Libia, a 10 años: Exterminio que continúa

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Libia, a 10 años: Exterminio que continúa
Fecha de publicación: 
9 Marzo 2021
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Miles son los seres humanos que han perdido la vida tratando de llegar por el generalmente turbulento Mediterráneo a la “tierra prometida” europea, arrostrando todo tipo de peligro, huyendo de las guerras y las escaseces que condenan a morir de hambre.

Clero, todos sabemos que en África siempre hubo miserables y muchos de sus hijos han creído resolver sus vidas abandonando sus lugares de origen, pero nunca tanto como en esta última década, y los números son inexactos, porque nunca se ha sabido la cifra de quienes han resultado muertos, pero se sabe que son muchos.

Dejando a un lado el caso sirio, por el vislumbre de un regreso triunfal, el libio es el más sintomático, porque reúne a todo lo peyorativo que ha sembrado el imperialismo durante los diez años transcurridos del inicio de la agresión que fragmentó a la nación más adelantada de África, con un desarrollo sostenido y una acogida a los refugiados de otros países del continente.

Así, la población libia siguió decreciendo, conteo iniciado el 19 de marzo del 2011, con la agresión en gran escala orquestada por Estados Unidos y seguida por sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que además de provocar el asesinato del líder de la Revolución Libia, Muamar el Gadafi, destruyó a diestra y siniestra.

Así, dejaron a la nación muy fragmentada, sin instituciones, con dos gobiernos que se atacan mutuamente y una gran zona de nadie ocupada por mercenarios, terroristas, narcotraficantes, traficantes de armas y otras excrecencias humanas, que incluyen a la entidad Al Qaeda, protegida por Occidente y señalada en su tiempo por EE.UU. para justificar la destrucción de las Torres Gemelas neoyorquinas, que ayudó a crear una ley “patriótica”, patente de corso para perseguir y matar, y declarar estados patrocinadores del terrorismo a aquellos cuyos gobiernos no le son sumisos.

El colega Habana Radio, en reciente comentario sobre Libia, recordaba que el bombardeo aeronaval desatado por el imperialismo duró siete meses, se realizaron más de 10 000 misiones de ataques aéreos y lanzaron más de 40 000 bombas y misiles.

Hoy subsisten dos gobiernos nada afines, uno apoyado presuntamente por Estados Unidos y la ONU, en Trípoli, y otro con sede en Tobruk, que ha tenido indistintamente la aquiescencia de Turquía, Egipto y Arabia Saudita, entre otros, todos con la ambición de apoderarse de un petróleo de fácil extracción y gran calidad, además del gas.

La ubicación geográfica de Libia es privilegiada, ya que no deja de ser un gran puente que une al Mediterráneo con el Sahel y el África subsahariana.

Para comparar la actual situación en Libia, debemos recordar esas películas hechas hace algunos años de la serie Mad Max, con restos de una humanidad que ha vivido una guerra nuclear, con bandos que sobrevivieron y se disputan el poder.

Guerra nuclear o no, el libio que no ha muerto vive allí sin futuro, con la ambición de montarse en alguna embarcación, a riesgo de su vida, que lo pueda dejar en algún lugar de las costas europeas.

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