DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Orlando Martínez, nuestra primera de oro olímpica después de 1959

DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Orlando Martínez, nuestra primera de oro olímpica después de 1959
Fecha de publicación: 
6 Enero 2020
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No quiero ni debo decirles que Orlando Martínez obtuvo la primera medalla dorada olímpica para Cuba después del triunfo del pueblo, cual un canto feliz, sin problemas para el atleta. Cierto que a temprana edad recibió las primeras lecciones de la técnica pugilística, y lo ayudaron a ser un buen ciudadano, en el ring rústico del Paco Paco ubicado en su lugar de nacimiento: San Miguel del Padrón.

Después ascendió y pudo destacarse en el escenario nacional e internacional apoyado por la nueva situación del país.

Es necesario y útil -¿cuándo no?- decir la verdad. El muchacho no arribó a la cúspide con paso rápido ni siempre estuvo en un jardín; al menos, las flores tenían demasiadas espinas. Todavía no estaba establecida la Escuela Cubana de Boxeo ni esta danzaba como debía entre las cuerdas.

Tampoco se comprendía la visión del extraordinario Kid Chocolate cuando advirtió: "El boxeo es el arte de dar y que no te den…" y el avance hacia la Escuela aún no partía a plenitud de ese concepto con un cambio: que no te den y dar, según Alcides Sagarra, uno de sus progenitores, que al fin lo entendió y trabajó en ello a partir de unir lo bueno de lo foráneo con lo propio.

El estilo de Orlandito no complacía a muchos a pesar de ser un artista en ese muerde y huye a lo guerrillero. No tenían fe en él. Algunos querían sacarlo del seleccionado mayor del país. A pesar de esa dificultad, compitió (51 kilos) en la magna cita de México 1968.

Cuando el húngaro Tibor Baradi lo superó por decisión, los escépticos cayeron con su frialdad terrible sobre el perdedor y lo pusieron a punto de la congelación. Y como tampoco mostraba un palmarés sabroso panamericano y centroamericano... Se coronaría en la séptima cita continental Ciudad de México 1975 y alcanzaría bronce en los Centrocaribes de Santo Domingo 1974, con posterioridad a su gran conquista.

A la desconfianza le cortó el andar, la visión sabia del entrenador soviético Andrei Chervonenko, llegado a Cuba para dotar de mayor potencia a nuestros jabs y upper. Distinguió cualidades positivas en aquel peso mosca y en el completo Stevenson (también sufrió al principio de esa desestimación), y luchó por convencer de esto a todos. Declara a la prensa en una ocasión: “Hay que trabajar con ellos, quitarles los defectos, aumentar sus condiciones; pueden llegar muy lejos”.

Munich1972. Fue la segunda oportunidad para Orlandito, ahora en los 54. Domina al birmano Hamhung Win por votación de 4 a 1. Octavos de final: supera al irlandés Michael Dowling por 3 a 2. Al indonesio Ferry Egberty Moniaga lo doblega por veredicto unánime. Semifinal: el británico George Turpin se le torna difícil; al final, le levantan el brazo al antillano por 3 a 2. El mexicano Alfonso Zamora presentaba magnífico nivel y lo enseñaría en el mundillo pagado posteriormente, mas su opositor sería demasiado para él en la lid germana y lo envía al subtítulo por 5 a cero.

La principal victoria de Orlandito fue sobre quienes no creían en él: los noqueó al convertirse en el primer cubano ganador de medalla de oro olímpica después de 1959. En esa misma cita, dos de sus compañeros de equipo, Emilio Correa (67) y Teófilo Stevenson (más de 81) ocuparon la cima mientras Gilberto Carrillo (81) enlazaba la presea de plata y Douglas Rodríguez (51), la de bronce. La Escuela Cubana de Boxeo demostraba su grandeza por primera vez al encabezar la especialidad e imponer el guaguancó sobre el cuadrilátero. Ya bailaríamos mucho más sabroso.

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