Una Bolivia sin Evo

Una Bolivia sin Evo
Fecha de publicación: 
13 Noviembre 2019
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Resulta que Evo Morales Ayma es acusado de dictador y de proyectar una vena cada vez más autoritaria, algo que, según los ultraderechistas, preocupa a los bolivianos.
 

No sé qué pensarán los que ahora mismo están leyendo estas líneas, pero Evo es el dictador más raro del mundo: el único que, contrario a la naturaleza de dictador, que centra su régimen en la figura de él mismo y de una minoría, se dedica en cuerpo y alma a su pueblo.
 

Si no, cómo se explican ustedes que este “dictador”, en casi 14 años de mandato, lograra que el Producto Interno Bruto de la nación andina creciera de 9 mil millones a 40 mil millones, que la pobreza extrema se redujera del 38% al 15%, mientras que la pobreza, del 60% al 34%, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ¿Cómo se explica que un “dictador” haya logrado que la economía boliviana crezca a un promedio anual del 4,9% y que la inflación apenas exista?
 

Es sencillamente como lo analizó el intelectual Atilio Borón: Por más que se administre de modo ejemplar la economía, como lo hizo el gobierno de Evo, y se mejoren todos los indicadores macro y microeconómicos, la derecha y el imperialismo jamás van a aceptar a un gobierno que no se ponga al servicio de sus intereses.

 

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Esa es la única y verdadera razón por la que Evo se gana el título de dictador, como le gusta últimamente etiquetarlo a los voceros disfrazados de académicos o periodistas que, a golpe de repetición, pretenden asesinar la imagen del líder democráticamente elegido por el pueblo, la del símbolo del indígena humilde, que sin preparación académica llegó a la presidencia para dignificar a los nativos y devolverles presencia social y política, después de siglos de segregación.
 

Es evidente que la posición antimperialista, anticolonialista y antineoliberal de Morales choca con los intereses burgueses de los racistas y golpistas. Para estos, en el país americano con el mayor número de nativos (más del 40%), debe prevalecer el poder de los blancos. Los blancos que están a favor del estado confesional y el colonialismo. Los blancos que, a minutos del golpe de Estado violento a Evo, entraron al Palacio de Gobierno, quitaron la wiphala (bandera plurinacional) y le pusieron la Biblia encima a la bandera de Bolivia.
 

¿Qué le espera a Bolivia?
 

 

Una Bolivia sin Evo, posiblemente será una Bolivia entregada al Fondo Monetario Internacional y a Estados Unidos. Una Bolivia sin Evo dirá adiós a la estabilidad económica, la nacionalización del petróleo y el gas. Una Bolivia sin Evo verá esfumarse los proyectos de colaboración médica, educación e inclusión social. Una Bolivia sin Evo será nuevamente la de las trasnacionales que devoran las empresas nacionales, la del saqueo sin piedad de su riqueza mineral. Ello, por supuesto, solo beneficia a la élite económica, a la que no le conviene en el poder un “dictador” que asegura que la política es la ciencia del servicio: esfuerzo, compromiso y sacrificio por el pueblo.

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Este martes, cuando Evo llegó a México junto a su vicepresidente y la ministra de Salud, en cáracter de asilado político, expresó a la prensa: "Mientras tenga la vida, seguimos en política; mientras tenga la vida, sigue la lucha; y estamos seguros de que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse. Pensé que habíamos terminado con la opresión, la discriminación, la humillación, pero surgen otros grupos que no respetan la vida, y menos a la patria. Si algún delito he cometido es el de ser indígena y antimperialista. Pero sepan, hermanos y hermanas, que por este golpe no voy a cambiar ideológicamente, no voy a dejar de trabajar por los sectores más humildes".
 

En la tarde, cuando el expresidente aún recibía agradecido la acogida de Marcelo Ebrard y López Obrador, apareció en Bolivia una nueva figura (Jeanine Áñez), perteneciente a la derecha golpista que, como Juan Guaidó en Venezuela, se autoproclamó presidenta. Por lo visto, este estilo de arribar al poder es la nueva regla que Washington intenta imponerle a su Nuevo Orden Político Internacional.

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