¿Cambio real?: EE.UU. anuncia prioridad diplomática

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¿Cambio real?: EE.UU. anuncia prioridad diplomática
Fecha de publicación: 
17 Marzo 2021
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Niños migrantes en EEUU Foto: Europa Press

Algunos se preocupan porque Estados Unidos anunció que Cuba no tendrá prioridad en su política exterior, cuestión que, pienso, no es tan mala como parece, porque cada vez que “nos atiende” es para dictar nuevas normas aún de mayor imposición.

Hay sectores en el mundo que le merecen más atención, por lo que implica para sus relaciones con mayor nivel mundial, como es el caso de las políticas hacia China, Rusia, Irán, y la cuestión migratoria, sobre la que ha autorizado que millones de infantes puedan ser evaluados para que se unan a sus padres ya radicados en Estados Unidos.

Nada sobre el bloqueo que nos acosa en pleno tiempo de pandemia, al igual que en Venezuela, mientras nos encierra en su mira acerca de los países que “patrocinan el terrorismo”, cuestión injusta para todas las naciones implicadas, aunque ahora dice que valorará tal decisión de Trump sobre la Isla.

Y es que no sé qué hará el actual mandatario, Joe Biden, para que Estados Unidos se quite el traje de Estado terrorista, y si el establishment gobernante se lo permitirá acaso para matizar el desprestigio que ello causa en el planeta.

EE.UU., hasta la era de Donald Trump, se ha caracterizado por tratar de desestabilizar políticamente a los gobiernos que no le son afines, algo muy notorio en este continente, con intentos de asesinatos a sus principales gobernantes.

Ello fue más notorio en la época en la que derrocó a Jacobo Arbenz en 1954 en Guatemala y fue in crescendo en la mayor parte de las naciones de Centro y Suramérica, con la complicidad de organizaciones no gubernamentales convenientemente disfrazadas y una hipersumisa Organización de Estados Americanos, que “santificaron” el sangriento cuartelazo de 1973 en Chile, la formación de Escuadrones de la Muerte en Centroamérica y el envío de fuerzas invasoras a Granada y Panamá.

Por muy larga y tormentosa no vamos a historiar esta parte de la realidad, pero se puede resumir en la consecución de la estrategia para recomponer su control en la región, la cual se vio en peligro por la llegada al poder de gobiernos progresistas, o sea, contrarios a lo que pretendía Washington.

Recordatorio

Quizás algunos recuerden que en esta estrategia del Imperio descolló en su momento el intento de asesinato al primer presidente indígena en el mundo, Evo Morales, y las ansias por despedazar a Bolivia, mediante las oligarquías secesionistas en la llamada región de la Media Luna, que comprende a Santa Cruz, Beni, Tarja y Pando.

El referido plan, aún vigente, constituye en lo esencial una reiteración de la manía estadounidense para desestabilizar a gobiernos soberanos en el continente, que, entre otras cosas, ha llevado a perpetuar virtualmente el bloqueo a Cuba, que ha sido completado con miras de desestabilización, que aún prosiguen.

Todo un real patrón golpista muy reactivado desde el 2002, cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez fue temporalmente derrocado y secuestrado por militares desleales, se trató en escala menor en Bolivia en el 2008 y mayor con un régimen fascistoide y racista en tierra de indios que se dedicó a destruir las conquistas revolucionarias; y se reprodujo sin éxito en la asonada contra el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en el 2010.

Esa estela de episodios demuestra que la política emprendida por Estados Unidos bajo el manto de restaurar la democracia es toda una falsedad, y que el Imperio no tiene empacho en subvertir regímenes legítimamente constituidos.

Por eso no es de mucho fiar el plan del nuevo gobierno norteamericano que afirma poner por delante a la diplomacia y solo hará uso de la fuerza militar cuando no quede más remedio.

La verdad verdadera, como dice mi amiga Lidia, del Archivo de Juventud Rebelde, indica la falsedad de las afirmaciones de los presidentes norteamericanos de todas las épocas, incluyendo al calificado de más democrático, Franklin Deslano Roosevelt; James Carter y Barack Obama, este último –de quien Biden fue su vicepresidente- manejado como marioneta por el establishment representante de lo contrario de esa “verdad verdadera”.

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