EN CARTELERA: Mucho sexo, poca intriga

EN CARTELERA: Mucho sexo, poca intriga
Fecha de publicación: 
1 Octubre 2012
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Es un filme demasiado sintético, Bel ami, y paradójicamente demasiado largo. Los directores (Nick Ormerod y Declan Donnellan) debieron ahorrarse algunas peripecias de la novela original de Guy de Maupassant. En eso consiste adaptar, ¿no? Debieron, incluso, suprimir algunos personajes.

Prefirieron acortar las escenas, los diálogos, y por este motivo la historia avanza de manera un tanto atolondrada. No llegamos a comprender muy bien el arte de seducir de este soldado buscavidas. En el filme solo lanza dos palabras al aire y ya tiene a la mujer que desea en la cama, en la escena siguiente ya está enamorada y le ofrece todas sus riquezas.

Los directores se detienen, eso sí, en los momentos más carnales. Bel ami podría contarse por la sucesión bastante reiterativa de escenas en la cama. Poco hay de la Francia de fines del XIX, en la que, según uno de los personajes, el que no logra hacer fortuna es un incapaz nato. Poco hay del ajedrez político de la época.

Sin embargo, ¡qué desfile de buenas actuaciones! Robert Pattison, que encarna al protagonista, deja entrever a ratos el futuro de una prometedora carrera, no ya como el ídolo adolescente que fue en la saga vampírica de Crepúsculo, sino como intérprete capaz del alma humana.

Participa la bella Kristin Scott Thomas, siempre bella, más con los años. Se muestra ínclita, soberbia, incluso, en las primeras escenas, y luego, a medida que el amor le hace trampas, se transforma —¿cómo lo hace?— en una viejecita débil, agotada en sus propias pasiones.

Christina Ricci… hay a quien le gusta mucho su trabajo, aquí es, como usualmente, demasiado enfática, quizás hasta empalagosa. No obstante, logra interesarnos en su personaje, se roba en ciertos momentos el protagonismo y llega incluso a lanzar hacia el público algunos signos de interrogación: ¿Ama o no ama esta mujer? ¿Dónde comienza su libertad y termina su resignación?...

Pero sobre todo Uma Thurman, nada hay en ella de personajes anteriores, de sus trabajos con Tarantino, de la chica sexy de The producers. Aquí tenemos una sólida, pero delicada señora de época, romántica y sosegada también, enamorada y calculadora. Cada gesto de sus manos parece estudiado a la medida de lo que nos quiere decir, la forma en que se desplaza. No hay aquí la sensualidad femenil o la ríspida masculinidad de obras anteriores, es seca y racional, incluso sobre la cama.

Quizás valga la pena ver la película para apreciar estos detalles. Por lo demás, la intriga resulta demasiado flaca y no logra interesarnos en los deseos del protagonista por salir a flote. Ojalá no tenga segunda parte…

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