Razzle-dazzle republicano: Escoger entre malos y peores
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El expresidente estadounidense Donald Trump y el gobernador de la Florida Ron DeSantis.
Fracasados los intentos de Biden y Kamala Harris de lograr la conversión a demócrata de la republicana Florida en las recientes elecciones intermedias, el reelecto gobernador del llamado Estado del Sol, Ron DeSantis, ya ha iniciado sus movimientos para discutir la candidatura presidencial de esa agrupación a Donald Trump para el 2024.
Y aunque nos pueda parecer que es muy pronto, para esos y otros aspirantes republicanos no lo es, y tal como el razzle-dazzle, una carrera de autos juvenil muy popular –e ilegal-, con el agregado de trampas y golpes bajos, ya comienzan a salir los trapos sucios de unos y otros.
Tal como había anunciado, Donald Trump formalizó su candidatura para ser presidente por segunda vez, con el mal aval de haber alentado directa o indirectamente el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021 para impedir la asunción de su rival demócrata, Joe Biden, alegando, sin pruebas, fraude en el conteo de votos.
Tiene el hándicap de que líderes de su partido le achacan pérdidas en los recientes comicios intermedios, al elegir como candidato a figuras mediocres que fueron derrotadas por los demócratas, que lograron así mantener el control del Senado y aminorar la derrota en la Cámara de Representantes.
De todas maneras, hizo valer su palabra de aspirar a la presidencia, y para ello cuenta realmente con un apoyo de grupos conservadores que le siguen fanáticamente, además presentarse como el individuo que puede resolver los problemas económicos de Estados Unidos, el Talón de Aquiles de la actual administración.
En lo que respecta a sus típicas diatribas, ya Trump arremetió contra DeSantis, el más fuerte rival, al que amenazó con dar información que "solo su mujer conoce".
El magnate llamó al gobernador de Florida “mojigato, mediocre y desleal”, tras considerarle un "gobernador promedio", eso sí, "con excelentes" dotes para "las relaciones públicas"; en otras palabras, un político con más formas que contenido, vulgar.
Para Microsoft News, “Donald Trump es él mismo. Su cólera y sus obsesiones siguen siendo ley por encima de los consejos de sus asesores, que intentan salvarle de la mejor manera posible del clima adverso generado hacia su figura dentro del partido a raíz de los resultados de las elecciones intermedias.”
Ha decidido abrir la guerra. En su red social propia, ha mostrado su disgusto con los medios de comunicación y con quienes dentro del partido se han entusiasmado con la victoria del gobernador, y a éste le ha dedicado una andanada de mensajes en el que le apoda "Ron De Santurrón", y se duele de que "esté jugando" con una posible postulación a la presidencia.
También se atribuye cierta cuota de mérito por el apoyo que dio a De Santis en el 2018. Es más, afirma que éste se encontraba "políticamente muerto" en aquella época y acudió a él "desesperadamente" para obtener su ayuda.
Esa vez De Santis ganó con el 44% del voto latino, porque los demócratas se descuidaron y creían tener asegurado ese electorado, pero DeSantis logró favoritismo por sus críticas a los gobernadores demócratas en temas clave como la inmigración y el crimen.
OTRO CEREMILLAR DE ASPIRANTES
Y mientras el Partido Demócrata guarda silencio sobre el intento de reelección o no del presidente Joe Biden, los republicanos son más ambiciosos y presentan numerosos nombres que se adicionan a los de Trump y DeSantis.
Después de años de lealtad inquebrantable a Trump, su ex vicepresidente cambió de tono tras el asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021 por militantes trumpistas.
Mike Pence dijo que las palabras del presidente fueron “temerarias” ese día y lo acusó de haberlo “puesto en peligro”. Trump había insistido en que Pence se negara a certificar en el Congreso la victoria electoral de Joe Biden.
Pero el exgobernador de Indiana no lo hizo, lo cual aún le genera fuerte resistencia entre los trumpistas y compromete sus posibilidades en una primaria republicana.
Este cristiano evangélico de 63 años, feroz opositor al aborto, parece decidido a ser precandidato: acaba de publicar un libro de memorias titulado “So Help Me God” (Ayúdame Dios) y multiplica sus apariciones y discursos.
El empresario Glenn Youngkin, de 55 años, logró arrebatarle la gobernación de Virginia a los demócratas en el 2021 y desde entonces ha llevado adelante la clásica política de derecha (impuestos más bajos, fondos adicionales para la Policía), combinada con medidas polémicas sobre las personas transgénero o los programas de lucha contra el racismo en las escuelas.
La exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley, de 50 años, podría ser una de las pocas mujeres en embarcarse en las primarias republicanas. Nunca puso en duda el historial de Trump, pero criticó abiertamente su cruzada poselectoral sobre un presunto fraude que nunca ha sido probado.
El senador de Carolina del Sur, Tim Scott, de 57 años, sueña con ser el primer presidente republicano negro. Tras su reelección el 8 de noviembre -con una ventaja de 26 puntos sobre su rival-, evocó la figura de su abuelo, que había votado por Barack Obama: “¡Ojalá hubiera vivido para ver a otro presidente de color y que esta vez fuera un republicano!”.
En un Partido Republicano que se ha volcado cada vez más hacia la derecha, donde dominan los hombres blancos, las posibilidades de Haley y Scott parecen limitadas.
También suenan los nombres de los gobernadores de Maryland, Larry Hogan, y de New Hampshire, Chris Sununu, así como el del exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie. Estos moderados, populares entre los independientes, son abiertamente críticos de Trump.
El senador republicano por Texas y lamentablemente de origen cubano, Ted Cruz, de 51 años, y el exsecretario de Estado Mike Pompeo, de 58, ambos con perfiles más trumpistas, también parecen prepararse para competir por la candidatura presidencial republicana.
Entre todos ello, Trump sigue apareciendo como el de mayor posibilidad, lo cual es una eterna amenaza para Estados Unidos y el mundo en general, calificado por el importante pensador y politólogo norteamericano Noam Chomsky como el “peor criminal” de la historia.
“Esto suena fuerte, pero es cierto: Trump es el peor criminal de la historia, sin lugar a dudas. Nunca ha habido una figura en la historia política que se haya dedicado tan apasionadamente a destruir los proyectos para la vida humana organizada en la Tierra en el futuro cercano; esto no es una exageración”, dijo Chomsky, según ha informado el diario británico The Independent, citando a la revista estadounidense Jacobin.
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Javier Hernández Fernández
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