Afganistán: Destruir, solo eso

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Afganistán: Destruir, solo eso
Fecha de publicación: 
22 Abril 2021
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Tal como los anteriores mandatarios norteamericanos prometieron al inicio de sus mandatos, el presidente Joseph Biden anunció que en los próximos meses retirará a los menos de 3 000 soldados que Estados Unidos mantiene en Afganistán, pero no indicó si permanecerán en las proximidades –Iraq, Siria-. y cuánta tropa de sus aliados europeos se quedarán allí.

A 21 años de iniciada la agresión y ocupación de Afganistán, uno de los países más pobres del planeta, ésta sólo ha conducido a la destrucción de la escasa infraestructura, a la muerte y mutilación de más de medio millón de sus habitantes, y al combate entre afganos, sólo eso.

Tras deponer al régimen del Talibán, siempre acusado de terrorista, EE.UU. no ha podido doblegar a la insurgencia que el grupo lidera apoyado por otros que tratan de mantener el territorio afgano libre de la bota extranjera.

Ni las superbombas, ni otras armas experimentales, ni el ataque diario, ni el genocidio, han podido doblegar a la resistencia, que también ha tenido que enfrentar a mercenarios de toda laya, incluso a miles de integrantes del Estado Islámico llevados por vía aérea a la nación centroasiática, conociendo la rivalidad de la organización terrorista aupada por EE.UU. contra el Talibán.

Durante el fin del mandato de Trump, Washington y los insurgentes trataron de llegar a un acuerdo de paz, que, según el Talibán, debía tener como principal objetivo la salida de las tropas extranjeras.

Biden se propone firmar tal convenio, que contempla la retirada de los ocupantes, pero maniobrando para dejar en ventajosa posición al régimen de Kabul.

Se retiren o no las tropas norteamericanas, un ex funcionario del Departamento de Estado, Lawrence Wilkerson, recordó que el plan inicial era que EE.UU. no abandonaría Afganistán en medio siglo.

 Y era que, para él, “la guerra se ha transformado en Afganistán. Ya no se trata de una guerra contra Al-Qaeda o los talibanes. Se trata de una guerra hacia China, Rusia, Paquistán, Irán, Siria, Iraq, Kurdistán. Es una guerra por el crudo, el agua y la energía en general y la presencia de Estados Unidos en Afganistán, voy a predecir en este momento, que no va a desaparecer hasta otro medio siglo... y va a crecer, no va a disminuir”, había sostenido Wilkerson hace diez años.

Global Research evaluó de suma importancia las afirmaciones del extitular norteamericano, ya que, a su juicio, la opinión pública occidental sigue creyendo que la invasión de EE.UU. a Afganistán formaba parte del plan de la Casa Blanca para luchar contra el terrorismo.

“Siendo realista, la invasión de Afganistán en el 2001 nunca tuvo nada que ver con el terrorismo, sino que fue por la situación geopolítica y la gran cantidad de riquezas que posee este territorio”, confirmó.

De igual forma concluyó que, como en siglos anteriores, Afganistán y Asia Central serán en los próximos años el epicentro de una competencia feroz entre las grandes potencias.

En el 2001, repetimos, Washington y sus aliados invadieron Afganistán, como parte de la falsedad de la llamada guerra contra el terrorismo. La ofensiva apartó del poder al grupo extremista Talibán, pero la inseguridad fue mucho más fuerte, debido a la presencia de soldados extranjeros.

“A menos que se quiera desplegar 300 000 soldados, no se puede llenar ese vacío. Es la dura realidad de Afganistán, de Iraq, de las insurrecciones en general”, subraya el profesor Der Dorian. “Los talibanes han sobrevivido a cosas peores” agregó.

Hace cinco años, apenas el 60% de los 407 distritos afganos estaban controlados por el gobierno, y ahora es mucho menos, mientras surgen voces de la extrema derecha que no quieren que Biden retire a los soldados norteamericanos del lodazal que Afganistán se ha convertido para EE.UU.

 

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