SER ANTIMPERIALISTA: La solidaridad, condición básica (+ VIDEO)

Ser antimperialista hoy es ser anticapitalista, ser anticolonialista y entender el imperialismo en todas sus dimensiones, en su dimensión económica e, insistentemente, en su dimensión cultural. ¿Por qué? Porque es la más sutil y es la que muchas veces menos se logra comprender. Y esa dimensión cultural cada vez tenemos que verla más para poder enfrentarla.

Y hay que saber diferenciar que una cosa es el antinjerencismo y otra cosa el antimperialismo. Puede haber una posición antinjerencista —que está muy bien— como incluso la hubo en las primeras décadas del siglo XX pero toda vía ese antinjerencismo no era un antimperialismo. Martí y Bolívar sí fueron unos precursores, adelantados a su época histórica en poder ver todas esas dimensiones del imperialismo estadounidense.

Y a partir de esa comprensión, actuar; actuar en correspondencia con esas ideas y por supuesto, abrazar todas las causas justas de los pueblos que se enfrentar hoy a todos esos tipos de dominaciones. Como decía Camilo: “esos que luchan, no importa donde, son nuestros hermanos”. Yo creo que esa es una condición básica de un antimperialista: la solidaridad.

Pero hay que saber diferenciar también —dentro de la táctica y la estrategia— dónde está el enemigo principal, para poder entonces vencer a ese imperialismo. Y sigo diciendo que ese enemigo principal está en la potencia líder de ese sistema imperial que sigue siendo los EE.UU. y que son un peligro no solo para otros sistemas políticos y para el propio socialismo, pues por la manera que tratan de evitar o destruir cualquier experiencia que se enfrente a su hegemonía, sino que son un peligro para la propia existencia de la especie humana y de la vida en la tierra, como tantas veces señaló el Comandante en Jefe.

Y hay que abrazar esas causas que hoy están en esa primera trinchera antiimperialista. Yo diría que si nos colocamos en el contexto de América Latina, en el caso nuestro estamos siendo agredidos prácticamente todos los días, es una persecución constante. Pero hay que entender también que esta Venezuela colocada en una situación de agresión muy directa, entendiendo lo que significa ese pais en la geopolítica internacional por los recursos que tienen y por lo que significa para el resto de la región.

Nosotros somos la llama encendida, desde el punto de vista moral, desde el punto de vista ideológico somos el mayor desafío para ese imperialismo, pero después que surge la Revolución en Venezuela con Chávez y con todo ese proceso que ha resistido todos los embates imperiales, para que esa llama se extienda y perdure en el tiempo, es imprescindible hoy poner en rodilla en tierra con esas causas.

Por eso ser antiimperialista hoy es también entender que lo que pasa en Venezuela es una situación muy peculiar y va a definir en gran medida el futuro de la región y de la humanidad. No por gusto el imperialismo tiene la mirada puesta en Venezuela y por eso todo lo que hacen contra nosotros responde a una estrategia contra Venezuela y todo lo que hacen contra Venezuela responde a una intención contra Cuba y contra todas las causas progresistas y de izquierda que habían florecido con mucha fuerza, sobre todo a finales de los años 90.

Pero hay una nueva izquierda que está resurgiendo, por eso no creemos en eso del fin de ciclo. Hay un terreno en disputa en la región y hay procesos que quizás no se ven del todo porque están ocurriendo todavía en el subsuelo, pero se ve que los pueblos cada día van ganando más conciencia de lo que significan las oligarquías, de lo que significan estos gobiernos de derecha y de lo que significa el imperialismo para la justicia social y para la esperanza de progreso de todos nuestros países.