Correístas a elecciones: Lenin sigue hundiendo a Ecuador

No todo le podía salir bien a Lenín Moreno en su ego personal, odio a Correa y entrega a la política neoliberal de la oligarquía y el Imperio:  decisiones judiciales han permitido que los partidarios del ex presidente al que traicionó puedan participar en las elecciones generales de febrero próximo.

Lenín ya ha tenido bastantes problemas con su errada política hacia la COVID-19, que sigue extendiéndose, recordando como expulsó a los médicos cubanos de su país. siguiendo el mal ejemplo de Bolsonaro en Brasil y las órdenes del Imperio, manteniendo el tema de la salud como un espacio de interés privado. 

No sorprende que Ecuador esté entre los primeros países del continente y del mundo en la proporción de infestados y muertes por la pandemia, porque su presidente enclaustra el derecho a la salud.
Así, la medicina, las vacunas, y todo lo que implique sanidad es fabricado por las corporaciones transnacionales farmacéuticas, que tienen el monopolio concedido por los diferentes gobiernos a través de las patentes farmacéuticas. 

Este tipo de concesiones es lo que ha permitido que las organizaciones privadas tengan en su poder la investigación en temas definidos por el mercado, promovidas por el encuadramiento jurídico e institucional y las relaciones de dependencia estructural del sistema mundial.

Las corporaciones transnacionales incursionan los espacios, las especies y los recursos, y, en esa comprensión, se traduce el problema actual de la pandemia del coronavirus, particularmente, porque la salud se ha convertido en una mercancía.

El Estado ecuatoriano, en su origen, se promovió en torno a intereses monárquicos/burgueses/liberales para la explotación de recursos; en esencia, el Estado de bienestar no fue pensado ni instituido desde su inicio; por ello, no se establecieron principios de reciprocidad o solidaridad orientados para un proyecto social. Lamentablemente, perdura el colonialismo y el monismo jurídico en el que se asienta el Estado moderno, donde surge el capitalismo.

Además, la Constitución prevé eliminar exenciones tributarias y regímenes especiales en los cuales se pueden insertar: educación, áreas específicas de la producción agrícola, entre otros. Todo esto se ve agravado por la decisión de eliminar el Impuesto a la Salida de Divisas, que en el 2018 representó 1 200 millones de dólares para las arcas del Estado.

Al liberalizar y desregularizar el flujo de capitales, las transnacionales y élites económicas podrán sacar su dinero de Ecuador para colocarlo en paraísos fiscales o cuentas extranjeras. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que esta decisión le costará a Ecuador 0,2% del PIB al finalizar este 2020.

La otra opción para balancear la economía será más deuda. Para ello, Ecuador, bajo doctrina neoliberal, impondrá la independencia del Banco Central. Esto, como pretende el FMI, finaliza y prohíbe la financiación del presupuesto del Estado por el Banco Central, lo que limita la capacidad de toma de decisiones con respecto a las políticas públicas y distribución del presupuesto, resultando en la consolidación de la dependencia a acreedores internacionales.

DEPENDENCIA

En otras palabras, el Estado no podrá financiar al sector público. Los proyectos de infraestructura, el gasto social y el gasto público deberán provenir de afuera, lo que crea una dependencia poco saludable con la deuda externa. 

Según el reporte del FMI, la deuda como porcentaje del PIB se incrementará a 46,8% y la deuda externa se incrementará 6%. Para compensar los pagos de intereses que crea la deuda inicial, será necesario que el Estado aumente el número de nuevos préstamos y créditos, generando un proceso de endeudamiento acumulado. Este proceso, tarde o temprano, terminará en una nueva crisis en la balanza de pagos, que fue la situación supuestamente impulsó la necesidad del acuerdo con el FMI en primer lugar, con el fin de recibir un nuevo préstamo por 104 600 millones de dólares.

Así, Lenín sigue dando traspiés cuyas consecuencias fatales recaen fatalmente en el pueblo ecuatoriano. ¿Cuál será el próximo?