Realidad venezolana

Trabajo sostenido y rectificación de errores han hecho avanzar de tal manera a la Revolución Bolivariana en Venezuela que las cifras oficiales pudieran parecer irreales, si no se hubieran demostrado con hechos.

Y todo ello en medio de una guerra económica que se mantiene, desatada por el Imperio y la oligarquía, que cuenta con el apoyo encubierto de sectores que prefieren resguardarse en la mayoría hostil de la asamblea parlamentaria.
En este contexto, ha sido un martillazo a la contrarrevolución, la entrega de la vivienda 1 300 000, con más de 300 000 fabricadas este año, uno de los logros sociales más connotados, meta cumplida con dos años de antelación,  pese a la  caída de los precios del petróleo, cuya real y posterior posibilidad de aumento viene aparejada con el quehacer del presidente Nicolás Maduro ante integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros no miembros de la OPEP.

Son realmente logros que junto con otros han caracterizado la labor del actual gobierno chavista, que, como siempre, tratan de ser tergiversada por la prensa y partidos políticos de derecha nacionales e internacionales, que utilizan informaciones extraoficiales, imprecisas y contradictorias para desdibujar la realidad de Venezuela.

Lo cierto es que Venezuela avanza hacia el desarrollo sostenible con las misiones sociales, desmintiendo una tras otra las mentiras de la contrarrevolución.

Aunque esta diga lo contrario, la inversión social en la nación suramericana hoy es mayor 11 veces que antes de la Revolución Bolivariana, lo que se traduce en el 71,4% del Producto Interno Bruto (PIB). Esto incide en los indicadores del bienestar social en el país, por lo que la pobreza y la pobreza extrema han disminuido, del 10,8% en 1998 al 4,7% actual, y se trata de llevar a cedro para el 2019.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina, la esperanza de vida en el país durante el período 2010-2015 alcanzó los 74 años y para 2020 será de 75 años, el 94% de la población come tres o más veces al día, a pesar del desabastecimiento; y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), premió a Venezuela por reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren hambre, menor al 5%.

El 80% de los venezolanos tiene acceso a la educación gratuita, y el nivel educativo de los pobres ha pasado del 2,6% en educación universitaria al 11%; en primaria de 3l% al 74%, y en secundaria del 12% al 43%. La tasa de alfabetización de las personas entre 15 y 24 años de edad fue del 97,7%, mientras la meta del milenio asociada a la educación primaria universal fue lograda por el país con una tasa neta de escolaridad de 94%, un logro certificado por la ONU.

El Índice de Desarrollo Humano (IDH), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), destaca que Venezuela se ubica en el puesto 71, con un coeficiente de 0,748, cifra considerada de "alto nivel de desarrollo humano", que toma en cuenta una combinación de variables como la longevidad (promedio de vida de los habitantes), los logros en educación (inclusión en el sistema y poca deserción escolar) y las políticas destinadas a garantizar los recursos para que el pueblo tenga un nivel de vida digno.

Y esto es solo una parte cuantitativa de los logros venezolanos, que avanzan y se complementan con las diferentes misiones sociales.

Además, se ha logrado reforzar unas Fuerzas Armadas Bolivarianas, se cuenta con el apoyo de Rusia y China y, por supuesto, con la Revolución Cubana, con los lazos que establecieron nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro y el Comandante Hugo Chávez, y hoy prosiguen los presidentes Raúl Castro y Nicolás Maduro.

Lo anterior enumerado, repito, ha sido realizado a pesar de las adversidades interpuestas por un enemigo aún poderoso, que hoy también está siendo combatido en el campo de las ideas.

No se debe olvidar que Venezuela, como en casi toda Latinoamérica, ha estado inculcada con representaciones e ideas europeas y estadounidenses, que han fomentado el pensamiento racista, noroccidental y eurocéntrico, el desprecio a las grandes mayorías de pobres, a las mujeres, a los afrodescendientes, a los homosexuales, a los mestizos, a los aborígenes, a los campesinos, a los ancianos, a los niños.

La Revolución Bolivariana atendió a esos grupos sociales largamente descalificados y excluidos, los escuchó y realizó en su condición humana desde 1999, de ahí que la batalla ideológica debe ser mantenida consecuentemente, con lo que pese a obstáculos y engendros de la guerra económica, el verdor no perecerá, y sí permanecerá en la realidad venezolana de hoy.