Escándalo al estilo americano

Escándalo al estilo americano
Fecha de publicación: 
15 Noviembre 2012
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En periódicos, televisoras, prensa digital, la noticia de moda es el desliz de Petraeus con su biógrafa, Paula Broadwell (una mujer de 40 años, casada con un radiólogo y madre de dos hijos). Una historia por capítulo al típico estilo americano.

Cada día aparecen nuevos ingredientes para sazonar el caldo: esta semana el FBI ocupó decenas de documentos confidenciales en casa de Broadwell, en Carolina del Norte, aunque ambos niegan que sea el general la fuente de las filtraciones.

El presidente Barack Obama declinó ofrecer criterios sobre el caso en su primera conferencia de prensa después de ser reelecto en el poder, hasta tanto se entreguen los resultados de las investigaciones.

No obstante, el mandatario afirmó este miércoles que el presunto comportamiento del militar no compromete la seguridad nacional.

"No tengo ninguna evidencia hasta este momento de que se haya divulgado información clasificada que de algún modo haya tenido un impacto negativo en nuestra seguridad nacional", afirmó Obama a los periodistas.

La batahola también salpicó el general John R. Allen, jefe de las tropas estadounidenses en Afganistán, y a Jill Kelley, una mujer residente en Tampa, Florida, vinculada por lo visto al tiberio.

El origen de la investigación la inició un agente del FBI amigo de Kelley, a quien esta contó que había recibido correos amenazantes anónimos y este lo derivó a la Unidad de Delitos Cibernéticos.

Según investigadores federales, en un primer momento Kelley ignoraba quién enviaba esos correos y por qué.

Los hilos de la madeja llevaron a una cuenta anónima desde donde Broadwell (por celos) instaba a Kelley a poner fin a su comportamiento "demasiado amable" con Petraeus.

A raíz de este hecho, algunos analistas han puesto en tela de juicio el excesivo control que existe sobre las comunicaciones personales de los ciudadanos estadounidenses.

Entretanto, líderes del Congreso expresan su exigencia de que se realice una búsqueda a fondo, en especial por las informaciones confidenciales.

Además, critican la demora del Departamento de Justicia en dar detalles oportunamente a la Casa Blanca y al Capitolio sobre el tema.

El de Petraeus es solo el más próximo de una saga de sucesos en los que se han visto involucrados decenas de políticos y personajes de la vida pública, descarrilados en su vida profesional al emerger amoríos o conductas sexuales improcedentes.

Aunque algunos políticos lograron sortear el temporal, regresan a la memoria las presuntas relaciones extramaritales del presidente John F. Kennedy con las actrices Marilyn Monroe y Marlene Dietrich.

Pero en la era la Internet tal parece que esos eventos explotan con mayor facilidad.

De acuerdo con conteos de prensa, en los últimos cinco años se han registrado 10 renuncias de senadores y representantes federales por iguales causas: los demócratas David Wu, Anthony Weiner, Erick Massa y Tim Mahoney.

También aparecen en la lista los republicanos Chris Lee, Mark Souder, Tom Ganley, Vito Fossella, John Ensign y Larry Craig.

El caso más sonado y reciente fue el del exgobernador de Nueva York Eliot Spitzer, quien dimitió en marzo de 2008 luego de publicarse su asiduidad a un "servicio de compañía" que acordaba citas con prostitutas.

Al referirse a lo sucedido a Petraeus, el representante republicano Peter King, presidente de la Comisión de Seguridad Interna, consideró que las revelaciones se asemejan a una tragedia griega.

"Es trágico", señaló King a la cadena NBC. "Esto tiene en cierto modo los elementos de una película de Hollywood o de una novela barata".

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