China y Rusia: Por un mundo mejor
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China y Rusia, dos naciones que navegan mancomunadamente frente al imperialismo norteamericano, acaban de demostrar en medio de la pandemia del nuevo coronavirus, como se puede cooperar para hacer un mundo mejor, sin que las apetencias de ganancias sean fatales para la raza humana.
Ambas naciones están desarrollando vacunas contra la COVID-19 e, independientemente de sus resultados, la postura común muestra gran divergencia con la egoísta asumida por las farmacéuticas norteamericanas, independientemente de que la propaganda estadounidense diga lo contrario.
Pero este es sólo un detalle de cuán beneficiosa para el mundo actual ha sido la colaboración estrecha entre la Federación Rusa y la República Popular China.
Ante los desafíos y amenazas imperiales y su abandono de diversos e importantes acuerdos de paz, China y Rusia constituyen factores para su mantenimiento y la seguridad del planeta, y así está refrendada en el Tratado de la Buena Vecindad, la Amistad y la Cooperación
La profundidad del convenio ha hecho que sea productiva la colaboración común en la palestra internacional, lo cual se refleja en la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) –a la que Cuba asiste como observador-, que tiene como tareas principales la profundización de la cooperación en el mantenimiento de la paz y el logro de un orden mundial económico y político sobre los principios de la democracia y la justicia.
Rusia colabora intensamente con China en muchos niveles en el marco de la OCS, organismo de grandes potencialidades. Actualmente sus prioridades consisten en afianzar la seguridad regional y contrarrestar las amenazas del terrorismo, separatismo, extremismo, el narcotráfico y la delincuencia organizada, con grandes posibilidades en los ámbitos económico y humanitario.
Moscú y Beijing coinciden en observar estrictamente los principios y las normas de la Carta de la ONU, abogan por democratizar las relaciones internacionales y por afianzar el modelo multipolar del orden mundial, suponiendo con razón que, únicamente en el marco de los esfuerzos multilaterales, la Humanidad puede resolver los problemas globales que afronta y contrarrestar los nuevos desafíos y amenazas.
ESTABILIDAD ESTRATÉGICA
Tanto Rusia como China dan gran importancia a la colaboración y el afianzamiento de la estabilidad estratégica con enfoques realmente cercanos.
En este y otros aspectos se demuestra que no hay mejor enseñanza que llevarlos a la práctica, y así descuellan los grandes convenios entre ambas naciones, conocedoras de lo que representa el imperialismo norteamericano.
Pero independientemente de la cooperación militar, para enfrentar esta perenne amenaza, se encuentran los convenios económicos entre ambas naciones, descollando la cooperación petrolera.
Aunque no hemos podido acceder a datos recientes, se sabe que se mantiene el contrato de cooperación que prevé como mínimo el suministro de 15 millones de toneladas de crudos anuales hasta el 2030.
El gobierno chino ya concedió como contrapartida créditos de unos 15 000 y 10 000 millones de dólares respectivamente a la petrolera rusa Rosneft y al monopolio de oleoductos ruso Transneft.
El oleoducto que lleva petróleo ruso a China tiene otro tramo por el sur de Siberia que conduce hasta Vladivostok, desde donde empalma con otras tuberías que se extienden hasta Japón y Corea del Sur.
A China llegan también dos gasoductos rusos, uno de los cuales abastece a los consumidores japoneses y surcoreanos.
Así se logra una cooperación en la que todos ganan y se benefician, pese a las constantes amenazas y sanciones del imperialismo norteamericano.
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