Turismo pos-COVID en Cuba, una tregua fecunda

Turismo pos-COVID en Cuba, una tregua fecunda
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Cuando transcurre la segunda semana tras la reapertura del turismo en Cuba, en la fase inicial del desescalamiento del enfrentamiento a la COVID-19,  para el mercado interno únicamente- cubanos y  extranjeros residentes  en la Isla-,  vale la pena destacar que tal decisión va acompañada de los protocolos sanitarios y las certificaciones de las instalaciones hoteleras y extrahoteleras.

Salvar vidas, evitar los rebrotes y estimular el desarrollo económico nacional presiden las determinaciones del país de arrancar con la etapa de recuperación y encaminarse hacia la nueva normalidad, un camino responsable y necesario.

Tiene que continuar la ínsula con su programa de avance, en medio de sus lógicas limitaciones a las cuales se suman la crisis global- acrecentada por la pandemia- y el reforzamiento del bloqueo imperial que, aun en medio de la lucha contra el virus, Washington continúa en su afán de asfixiar a los cubanos.

Dentro de la estrategia para el periodo pos-Covid-19, el turismo sigue  con su relevante papel y ahora arrancó en el Municipio Especial Isla de la Juventud y el resto de las 13 provincias, con excepción de La Habana y Matanzas, todavía inmersas en el combate al coronavirus.

En este tránsito hacia la casi normalidad- porque ya nada será igual que antes-, la nación inicia su paso gradual y escalonado de cara a la reactivación de su economía sin descuidar las medidas sanitarias, en las cuales han sido entrenados los empleados de  la industria del ocio, una de las más impactadas por la pandemia, pero también de las primeras que retorna al ruedo en su rol de sector estratégico de locomotora y vital para encadenamientos  productivos que incentiven otros ramos.

Desde el jueves 18 del mes en curso comenzaron las ventas en las agencias de viajes de los territorios que  están en la primera fase. A disposición de los interesados están las opciones del Campismo Popular y la red de inmuebles de la cadena Islazul. También Palmares abrió sus ofertas extrahoteleras, y en todos los casos habrá restricciones en las capacidades en aras de garantizar los distanciamientos físicos y sociales.

También desde esa jornada se iniciaron las ventas de reservas para el turismo internacional, que en la fase II empezará su operación desde este primero de julio y de momento solamente para los Cayos Largo (Archipiélago de los Canarreos), Santa María (Villa Clara),  Coco y Guillermo (Ciego de  Ávila) y Cruz (Camagüey). Su circulación será únicamente en esos destinos, vedados por ahora  para los nacionales. A su arribo, a los visitantes foráneos se les hará la prueba del PCR.

Tales acciones acometidas por la industria sin chimeneas están centradas en la  garantía de la seguridad para los clientes, así como en consonancia con las directrices de las  Organizaciones Mundiales de la Salud y del Turismo, y la asesoría del Ministerio de Salud de Cuba.

De tal manera se busca brindar un turismo más higiénico y seguro, sin dejar de ser atractivo, por supuesto.

Tal reapertura ha estado acompañada en los días más recientes de un grupo de indicadores favorables en el decursar del combate contra el SARV-Cov-2  en la Mayor de las Antillas, donde aún Matanzas y, sobre todo, La Habana- está en una cuantía más elevada- exhiben casos activos y  por ende no se baja la guardia, porque en la confianza se encuentra el peligro de más transmisión y contagios.

Ante el nuevo panorama local e internacional, los retos y desafíos- inéditos por demás- han conllevado a impulsar una intensa actividad inversionista, y de mantenimiento y mejoramiento de los establecimientos (también los aeropuertos se han alistado),  en aras de proporcionar  a los visitantes niveles de calidad superiores con la garantía de servicios a tono con las exigencias del escenario pos-COVID.

La pandemia era algo impredecible y se presentó y trastocó al planeta, que se encontró de frente a un nuevo mal, letal, de rápido movimiento y silencioso. Toda la  existencia en el planeta cambió y Cuba no fue una excepción. Se luchó y se lucha por la vida y la salud de la población, pero también se mantuvieron producciones vitales, incluso de fondos exportables; y en el giro del ocio tampoco se perdió la perspectiva.

Esta interrupción del curso normal del rubro puede verse como una tregua fecunda, pues se mejoraron las infraestructuras y sus trabajadores se integraron a otras tareas, con igual eficiencia ahora van retornado paulatinamente a sus puestos, en la medida que aumenten las  demandas de los servicios y se avance en el paso de las fases hasta la tercera y final.

Cuba se volcará a promover con más fuerza modalidades como  el turismo de salud y bienestar, cultura y patrimonio, y el de la naturaleza, lo cual nos trae a la mente propuestas vinculadas al tema formuladas por Fidel Castro en fecha tan temprana como el 19 de octubre de 1959, recogidas en el diario Granma.

Durante su alocución en La Habana, en horas de la mañana de aquella jornada, en la 29 Convención de la American Society of Travel Agents  (ASTA), el entonces Primer Ministro habló de la ambición de convertir a la Isla en el mejor lugar para vacaciones, y en el mejor y más importante centro turístico del mundo.

Luego, en la noche, en una conferencia de prensa con los corresponsales que cubrían la cita, afirmó categóricamente que el turismo era una importante fuente de riquezas y gran fuente de empleo natural, gracias a nuestro privilegiado clima y a las bellezas del país.

Tal visión previsora nada inusual en él constituye hoy día, en los nuevos escenarios, un acicate para seguir relanzando, todavía con más seguridad y protocolos eficientes, cuanto de maravilla dotó la naturaleza al destino cubano, que vuelve por sus fueros tras superar los peores momentos deparados aquí por la pandemia.

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