Presidente francés decidido frenar migración con criticada ley
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Aunque el gobierno todavía no ha divulgado el texto del proyecto de legislación, ya se conocen sus principales ejes referidos a mantener la tradición gala de acoger a refugiados, pero al mismo tiempo expulsar a los llamados migrantes económicos.
Al visitar esta semana la comuna de Calais, uno de los epicentros de la crisis migratoria en Francia y en Europa, el jefe de Estado prometió que se otorgará asilo a todos los foráneos que reúnan las condiciones requeridas.
Sin embargo, sostuvo, "hay que garantizar el retorno de quienes no tienen ninguna posibilidad de integrarse en Europa', porque Francia 'no puede acoger a todo el mundo".
Para justificar el endurecimiento de la política hacia los llamados migrantes económicos, el gobierno alude que la llegada de indocumentados en los últimos años alcanza niveles inéditos: según la Oficina de protección a los refugiados y apátridas (Ofpra) las demandas de asilo aumentaron en un 17 por ciento durante el 2017, hasta llegar a 100 mil 412.
Sin embargo, datos de esa misma institución indicaron que solo se respondió de forma positiva al 36 por ciento de las solicitudes, inferior al 38 por ciento reportado en 2016.
Asimismo, en comparación con otros países europeos la nación gala tiene una bajísima tasa de aceptación de asilados, ubicada en 2016 en un refugiado por cada mil 340 habitantes. De su lado, Alemania tiene una tasa de uno por cada 141 habitantes, y Suecia de uno por cada 101.
Los detractores de la nueva ley sostienen que París puede hacer mucho más para ayudar a personas que pusieron en riesgo su vida para llegar a Europa, y cuestionan el impacto nefasto de las nuevas regulaciones.
"Eritreos, sudaneses o sirios, huidos de sus países, torturados en Libia, explotados por los traficantes, aterrorizados en el Mediterráneo y llegados a Europa por Grecia o Italia, pronto podrían verse privados de la libertad en Francia", lamentaron intelectuales y sindicalistas en una declaración publicada en el rotativo Le Monde.
Los firmantes, que durante la campaña electoral del año pasado apoyaron a Macron, mostraron ahora su decepción por el rumbo tomado en materia migratoria.
"A nuestros ojos (...), vuestra presidencia se ubicaba bajo los auspicios de un humanismo responsable y asumido. (...) Ahora nos despertamos en un país donde se le arrebatan las cobijas a los migrantes en Calais, donde se laceran sus tiendas de campaña en París, donde ellos pueden perderse, con las manos y los pies congelados, en las pendientes nevadas de la frontera franco-italiana", señalaron.
Por otro lado, varios diputados socialistas mostraron su indignación ante la postura del jefe de Estado y la preocupación ante la posibilidad de que "el humanismo quede eclipsado".
De acuerdo con los legisladores, "nuestro temor es que el acceso al derecho (de asilo) se dificulte para muchos migrantes que necesitan de protección, y que merecen tener ese derecho, así como a un examen sincero".
Tales cuestionamientos se unen a las muchas críticas formuladas en las últimas semanas por asociaciones humanitarias, según las cuales las nuevas reglas solo implicarán un empeoramiento de la situación para los indocumentados.
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