Azerbaiján-Armenia: Una guerra innecesaria

Donald Trump, disfrazado de artífice de la paz como parte de su campaña electoral, y Emmanuel Macron, quien apenas disimula la ambición de ejercer dominio en el Medio Orante y Asia Central, han estado llamando a la deposición de las armas de azeríes y armenios, que desde hace unas seis décadas se enredan continuamente en acciones bélicas por la disputa del territorio de Nagorni Karabaj.

Los hechos demuestran que esta vez la acción destructiva es mucho mayor, los muertos suman más de mil, sin contar las vidas de civiles, mientras el armamento pesado lleva la voz cantante, con numerosos tanques destruidos por ambas partes.

Trump y Macron se han unido al presidente Vladimir Putin en pedir el cese de las hostilidades y en la consecución de conversaciones que lleven al zanjamiento de la disputa, pero mientras a los dos primeros les importa poco las vidas de azeríes y armenios, el presidente ruso mantiene la posición de su país de haber sido siempre un  intermediario para evitar la conflagración, sin importar que  ambas partes coadyuvaron  a los planes occidentales de hacer desaparecer a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Macron, específicamente, también mantiene ambiciones en el norte de África, donde disputa intereses a la Turquía de Erdogan.

Azerbaiján está integrada por etnias en la que domina la turcomana, de religión musulmana, mientras la población armenia proviene de la posiblemente más antigua cristiana.

Históricamente, el pueblo armenio ha tenido muchas veces que huir de su territorio, víctima del extermino de todo tipo, achacado generalmente a Turquía.

Personalmente, mi abuela por parte madre, nacida en la antigua provincia siria de El Líbano, descendiente de turcos, hablaba encomiásticamente de El Ataturk, el primer presidente republicano que tuvo Turquía y que gozó de gran popularidad.

El Ataturk, sin embargo, es señalado como responsable de uno de los genocidios más grande cometidos contra el pueblo armenio, que estuvo al borde de la extinción, afirmaba una compañera universitaria, Sonia Aratan, quien perdió a numerosos miembros de su familia en ese pogrom. El famoso cantante Charles Aznavour, quien falleció hace dos años, era de origen armenio.

De todas maneras, Rusia ha llamado repetidamente a la paz y al diálogo entre las partes, hecho en el que, al parecer, tiene que compartir con Estados Unidos y Francia.
Pero lo importante por ahora es detener esta guerra innecesaria y, luego, evitar su repetición.