Cuba: Gobernar con ciencia

Cuba: Gobernar con ciencia
Fecha de publicación: 
16 Junio 2020
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Foto: Estudios Revolución

El mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto al Presidente de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Sociedad, de la Universidad de La Habana, Jorge Núñez Jover, lo concretaron en un artículo científico publicado en la Revista Anales, de la Academia de Ciencias de Cuba, del que se han hecho los medios de prensa.

Pero, sin el necesario rigor que impone un artículo de ese corte, no pocos cubanos ya habían comentado, nasobuco mediante, en la cola para el pollo o en la sala de su casa, sobre la evidente y eficaz alianza que se percibe en Cuba entre la ciencia y el gobierno en estos tiempos de Covid-19.

Y no es que en otras etapas de la vida nacional ese vínculo hubiera faltado, desde la propia Campaña de Alfabetización se sentaron las bases porque "El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia", como indicara Fidel.

Pero, nunca antes Cuba y el mundo todo habían vivido un momento con las peculiaridades del actual, de ahí que la Mayor de las Antillas se planteara ante la inédita situación,  una respuesta también inédita, que tiene justamente entre sus distintivos la estrecha alianza entre las estrategias gubernamentales y el quehacer científico como una de las principales brújulas.

Es una alianza que no queda en la cúspide de la pirámide; alcanza a cada provincia y municipio a tal punto, que es usual ver a presidentes de Consejos de Defensa, decidiendo acciones apoyándose en gráficos elaborados por expertos y en apreciaciones de epidemiólogos, entre otros saberes.

Y hasta los cubanos de a pie ha alcanzado esa estrategia, a tal punto, que a estas alturas deben ser pocos los que en algún momento no se hayan detenido ante las curvas diseñadas por los matemáticos, geógrafos y otros; o aprendieran los nombres, a veces raros, de los medicamentos “made in Cuba” que desde la biotecnología están ayudando a fortalecer el sistema inmunológico, a “blindarnos el caparazón”, como diría un vecino.

Cuánto esa evidente alianza ha afianzado aún más la confianza de la población en sus líderes, en el sistema de salud cubano, lo cual equivale a decir que ha consolidado certezas.

No por gusto más de uno ha hecho público, sobre todo en las redes sociales –pero también en comunicaciones interpersonales- su anhelo de estar en Cuba en este momento y no en las otras latitudes donde viven, y en las que, a menudo, prima por sobre el respeto y cuidado a la vida, la meta del mercado, las ganancias y los votos electorales.

Ocurre que únicamente un sistema socioeconómico como el cubano posibilita que todas las hebras del tejido social se fundan en un solo tapiz, soportando con reciedumbre también los vientos del bloqueo estadounidense, inhumanamente arreciados en estos tiempos.

Precisamente es este sistema, con esencia de pueblo desde su nacimiento, el que ha posibilitado contar con una población unida y mayoritariamente disciplinada, sostén de todas las estrategias.

Y no ha sido solo resistir el vendaval de la Covid-19 más el bloqueo; en el país se ha multiplicado el ingenio, la creatividad –desde en el empleo de protocolos médicos hasta en la invención de respiradores o caretas protectoras-, así como también el rigor y la precisión en los análisis y en el accionar.

Las estadísticas están ahí para confirmar cuánto puede hacer la diferencia con el neoliberalismo, y más que los números, lo ratifican las vivencias de todos los cubanos en estos tiempos de pandemia, cuyas enseñanzas llegaron para quedarse.

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