Biden: Caos dentro, agresividad fuera

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Biden: Caos dentro, agresividad fuera
Fecha de publicación: 
23 Abril 2021
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Mientras trata de arreglar dentro de casa el caos de toda índole que le dejó Donald Trump, Joseph Biden ha estado eliminando las esperanzas de que Estados Unidos aminore en algo su agresiva política exterior.

Cierto que la pésima política sanitaria del anterior presidente ha causado una hecatombe de tal magnitud que ha hecho que Estados Unidos sea la nación en el mundo con el mayor número de infestados y muertes a causa de la epidemia del nuevo coronavirus.

Ha sido una pésima herencia, al tiempo que no ha podido aún contener los brotes de violencia racistas que emanan de diversos sectores de la sociedad norteamericana, debido a la represión ejercida por el cuerpo policial y grupos supremacistas blancos fuertemente armados y que se sienten protegidos por una élite que dobla sus cuentas multimillonarias, en medio de una recesión que hace que muchos padezcan hambre, no tengan viviendas y estén condenados a  una pronta muerte en la nación más rica del mundo.

Recordemos que tras haber superado los violentos intentos de Donald Trump para evitar su asunción presidencial, el nuevo mandatario tuvo un mejor panorama para tapar los parches de la débil democracia norteamericana, al ganar los demócratas los dos puestos del Senado en disputa en Georgia, un estado generalmente republicano, pero que en la elección presidencial había votado por Biden.

Los demócratas, que ya controlaban la Cámara de Representantes, tienen la paridad de puestos en el Senado, 50-50, pero la Constitución dice que la vicepresidenta Kamala Harris desempata cualquier situación.

Independientemente de lo que el establishment dominante diga lo que hay que hacer en la política exterior, la interna es sumamente compleja y demanda un presidente que, al contrario de Trump, gobierne para todos los norteamericanos y no para la clase dominante, ni exacerbe el odio y el racismo, ni sea capaz de indicar la utilización de la fuerza en favor de sus intereses personales.

Así asumió la dura tarea de que se vacune a todos los habitantes de su nación con vacunas anti-COVID-19, logró que se ayudara financieramente a muchos estadounidenses que perdieron su trabajo por culpa de la pandemia, envió a la Vicepresidenta a negociar con los mandatarios de México, Guatemala, Honduras y El Salvador un convenio para tratar de lograr una migración adecuada y enfrenta ahora a elementos racistas que mantienen al país dividido.

Tiene un plan ambicioso para mejorar las condiciones acerca de la justicia, la educación y la salud, entre otros acápites, muy difíciles de poner en marcha mientras persista la gravedad de la epidemia.

LA OTRA CARA

Pero en política exterior, la cuestión se mantiene inalterable y hasta peor en algunos sectores.

Cierto que hay una actitud diferente en relación al regreso de EE.UU. al convenio sobre el Cambio Climático, volver a considerar con Rusia el mantenimiento del tratado nuclear START-3 y conversar con Irán sobre el acuerdo referente a esa materia que Trump abandonó.

Pero ha mantenido una política agresiva respecto a Rusia, China, el propio Irán, con cada vez más sanciones, expulsión de diplomáticos y hasta ejercicios militares en las cercanías de las fronteras de los que considera sus principales eminentes, además de obligar a países con gobiernos sumisos que tomen igual actitud al respecto.

En estos momentos, tropas norteamericanas se están instalando en Ucrania, muy cerca de la frontera rusa, barcos de guerra navegan próximo a China, refuerza militarmente a las bases instadas en el norte sirio -de donde EE.UU. roba el petróleo-, mantiene impertérritas la política de bloqueo contra Cuba y Venezuela, además de repaldar los planes agresivos del Comando Sur en territorio colombiano para desestabilizar al Gobierno Bolivariano.

Agentes de la inteligencia han recibido nuevas encomiendas para volver a intentar el derrocamiento del gobierno boliviano, en lo que se contempla la escisión de la nación suramericana, con el fin de apoderarse de sus riquezas.

Quizás aún se espere que algo cambie y no para mal, pero no podemos ilusionarnos con alguna que otra superficialidad.

El caos aún sigue dentro, pero su atención no evita que la agresividad se mantenga, y aumente, fuera.

 

 

 

 

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Siempre lo he dicho es el mismo perro con diferente collar ojalá y me equivoque
bertapinol@gmail.com

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