ENTREVISTA: NED es un instrumento subversivo de EE.UU., denuncia académico cubano

El papel de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) como instrumento subversivo del Gobierno de Estados Unidos, ha sido denunciado por el académico cubano Luis René Fernández.'Desde hace años es uno de los instrumentos más importantes de la política exterior de Estados Unidos, creado en la llamada Revolución Conservadora, en la etapa de Ronald Reagan, en la década de los años 80, cuando se hicieron determinadas modificaciones en las herramientas de política exterior', afirmó el analista en diálogo con Xinhua.

El politólogo, quien ha dedicado varias décadas al estudio de la política de Estados Unidos, explicó que tras el desastre de Vietnam y los sucesos con la Embajada de Estados Unidos en Teherán, buscaron la manera de distanciar la responsabilidad política de Washington de lo que estaban haciendo.Añadió que así realizan las acciones a partir de objetivos que coinciden con los propósitos de la política exterior de la Casa Blanca y llevan a cabo intervenciones y cambios de régimen dentro de las sociedades, pero a través de programas en los que involucran a personas y organizaciones afines a los intereses de Washington.

En ese sentido, el experto apuntó que utilizan como punta de lanza el discurso de la democracia en los términos que ellos entienden, así como los derechos humanos y la economía.Fernández trabajó varios años como investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana y aunque ahora labora en el habanero Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, mantiene el interés sobre la actualidad política de Washington.

El analista aseguró que la NED trata de aunar financiamiento privado y estatal con propósitos específicos en una organización que no es una agencia gubernamental, aunque obviamente responde a los intereses del Gobierno, pero aparece como un ente independiente.'La NED hace difusos a los proyectos que llegan al país objetivo mediante ONG u otras organizaciones de una tercera nación, lo que ofrece una alternativa para lograr los fines, pero ocultando la participación directa del Gobierno de Estados Unidos', subrayó.

El también profesor de la Universidad de La Habana aclaró que Estados Unidos no ha renunciado a la acción directa, pero ahora despliega un conjunto de actividades más refinadas, con distintos nombres, para provocar los cambios a que aspira.

Denunció que los fondos salen de Estados Unidos y se infiltran en los sistemas políticos de los países de interés para cambiar la correlación de fuerza, influir en el pensamiento colectivo y crear organizaciones afines a los intereses de la Casa Blanca.

'Es difícil rastrear de dónde viene el dinero y aparecen entonces en la prensa movimientos autóctonos, a pesar de que no surgen de fuerzas y contradicciones verdaderas, sino que son grupos manipulados, articulados y enfilados hacia un objetivo que no tienen un origen natural', agregó.

'Estos cambios en las herramientas de Washington han hecho la agresión más sutil, más refinada, y Estados Unidos aparece al final como que apoya una causa justa', dijo Fernández, quien además imparte cursos de postgrado sobre la política estadounidense en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana.

El experto consideró que la NED está perfectamente insertada en las modificaciones de la política exterior, porque han llegado a la conclusión de que las intervenciones directas, aunque no están excluidas, son muy costosas, más complicadas, y tienen determinadas consecuencias.

Desde hace muchos años, Cuba ha sido blanco de las actividades subversivas de Estados Unidos, y según medios cubanos, la NED y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) han destinado cerca de 250 millones de dólares a proyectos cubanos en los últimos 20 años.

La propia NED reconoce en su página web que en 2020 se financiaron 42 proyectos dirigidos contra la isla.

El 11 de julio del pasado año estallaron manifestaciones antigubernamentales a gran escala en muchas ciudades cubanas, incluida La Habana.

Una posterior investigación del Gobierno cubano demostró que esas protestas tuvieron estrechos vínculos con las agencias del Gobierno de Estados Unidos, y particularmente con la NED, entidad que desempeñó un importante papel movilizador.

En las semanas previas al estallido de las manifestaciones, los mensajes contra el Gobierno cubano comenzaron a aumentar en las redes sociales, lo que manipuló el sentimiento público, generó insatisfacción y estimuló las protestas.

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció que cuentas en redes sociales articuladas bajo la etiqueta #SOSCuba estaban vinculadas a una empresa con sede en Miami, Florida.