Perú: Anarquía en medio de la fetidez

Perú: Anarquía en medio de la fetidez
Fecha de publicación: 
26 Marzo 2021
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En medio del mayor desencanto popular que se pueda pensar, Perú tendrá el 11 del venidero mes de abril elecciones presidenciales, al igual que Ecuador, aunque esta nación será en segunda vuelta.

En Perú es muy posible que haya otro pareo, porque de los 17 candidatos, apenas tres sobresalen, y con pírricas preferencias en las nada confiables encuestas.

Todo ocurrirá en una situación en la que las personas solo piensan que se debe buscar una solución a los grandes males que aquejan a la nación andina, agravados por una descuidada y muy mala atendida pandemia del nuevo coronavirus, con un alto número de casos y muertes, que no deja de crecer.

Las familias enlutadas son numerosas y el desempleo es galopante, y más en un país donde hay 70% de informalidad laboral, interrumpida constantemente a causa de la enfermedad.

De los candidatos en disputa, apenas hay uno de izquierda, dos de centro, y el resto responde más o menos a la derecha tradicional, que ha ocupado el poder en los últimos tiempos.

Treinta años de neoliberalismo han venido aparejados con una corrupción que no tiene nada que envidiar a la existente en época del considerado dictador Alberto Fujimori. Su hija Keiko vuelve a presentarse como aspirante, pero ahora solo tiene el 6% de las preferencias.

En anterior ocasión, estuvo a punto de ganar las elecciones presidenciales, pero la denominada izquierda, para evitar que lo consiguiera, apoyó al millonario y derechista Pedro Pablo Kuczinski, quien resultó vencedor, para luego salir como bola por tronera por corrupto, compra de influencias y asociación ilícita.

Su vicepresidente, Martín Vizcarra, fue algo menos malo, porque es difícil decir la palabra «mejor», pero el siempre dividido Congreso lo botó, bajo la elegante frase de «ponerlo en vacancia».

Es muy difícil hablar de Perú sin que se mantenga toda su delincuencia latente bajo nombres encumbrados por el Imperio, la oligarquía y una siempre indecente prensa mediatizada.

Tanto Fujimori como los que le siguieron han sido señalados como corruptos y vendidos a las empresas que explotan los recursos naturales de una nación suramericana abundante en riqueza, pero también en pobreza.

Solo en una ocasión no tan lejana tuvo un presidente, Ollanta Humala, quien dio muestras de querer mejorar la situación de toda la nación, luego de ser electo, a pesar de una propaganda en contra que lo atacaba, porque su padre tenía simpatías comunistas. Empero, Ollanta giró finalmente hacia la derecha.

Si en Ecuador hay la posibilidad de que un candidato progresista pueda ocupar la presidencia, en Perú no sucede igual; sería una agradable sorpresa. Se espera más de lo mismo, porque al peruano solo le importa que quien gane resuelva sus graves problemas, que son muchos y se siguen incrementando.

Las fuerzas progresistas siguen divididas, cuando deben estar más unidas que nunca.

Un frente integrado por todos los partidos políticos que dicen ser de izquierda debe dar una respuesta política que levante la causa de las clases desposeídas, con un programa de gobierno alternativo al modelo neoliberal, para ofrecer al pueblo un proyecto de verdaderos cambios y una gran transformación que la situación actual, anárquica y fétida, requiere.

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