Real Madrid: Un 34 de Liga Española deletreado bien ¡largoooo!

Real Madrid: Un 34 de Liga Española deletreado bien ¡largoooo!
Fecha de publicación: 
16 Julio 2020
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Los dirigidos por Zidane levantaron su título 34 de Liga con una racha de diez triunfos en línea tras la reanudación.

Confieso que sentarme a escribir estas líneas me costó. Lo hice incluso con el pesar de un aficionado culé herido, pero con la entereza de un profesional hincha del Barcelona que sabe ponderar los méritos de su asérrimo rival, en este caso el Real Madrid.

Han sido 11 meses plagados de sensaciones y que llegaron a su ocaso como un tango para vestir un epitafio. Uno en el que le amarraron las piernas al Barcelona y bailado en diez actos de forma magistral por los merengues.
Tirados de un Sergio Ramos que además de sobriedad, prestancia y el brazalete de Capitán en su justa medida descolló como portaestandarte de su once, con toda la confianza de Zinedine Zidane depositada en él, como si estuviesen compartiendo en los vestidores la época dorada del mago francés, ahora blandiendo su varita desde el banquillo.

Ramos, que desde el manchón penal lleva 20 cobros inmaculados y por si eso no bastara se vistió en más de una ocasión de nueve: Sangre fría para complementar su inexpugnabilidad en defensa con una decena de goles.

Pero no fue obra de un director de sinfónica como Zidane, con visión, temple y eso que llamamos naipe natural; también tuvo su peso la política de Florentino y su camarilla a la hora de hacer fichajes, cuestionados o no, y armonizar una nómina de veteranos y sangre novel talentosa por la que no muchos apostaban antes del parón, máxime cuando el Barca dominaba la Liga y era una interrogante cómo se presentaría cada elenco tras el parón.

Ya venía el Madrid dando muestras de aciertos, pues desde aquel revés 0-1 ante el Mallorca el 19 de octubre, no habían hincado su rodilla sobre el césped hasta febrero. Eso y una inyección “divina” en los meses de impasse hicieron que, reanudadas las acciones aquel 12 de junio, con el insípido sabor de hacerlo a puertas cerradas, los merengues se plantaron como lo que son: uno de los clubes más grandes en la historia del más universal y lo demostraron con un rodillo de diez victorias en línea. Agónicas algunas, holgadas otras, válidas todas para alzar por ocasión número 34 la Copa que los acredita como los reyes de la Liga de las Estrellas.

Un rendimiento e n extremo contundente, y el reverso de la moneda de lo que mostró el Barcelona, tanto en cancha como en lo anímico. Muy a pesar de su torcida, de los ingentes esfuerzos de Setién, del empujón hasta quedar sin fuerzas de Messi y otros cuantos, pero todas esas variables no encajaron en una ecuación ganadora y en definitiva fueron insuficientes.

Hablamos de héroes, de jugadores que cargaron con un peso mayor del escudo madridista en el lado izquierdo de su pecho, de una torre enorme e imbatible llamada Courtois, con 18 puertas-cero, desterrando cualquier vestigio de dudas sobre su titularidad y la confianza de Zizou por sobre Keylor Navas…

En ese acápite entra Carvajal, por sus cuatro pulmones, el ir y venir como si fuera una máquina diseñada para correr, pelear balones y defender; Varanne en su rol de escudero ideal en el centro de la zaga para Ramos, complementándolo como mellizos en labores defensivas; Casemiro, al más puro estilo de un camaleón hollywoodense, desdoblado en faenas sea cuáles fueran estas… y Benzema.

Sí, ese francés de físico portentoso y acusado de Tragaldabas de goles en no pocas oportunidades.

El Benzema que le dibujó los dos tiros de gracia al Villareal, el ariete de 21 lanzallamas perforadores y ocho asistencias. El IMPRESCINDIBLE, sí, con mayúsculas, en el costado ofensivo, máxime cuando Hazard no tuvo el aporte de los millones desembolsados por lesión y Luka Jovic por ausencia de compatibilidad aún. Algo así como unos frijoles no cuajados en una dinámica madridista bastante clara, al menos en la mente del director de orquesta.

Una novela larga, de casi un año y que será recordada por muchos como la Liga más sui géneris conquistada por los Merengues. El 34 les dejará un sabor diferente.

Han pasado tres minutos de una melodía ahogada, veo a Zidane batiendo sus brazos en busca de esa nota en Do mayor o La sostenido.

Vuelvo al tango y esa sutil despedida con la melancolía de casaca, zapatos y bastón… y me sorprende el fin de estas líneas, con la agonía prolongada y el 34 pasando a engrosar mi lista de números no agraciados.

 

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