En tiempos de pandemia: los niños son la esperanza

En tiempos de pandemia: los niños son la esperanza
Fecha de publicación: 
1 Junio 2020
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Foto: Radio Bayamo

Dijo Martí que los niños son la esperanza del mundo y tanto lo sabemos, de memoria, que a veces vaciamos esa frase, la repetimos con la solemnidad de los adultos, como quien mira desde otra estatura.

Sin embargo, estos días de distanciamiento social: sin juegos en el parque, ni abrazos o peleas de amigos, sin la rutina de la escuela que tiene tantos encantos, muchas veces con la compañía de personas mayores muy ocupadas o tan estresadas que no logran distinguir entre una boa y un elefante, ellos, los peques, nos han llenado de lecciones.

¿Quiénes son los más entusiastas aplaudiendo a las nueve de la noche? ¿Quiénes aprendieron primero a estirar el pedacito de la casa y convertirlo en parque, escuela, campamento o en piscina el tanque del agua? ¿Quiénes nos obligan a sonreír?

Sí, son la esperanza. Tienen ese súper poder del optimismo, de ver las esencias, de querer lo verdaderamente querible y de capturar al vuelo la felicidad, sin tanto rollo.

Todo lo convierten en juego y, cuando juegan, no renuncian a ganar. Si les pintábamos el “bichito” en las manos, al inicio de todo, cuando aún iban al matutino, volvían ganadores tras lavárselas tantas veces como tuvieran un receso. Si se trata de usar el nasobuco, pues que lo lleven todos los muñecos, porque ser cuidadosos también puede ser divertido. Si hay que aprender en casa, con estos maestros que no tenemos más pedagogía que el amor, nos hacen sentir útiles.

Donde nosotros vemos limitaciones, ellos ven oportunidades (Dulcerías cerradas ¡hagamos panetela!) Donde nosotros vemos tiempo perdido, ellos han encontrado tiempo ganado para estar juntos. En el vaso de agua donde “los grandes” nos ahogamos, ellos, “los pequeños” flotan con su enorme propensión a la esperanza… y nos salvan, de muchas maneras, ellos nos salvan.

Hasta los que han vivido la peor cara de estos días, la de la enfermedad, han sido guerreros. Cuando le pregunté a un doctor recién salido de la zona roja sobre el reto de trabajar con pacientes de pediatría me contestó: “realmente da fuerzas ver como se han comportado esos niños. Su tratamiento incluye los mismos medicamentos pero en diferentes dosis y tiempos de utilización, pero nuestros niños son valientes, se han comportado mejor casi que los adultos”.

Hoy es el Día Mundial de la Infancia, para ser francos, les debíamos un día mejor, con menos dolores, y no hablo solo de los de la Covid 19, les debíamos ciertamente un mundo mejor. Pero estamos a tiempo de regalarles, al menos, una parte de lo que merecen: seamos mejores nosotros, más responsables y más alegres, también más alegres, por ellos.

Desde esta isla que los arropa como su tesoro mayor, que a falta de muchas “cosas” de las que se compran en los mercados, les garantiza el derecho de crecer sanos, de aprender y jugar, se empeña en que no les falte lo que es invisible a los ojos y solo se ve con un corazón pleno; desde Cuba, donde los niños son cien por ciento la esperanza y como tal se aman y se protegen, estamos a tiempo de regalarles un día feliz y un mejor mañana.

Comentarios

Felicidades por este articulo ojalá y cada padre se lo leyera a su hijo, realmente vale la pena

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