Un maestro «disfrazado» por la vida

Un maestro «disfrazado» por la vida
Fecha de publicación: 
26 Junio 2020
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Yoel Díaz Temprano es el director de la escuela primaria Abel Santamaría, del Vedado capitalino. Desde hace unos días, resulta irreconocible en las fotos que comparte en Facebook, incluso para los padres que ya lo conocemos bien, pues lo vemos cada día en el matutino hablando de disciplina, historia, o de Martí, uno de sus temas preferidos.

Pero la indumentaria imprescindible para trabajar con pacientes positivos o sospechosos de la COVID-19 no solo lo mantiene sano y salvo, también difícil de descubrir entre sus otros compañeros del sector de la educación en el municipio de Plaza que apoyan las labores del hospital popularmente conocido como Covadonga.

¿Cuántos colegas se incorporaron a esta tarea?

—Hay un total de diez. De ellos, dos directores de escuelas, incluida una mujer, la Directora de la Escuela Primaria Eusebio Cañer, en 19 y 2, muy cerca de la Abel. También hay de la primera infancia, nivel educativo primaria, y de inversiones.

¿Qué actividades ha estado realizando allí, en la Covadonga?

—En mi caso particular, estuve en la Sala Mariana Grajales, como asistente de enfermería, aunque se hacía de todo. Allí llegamos a atender 23 casos confirmados. Después me trasladaron para la Unidad de Cuidados Intensivos, ahí trabajo en la limpieza de la sala, menos donde está el único caso reportado de COVID, una paciente de 78 años del municipio Cotorro.

Últimamente he visto que postea en su muro imágenes del momento en que sale del hospital cada paciente de la COVID-19 que es dado de alta. ¿Por qué?

—Hemos compartido las fotos del proceso de alta de los pacientes confirmados con la COVID-19 porque, sin lugar a dudas, es un logro del sistema nacional de salud en nuestro país. Demuestra, además, la efectividad, eficiencia, eficacia y calidad de los protocolos asistenciales implementados por este estratégico sector de la sociedad, y cómo, a pesar de la genocida política de bloqueo económico, comercial y financiero que impone el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica a la isla bella de Cuba, podemos quitarle a la muerte valerosas vidas de hombres y mujeres nacionales y foráneos con el recurso humano formado 100 por ciento en Cuba.

¿Y la familia, qué dijeron cuando usted se dispuso a incorporarse a esta tarea?

—Esa fue la parte más difícil: mi madre tiene 73 años, con un grupo importante de enfermedades; y mi padre, de 80. En honor a la verdad, al principio no estuvieron de acuerdo, pero hicimos una labor política y me apoyan, e incluso he mantenido comunicación sistemática con ellos. El domingo fue un día que tuvo una mezcla entre alegría y nostalgia, fue el Día de los Padres. En 47 años de existencia, esta fue la primera vez que no estuve compartiendo con él, pero por supuesto que comprende, los revolucionarios tenemos que sacrificarnos. Este es nuestro Moncada, nuestro Girón.

¿Qué es lo que más lo ha impresionado de esta experiencia?

—Lo que más me ha impresionado de esta experiencia es la unidad entre el personal de la salud y paramédicos de conjunto con todo el personal de apoyo a su labor. Como hemos sido uno solo, el apoyo mutuo constante.

¿Qué aprendizajes le deja esta experiencia para su trabajo como docente?

—Son muchas las enseñanzas para nuestra labor como docente y directivo de una escuela, que, por curiosidad y coincidencia bella de la vida, fue mi círculo infantil. Una de ellas es el sistema de trabajo, la implementación de técnicas de participación en grupo, lo importante que es la dirección colectiva, aunque la responsabilidad es individual. Convertir a cada uno de los miembros del colectivo no solo en objetos del proceso de dirección, sino también en sujetos del mismo; cómo a partir de sus propias vivencias pueden también aportar al mismo.

Y cuando vuelva a ver a sus niños en la escuela, ¿qué piensa contarles?

—Por supuesto que les contaremos a estudiantes, docentes y familiares nuestra experiencia: cómo tantas personas fueron capaces de separarse de sus familias por espacios prolongados de tiempo para dedicarle cuerpo y vida a la lucha contra la pandemia de la COVID-19.

Comentarios

A yoel Diaz y todos que de una forma u otra colaboran contra el Covid 19 y por apoyar con las labores del hospital entre esos su Colegas que tambien entregan una parte de ellos dia a dia mis mas sincero agradecimiento
Sólo los hombres de alma grande, con un amor infinito a la patria y a esta revolución, son capaces de sacrificarlo todo por una causa más que justa. Felicidades compatriotas

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