Lo que se impone: la globalización de la solidaridad

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Lo que se impone: la globalización de la solidaridad
Fecha de publicación: 
5 Mayo 2020
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El presidente cubano MIguel Díaz-Canel, jnto al canciller Bruno Rodríguez, durante la Cumbre Virtual MNOAL.

“Si hubiéramos globalizado la solidaridad como se globalizó el mercado, la historia sería otra”. Así lo expreso el presidente cubano Miguel Díaz Canel Bermúdez en la mañana de este lunes, durante su intervención en la Cumbre Virtual convocada por el Movimiento de Países No Alineados para aunar voluntades y esfuerzos comunes frente al azote de la pandemia de la Covid 19. Y mientras lo escuchaba recordaba, inevitablemente, a Fidel, nuestro Fidel, el líder histórico de la Revolución Cubana.

Y es que Fidel fue el primero que vio y alertó – con su visión futurista y su verbo profundo –sobre el alcance de la globalización y la necesidad imperiosa de que fuera más allá de los ámbitos económicos, comerciales, comunicacionales, capaz de poner al ser humano en el centro de todo, en su justa medida y por encima de diferencias ideológicas, creencias religiosas y  fronteras de todo tipo, la interconexión global centrara sus esfuerzos en el bien común de los pueblos, de los más necesitados.

Los años han demostrado que las alertas de Fidel han sido y son hoy más necesarias que nunca, y ante la vista de los millones habitantes de esta gran casa de todos que es el planeta Tierra, el propio hombre ha sido capaz de destruir hasta lo más inimaginable, poniendo por encima, intereses privados o de unos pocos a los que no les interesa más que su propio bienestar,  engrosar los bolsillos a costa del sufrimiento de otros.

La Covid 19 nos ha llevado a poner en una balanza el reflejo mismo de nuestras sociedades y ha ilustrado que no son las grandes economías, los países más poderosos, los que más preparados están para enfrentar situaciones límites en las que, lamentablemente, han tenido que morir cientos de miles de personas  y millones han sido afectadas en poco más de cuatro meses.

En este tiempo se ha visto a gobernantes ocultar situaciones que comprometen la salud de su pueblo, la de un continente, la del mundo,  para no caer – supuestamente-  en una crisis económica, sin pensar en que, para qué quieren economía en desarrollo si no pueden disfrutarla la mayoría. Los hemos visto decir mentiras con una facilidad espantosa, algunos se han quedado de brazos cruzados sin tomar medidas a tiempo para después correr o hacer del rejuego político la principal arma, el sentido de su existencia, porque no pueden ver más allá de sus narices.

Hemos visto como se ha jugado no solo con la salud, sino con la autoestima, con la sabiduría de los pueblos, con sus sentimientos y deseos más sagrados, sin que les importe que una pandemia como la provocada por el Sarvs Cov-2 no cree en unos y otros y afecta a un planeta entero, aunque claro, luego de sus estragos habrá que estudiar, estudiar mucho y ahí seguramente veremos cómo a los ninguneados y entre los pobres y despreciados de este mundo,  los afrodescendientes, los latinos, los emigrantes,  los que viven en cerros y zonas marginales, las afectaciones serán insuperables.

Por eso la valía de esta Cumbre Virtual que presenciamos este lunes, por ser un intento real, natural, transparente, por estrechar lazos entre los gobiernos y pueblos del mundo, más allá de intereses individuales y ver, a corto plazo y de forma urgente, el granito de arena que puede poner cada uno para salir de esta situación que ya demasiado sufrimiento ha generado. 

Los representantes de los países miembros de MNOAL y de las organizaciones internacionales que intervinieron – vía online – para hablar sobre la situación actual, coincidieron en seguir defendiendo el multilateralismo, trabajar juntos,  pensar  como Comunidad,  en coordinación y ver que más allá de las economías  que después podrían recuperarse, porque lo más importante, las vidas que se han perdido y aun podrían perderse, no hay forma de recuperarlas. Y así lo expresaron los que intervinieron por países como Namibia y Etiopía, a quienes tanto ha costado la existencia como naciones, como pueblos en un continente en el que apenas está llegando la pandemia y cuyas proporciones podrían ser desastrosas si no se actúa a tiempo y poniendo allí todo el empeño común. 

Pero también se insistió en la necesidad del cese al fuego de los conflictos, en la eliminación de todo tipo de violencia, en el compromiso con el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, en salvar y salvarse como una forma de cumplir también con los Objetivos de Desarrollo Sostenible por los que  tantos están haciendo, en la necesidad de desterrar otras pandemias que agudizan esta como el terrorismo y las noticias falsas que dividen personas y pueblos enteros y se genere un nuevo modelo diferente, sobre la base de la igualdad y la justicia social porque el ser humano hoy necesita rescatar lo que nos une, no lo que nos separa.

En este contexto y más que nunca  se coincidió  en que no tienen cabida medidas unilaterales, bloqueos despiadados, despojo de recursos, amenazas, chantajes, quitar el apoyo a organismos internacionales como la OMS u otros que coordinan acciones colectivas para una respuesta eficaz y rápida o al menos, permiten la concertación de criterios, experiencias y conocimientos, herramientas y el manejo de los recursos que se destinen en este sentido.

Un reto mundial necesita una respuesta mundial, se insistía. Por eso se alabó y se agradeció el papel de Cuba, de su personal de salud y se condenó la arremetida mediática contra quienes en medio de tanta oscuridad, llevan luz y vida a costa, incluso, de perder la propia, sin más ganancia que la sonrisa de las personas que salvan.

“Impulsemos la cooperación, la solidaridad internacional y el empeño será decisivo. Hagámoslo por el derecho a la salud, la paz, el desarrollo, por la Vida”, decía también nuestro presidente Díaz Canel. Y en ese mensaje que parece resumirlo todo, está también el camino para que después de esta pesadilla, seamos capaces de ver más allá y que se imponga, definitivamente, la globalización de la solidaridad. Seamos sensatos. Como también alertó Fidel, está en juego la propia especie humana. 

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