Protagonistas de una batalla microscópica contra la COVID-19

Protagonistas de una batalla microscópica contra la COVID-19
Fecha de publicación: 
7 Abril 2020
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El nuevo coronavirus se ha apoderado de la rutina diaria. Los trabajadores del laboratorio de microbiología del centro hospitalario del IPK entran a la sala donde están los pacientes sospechosos de COVID-19 extremando las medidas de protección, con el uniforme característico, más guantes, gorro, espejuelos y nasobuco.

Para la licenciada Jasmilda Garrido Calviño, encargada del laboratorio, este cuidado no es extraño, generalmente, trabajan con factores de riesgo y cumpliendo con las normas de bioseguridad.

Ella y sus muchachos- como los llama- obtienen muestras biológicas y todo tipo de exudados a pacientes con VIH, además de procesar las muestras cuando hay algún brote viral en el país como el dengue.

En tiempos de la COVID-19, los integrantes de este departamento son los encargados de realizar los exudados nasales y faríngeos para las pruebas virológicas y así determinar los positivos a la enfermedad.

Se tiene especial cuidado, explica, con la transportación de las muestras que se llevan directo al laboratorio en termos sellados herméticamente, tratando siempre de evitar los derrames o cualquier otro incidente.

Con cinco años de trabajo en el centro de referencia nacional, afirma que por la situación actual no se puede perder tiempo. “No transitamos por los pasillos con las muestras, nuestro trabajo se circunscribe al espacio del laboratorio, ahí transcurre todo el día”.

Dice con modestia que son otros los que están directamente relacionados con los pacientes sospechosos de la COVID-19 en el centro, pues ella es la responsable de organizar y ordenar el trabajo y de tomar muestras de pacientes que no están ingresados y se requiere su diagnóstico.

La técnica explica que como parte del protocolo a seguir, después de analizar las muestras se procede a desinfectar todo el material utilizado, la superficies y el equipo de protección.

Al término de la jornada, que nunca tiene hora precisa, los laboratoristas se bañan con agua caliente y se aíslan en el cuarto de descanso, operación que repiten por 14 días, hasta que un nuevo turno los revele y tengan que permanecer lejos de sus hogares por dos semanas.

Por su parte, la doctora Leidys García Vichot, jefa del laboratorio clínico del hospital del IPK, destaca la juventud de la mayoría de sus subordinados, quienes se prepararon para el actual trabajo, junto con todo el equipo de la institución.

Desde que empezaron los primeros casos, expresa, sabíamos que indiscutiblemente podía llegar este virus al territorio nacional y de manera consciente nos capacitamos y organizamos. “Somos el centro de referencia en Cuba que atiende enfermedades transmisibles y sabemos que bajo cualquier contingencia tenemos que actuar”.

Solo lleva diez meses en el IPK, pero la especialista dice convencida que en el centro se respira un buen ambiente de trabajo en cada una de las áreas y se aprecia el sentido de pertenencia.

Sobre su familia cuenta que le piden que se cuide mucho, "aunque nadie dicen no vayas a trabajar, saben que esa es mi labor”.

Las especialistas coinciden en que la prioridad hoy es Cuba y su pueblo y se debe accionar con disciplina para que la situación actual de otras naciones no se repita aquí.

Nosotros estamos dándolo todo, uno no quiere que agradezcan el trabajo, ese es nuestro deber, pero con el aplauso de las nueve es muy reconfortante ver que la población valora el esfuerzo, manifiesta García Vichot.

 

 

 

 

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