Kamala, bajo fuego

Kamala, bajo fuego
Fecha de publicación: 
20 Junio 2021
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En estos momentos, la vicepresidentade Estados Unidos, Kamala Harris, está bajo ataque de numerosos miembros de la bancada republicana y hasta de algunos demócratas, que utilizan la responsabilidad que le dio Joe Biden para tratar el espinoso problema de la migración.

El viaje de Harris y el accionar de la administración Biden en el tema migratorio tienen implicaciones políticas en Estados Unidos, ya que los republicanos culpan a Biden y Harris por el aumento de migrantes que intentan cruzar la frontera suroeste del país con México.

Detrás de ello este la suspicacia de que está siendo preparada para postularse a la presidencia en el 2024, lo cual ha hecho que hasta Donald Trump, quien pretende aspirar por los republicanos, le eche inexplicablemente la culpa por lo que considera pésima actuación de Biden en su reciente y primera entrevista con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Ginebra.

Quizás en esta situación, está la poca experiencia de la vicepresidenta en ese tipo de cargo, además de que fue víctima realmente de maquinaciones en su primer periplo internacional, que comprendió México y Guatemala.

Los republicanos alegan que, antes de viajar, se tenía que haber entrevistado con el personal que atiende la frontera entre México y Estados Unidos, quienes, a su entender, tienen todas las pruebas de lo que está aconteciendo respecto a la migración.

Harris alega que ella cumplió la encomienda del presidente, o sea, entrevistarse con los mandatarios de Méxicoy Guatemala, entre otras cuestiones a tratar, sin que ofreciera compromiso alguno.

Cierto: desde el primer instante dijo que Estados Unidos no admitiría más migración hasta el momento, que todo tiene que ser planificado, y, en este sentido, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no sólo fue comprensivo, sino que explicó a Kamala la forma en que su gobierno atendería esa migración, cada vez más numerosa e ilusionada, tras la derrota electoral de Trump.

ACUERDOS

Tanto en Guatemala como en México selló acuerdos de cooperación en materia de seguridad, desarrollo y anticorrupción.

Así, México ensaya crear zonas donde los centroamericanos que traten de llegar a Estados Unidos, además de los mexicanos, tengan contenido de trabajo en fábricas y zonas agrícolas, en las que tienen vasta experiencia, hasta que se decida su futuro, si es que todavía persisten en el intento.

Copiando al carbón lo expuesto por el presidente mexicano, las autoridades guatemaltecas trataron de hacer creer a Harris que en esa nación se trata bien a los migrantes, pero que requerirían financiamiento para crear fuentes de trabajo al efecto.

Ni una palabra del continuado genocidio a la población indígena, de las familias asesinadas o desaparecidas en los últimos tiempos, tal como ha ocurrido durante décadas.

Harris, quien catalogó su gira como un “éxito”, también encontró rechazo por haber dicho a los migrantes que “no vengan” de manera irregular a la frontera sur de Estados Unidos. La declaración fue catalogada como decepcionante por la legisladora del ala progresista del Partido Demócrata, Alexandra Ocasio-Cortéz.

En fin, las críticas que recibió tanto de republicanos como de demócratas reflejan la volatilidad política del tema y la dificultad que enfrenta Harris en hallarle solución a un problema que se ha agravado en meses recientes.

Los cruces fronterizos ilegales han aumentado desde abril del 2020, luego que el entonces presidente Donald Trump recurrió al argumento de la pandemia para negar todos los pedidos de asilo, pero se han incrementado aún más bajo la presidencia de Biden.

Biden inmediatamente anuló muchas de las duras medidas aplicadas por Trump, particularmente la que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en México, a veces en condiciones precarias, para su cita con los tribunales en Estados Unidos.

Las autoridades fronterizas estadounidenses encontraron casi 19 000 menores no acompañados en marzo, la cifra mensual más alta hasta la fecha. En total, hubo más de 170 000 intercepciones en la frontera en abril, la cifra más alta en más de 20 años. Los números no son totalmente comparables, ya que ser detenidos bajo normas relacionadas con la pandemia no acarrea consecuencia legal alguna, con lo que los migrantes pueden solicitar asilo.

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