Pedro Hernández. En un comienzo era solo para niños, pero con el  paso del tiempo y debido a la gran aceptación que tuvo entre personas de todas las edades se expandió también a jóvenes y adultos.

 

Los integrantes del Hombrecito Verde preparan divertidas funciones

«Aquí creamos una familia que se ayuda, se quiere, se extraña. Incluso  en los quince días que damos de vacaciones a los niños, nos los encontramos en la sala teatro practicando sus rutinas», comentó su director.

A lo largo de estos diez años diversas han sido las obras que han representado por toda Cuba: Alicia en el país de las maravillas, el cual fue su primer musical; El pájaro azul, Los Fernando, Los Bernalda Alba, una representación de la obra original, pero en la que las mujeres se intercambian por hombres, entre otros.

Con el tiempo La Cobija ha sabido balancear el trabajo artístico con su inserción en la comunidad, logrando una interrelación entre los vecinos y la institución. Esta unión  dota de dinamismo y frescura al trabajo de cada uno de los proyectos que residen bajo el techo de este centro cultural.

Nunca antes las palabras del apóstol habían cobrado tanto sentido: «¡Benditos sean todos los que mantienen luces encendidas en los altares del espíritu! ¡Y perseguidos sean, con látigos de fuego, todos los que apaguen las luces del templo!»

 

 

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