Serbia, la otra guerra de EEUU contra la Unión Europea

Serbia, la otra guerra de EEUU contra la Unión Europea
Fecha de publicación: 
12 Diciembre 2022
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O la guerra que se avecina, ineludiblemente. Quizás al momento de publicar esta nota, el escenario en torno a Serbia y Kosovo sea diferente, puede que en paz, tal vez en escalada de un conflicto militar. Pero lo cierto es que todo apunta a que estaremos hablando de estas repúblicas balcánicas en la próxima semana. Pongámonos en contexto.

Este fin de semana las minorías serbias que viven en la zona norte de Kosovo, trancaron carreteras en protesta por la obligación de sustituir matrículas de autos emitidas por Belgrado, por las de Pristina, en lo que constituye una agresión simbólica a la cultura e identidad de nación de esas minorías. Ello derivó en conatos de enfrentamientos armados con la policía local. Pareciera una bobería, pero es una gota más en un largo historial  de contradicciones entre ambos países.

Bueno, ambos países no, que en el caso de Kosovo, hasta 2008 era una región de Serbia, cuando autoproclamó una independencia tal, que a la fecha solo reconoce Occidente…¿sorprendidos todos, no? Y claro que Occidente es simplemente la OTAN.

Desde entonces, el hostigamiento étnico contra las minorías serbias en Kosovo, ha causado más de una escaramuza militar, en aparente contención por la presencia de una fuerza de mantenimiento de paz de la OTAN. Sí, sorpréndase otra vez: el lobo cuidando ovejos; y ello explica por qué siempre resultan afectadas las minorías serbias.

Recordemos que el origen de estos eventos no es ajeno a un proceso de balcanización, bien aupado por Washington, que desde fines del siglo pasado agitó las contradicciones étnicas, reconfiguró fronteras y de lo que entonces era Yugoslavia, emanaron hasta seis repúblicas reconocidas por la ONU, más Kosovo.

Uno se preguntaría si es casual, y quién gana, con que el conflicto serbio-kosovar resurja en un contexto regional ya atizado por la guerra en Ucrania, teniendo en cuenta, además, que Belgrado es uno de los aliados políticos de Moscú en el continente, de los pocos que se no se sumó a sanciones económicas contra Rusia (sanciones que por cierto, hoy tiene a Europa pasando frío, literalmente). No es atrevido asegurar que los enemigos de Rusia, se calientan los pies con los enemigos de Serbia. Tampoco hay que atar muchos cabos para presuponer que la exacerbación en torno a Serbia, puede ser interpretada por Moscú como una acción beligerante contra el Kremlin mismo, y de hecho, pudiera responder con ayuda o presencia militar en caso de cualquier agresión a Belgrado, o que siga respondiendo a las sanciones en su contra con contra medidas, que a la fecha, han tenido más resultados que las impulsadas por la Unión Europea.

Y en todo esto, ¿qué pinta la Unión Europea? Lo que siempre ha hecho cuando EEUU los utiliza como peón sacrificable; cargar los platos rotos mientras en la Casa Blanca se dan el banquete. Europa está padeciendo una guerra que impacta cada vez más en su economía, y mientras crea condiciones para que aliados preferenciales como Washington inviertan en sus países, el gobierno de Biden aprueba paquetes financieros para subsidiar a las empresas estadounidenses, lo cual significan peores condiciones de competencia para el empresariado europeo en la “tierra de la Libertad”.

No obstante, hay señales de rebeldía de algunos países. La reciente visita del Canciller alemán Olaf Scholz a China proponiendo una cartera de negocios para estimular la inversión de Beijing y la venta a los asiáticos de acciones en compañías que comparten con EEUU, puede ser interpretada como una reacción a la necesidad de buscar alternativas económicas y financieras; al igual que el pedido del mandatario francés Emmanuel Macron a su par venezolano Nicolás Maduro para estrechar posibilidades económicas.

Podemos aseverar que la Unión Europea sigue actuando como bloque en temas como el apoyo a Ucrania y el servilismo a EEUU incluso en cuestiones económicas y de política interior. Pero probablemente ese mismo comportamiento esté determinar que cada vez más países miembros decidan adecuar sus relaciones internacionales a intereses particulares por encima de la línea trazada por Bruselas. Que lo hagan Alemania y Francia, que ejercen como los principales motores económicos de la región (junto al Reino Unido, que abandonó el bloque en 2020), deja en evidencia ciertas rebeldías de la Unión Europea, que en Washington deben estar interpretando con no poca preocupación.

En ese contexto, apelando a la tradicional política exterior estadounidense, nada como potenciar un conflicto armado contra un “enemigo” común, para agitar el presunto espíritu de “solidaridad”, Unión Europea y OTAN mediante. La gravedad está en que haber empujado a Ucrania a la guerra con Rusia, terminó acorralando a Europa, y abrir un nuevo foco en Serbia, tampoco apuntaría a mejores condiciones.

Es un ajedrez político en el cual EEUU tiene un peón en cada miembro de la Unión Europea, y no dudará en sacrificarlos. Visto así, la guerra no es contra Ucrania o Rusia, ni lo sería quizás contra Serbia; quien más ha estado perdiendo es Europa, sin que en la Casa Blanca el presidente de turno pierda el sueño por ello.

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