AMLO, aún popular

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AMLO, aún popular
Fecha de publicación: 
6 Octubre 2020
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Miles de opositores en carpas en el corazón de la capital, una pandemia que no cede y pone a la nación en el primer lugar de letalidad por la COVID-19, una economía golpeada por falta de inversión, la caída en ese aspecto del principal socio en el principal tratado al efecto, la campaña de odio de elementos vinculados al narcotráfico y presiones a la judicatura para evitar que se esclarezcan los casos de los desaparecidos, no han hecho mermar la popularidad del presidente de México, Andrés Manuel López Obrados, AMLO para sus simpatizantes.

AMLO mantiene en disímiles encuestas una popularidad de más del 60%, y los principales ataques en su contra provienen de entidades partidistas que se oponen a que el mandatario siga las gestiones para juzgar a cinco ex presidentes por delitos de corrupción, entre otras causas.

El mandatario ha anunciado que, si los tribunales no quieren hacer justicia en ese aspecto, hará una consulta popular para lograr el enjuiciamiento de los supuestos corruptos, personajes que durante sus respectivas gestiones hicieron aumentar la desigualdad y la inseguridad.

La confianza en AMLO estriba en que el mexicano común ahora se informa de lo que sucede y lo que el presidente pretende hacer, hay una identidad entre ambas partes, lo cual estaba huérfano en regímenes anteriores.
AMLO, enemigo del neoliberalismo, no ha podido hacer todo lo que concierne para tratar de eliminar un mal que debe desparecer, si quiere conseguir el bienestar para la nación.

El control por la gran empresa privada, más la informalidad laboral predominante en el país, impiden un combate eficiente a la pandemia, un mal que es muy difícil de encarar cuando se tiene un déficit de más de 200 000 médicos.

Pese a todo, está manteniendo medidas de seguridad anunciadas desde el onicio de su mandato para tratar por lo menos de frenar el todavía ascendente delito.

Hay que apuntar que muchos municipios del país presentan autoridades que laboran por o junto a los narcotraficantes de toda laya, de quienes depende su elección, por lo cual tienen que consultar con ellos cuando se propone algún cambio.

Contra todo esto tiene que combatir el mandatario, que ha tratado de perfeccionar la seguridad de la nación.

BOICOT DEL FMI

Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), “una estrategia de seguridad en México no reduce la violencia, sino que la aumenta".

Según el FMI, ello es irrealizable, debido a la falta de inversión privada extranjera, que percibe el riesgo; el incremento insostenible del presupuesto y endeudamiento tanto público como privado.

Sin embargo, López Obrador, confiado en la posibilidad de 'sanear' a Pemex y utilizar la futura Guardia Nacional para poner fin a la corrupción, ya prometió a su pueblo que, en tres años, el país tendrá un sistema de salud igual que el de Canadá y se crearán 100 universidades nuevas, donde todos los estudiantes estarán becados.

AMLO está dando un cambio estimulante a la política exterior mexicana, que en los últimos tres sexenios se caracterizó por entreguismo y sumisión a EEUU. Para él, los últimos tres presidentes, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, eran “perritos falderos” de Washington, dejando en desuso el artículo 89 de la Constitución mexicana, que reza:

"El titular del poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados".

La manera más humana, más eficaz de enfrentar el problema de la inseguridad y violencia pasa, dice, por: a) combatir la pobreza, b) atender a los jóvenes, c) evitar la desintegración familiar, d) rescatar al campo y f) fortalecer valores culturales, morales y espirituales.

No se afincará toda la estrategia del combate de la inseguridad y la violencia en el uso de la fuerza, la violencia no se puede enfrentar con la violencia, y en ese aspecto hay que destacar que no ha habido ningún impedimento para que los opositores que piden su renuncia hayan tenido percance alguno.

AMLO, quien ofrece casi a diario información de lo que se está haciendo y lo que se trata de hacer, atiende personalmente el problema de la inseguridad y de la violencia.  Todos los días, desde las seis de la mañana, recibe el parte de la policía, del ejército, sobre delitos cometidos en el país, y no delega el problema.

Ya se ha avanzado en la difícil tarea de organizar una seguridad pública, y está tratando de evitar que por un lado actúa el ejército, por el otro la marina y por el otro la policía federal, así como las policías estatales.

AMLO ya ha fortalecido la Comisión Nacional de Búsqueda de Desaparecidos con presupuesto suficiente y personal especializado, y afirmó que aplicará la Ley de Víctimas y la Ley General de Desaparición Forzada de Personas con la participación de familiares de los afectados por la violencia.

En este contexto hay avances discretos en la consecución de la verdad acerca de los 43 estudiantes desaparecido en Ayotzinapa, en lo que ha empeñad si palabra, pero este es un tema que por su amplitud e importancia requerirá un tratamiento aparte y más adecuado.

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