Cuando la vida vale más que el miedo

Ha pasado mucho tiempo desde la primera vez que intenté encontrar a Lombardía en un mapa del mundo. Entonces era una niña con los ojos envueltos en lágrimas por el pequeño vigía lombardo que acababa de dar la vida por su patria en uno de los cuentos de Corazón.  Por él y por las muestras de agradecimiento y cariño que le ofrecieron los soldados italianos al valiente desconocido.

Este domingo volví al mapa. Valientes desconocidos llegaron a Lombardía vestidos de blanco. Los recibieron con aplausos en el aeropuerto de Roma. Dicen que la gente, como no puede salir a abrazarlos, porque están prohibidos los abrazos en esta guerra, colgó carteles de bienvenida en sus casas. Vi uno en internet,  llevaba los colores de mi bandera, la fecha y una frase completamente en mayúsculas: MISIÓN CUBANA GRACIAS. 

¿No tienen miedo? He leído que sí, pero lo vencen por la vida, porque la vida vale más que el miedo. Otra vez he intentado encontrar a Lombardía en un mapa del mundo, con los ojos envueltos en lágrimas, pero ahora de orgullo y de fe. 

Muchos de los médicos que se han ido al epicentro de esta batalla contra un enemigo microscópico y cruel, ya le plantaron cara a la muerte contra el ébola en África, no son súper héroes, pero tienen el poder de la solidaridad y de la preparación constante, dedicada, el poder del estudio y el trabajo cotidianos, el poder del coraje probado y el corazón inmenso.

También son desconocidos para mí los valientes que llegaron a Lombardía el domingo, sin embargo, reviso las fotos lo más exhaustivamente que puedo, quiero grabar esos rostros, uno por uno, quiero aplaudirlos cuando vuelvan, cuando volvamos de este mundo que se quiebra, de este mundo que duele, donde el estornudo del prójimo es la peor amenaza.

Escribiremos la crónica de su hazaña.  Escribiremos la noticia: recibimos en el aeropuerto internacional  José Martí a la brigada médica cubana que regresa de Lombardía, Italia, todos sanos y salvos tras cumplir, una vez más, la misión de salvar al mundo en nombre de Cuba. Y no será un eufemismo. (Abrazos)