Mi entrevistado es Licenciado en Legua Inglesa, amante del béisbol y jugador de la primera base, sin embargo su mayor pasión es la actuación, por eso, a pesar de su responsabilidad como director del Centro Promotor del Humor de Cuba, sigue con la carrera artística y despierta sonrisas desde el escenario.
Estos párrafos son el resultado de dos conversaciones con él, una en el 2015 y la otra en noviembre del presente año, ambas dentro de las ediciones de la Jornada Nacional Humoráculo, realizada en Granma con la participación de algunos de los principales cómicos del país.
Luis Enrique (Quique) Quiñones parece muy tranquilo, dialoga con varias personas, sonríe y acepta ser fotografiado junto a ellas. Luego de cesar las luces del flash de los celulares, nos sentamos a conversar en el teatro 10 de Octubre o lo hacemos de pie en el Bayamo, ambos de la capital granmense.
El sobresaliente artista expresa que este tipo de evento es muy importante para favorecer el progreso de la creación humorística en la Isla, por eso siente una satisfacción especial por los logros en Granma, donde existe gran tradición teatral.
Manifiesta que algunos de los objetivos del Centro Promotor son incrementar el trabajo en las provincias y la vinculación con las universidades e instituciones culturales más importantes de cada territorio y del país.
Según agrega, también sería muy favorable aumentar las investigaciones y la crítica profunda acerca del humor, para contribuir al conocimiento y a la superación de todos.
Quique Quiñones, a quien muchos niños llaman Bandurria, por su personaje en las aventuras televisivas Los pequeños fugitivos, habla con seguridad, a veces mira hacia el escenario, y sigue en nuestro diálogo.
Asegura que el humor hoy en Cuba está en un buen momento en lo creativo, y existen propuestas simpáticas, reflexivas y con belleza escénica.
“Por supuesto que todo no es agradable ni el humor es resultado de la espontaneidad. Los mejores cómicos del mundo ensayan todo lo realizado en escena, aunque parezca improvisado. Nuestras expresiones corporales y verbales implican una gran responsabilidad por sus posibles efectos en el público y debemos estar conscientes de eso”, refiere quien siente una pasión especial hacia el teatro desde pequeño.
Añade que está orgulloso de los demás creadores de su generación, muchos de los cuales tuvieron los mismos maestros.
“Cuando empecé en mi responsabilidad en el Centro me apoyaron, y se los agradezco. Me he mantenido activo en el arte en proyectos personales y en otros junto a ellos, porque no me gusta estar en un buró, aunque trato de representarlos lo mejor posible”, dice con seriedad.
Manifiesta que su principal referente en la actuación es Osvaldo Doimeadiós, a quien considera el humorista cubano más importante de los últimos 30 años, fuente de enseñanzas para concebir los espectáculos y comportarse en las tablas.
En nuestro diálogo, habla de diversas etapas de su vida y, en ocasiones, sonríe de forma leve. Tal vez porque, gracias a la memoria, observa a aquel niño alegre en Pinar del Río que jugaba béisbol, casi siempre estaba inquieto y sentía inclinación hacia el arte.
Poco a poco, creció y comenzó a estudiar en el Pedagógico de su provincia natal, donde algunos profesores le auguraron que sería humorista. El joven lleno de anhelos se interesó bastante en la superación creativa y participó en cursos de verano en el Instituto Superior de Arte, donde tuvo profesores como Armando Suárez del Villar, Corina Mestre y Doimeadiós.
Sus presentaciones teatrales son como imanes para muchas personas, quienes sonríen y aplauden. Él considera que su mejor espectáculo, el de mejor concepción y con más vuelo creativo, es Humor con cierto aire, el cual incluye música, canciones, declamación y otros elementos con riqueza artística.
Antes, su unipersonal Como en mis 15 recibió muchos aplausos en el Festival Nacional Aquelarre y obtuvo los premios de Mejor Actuación Masculina y Mejor Espectáculo.
"Para mí fue muy espiritual, lo concebí como un resumen de mis 15 años de carrera, con música en vivo y un poco de experimentación en el empleo de otros recursos escénicos", añade.
Según expresa, en sus creaciones siempre hay bastante de sus experiencias personales y de personas cercanas.
“La cotidianidad enriquece bastante el trabajo, por eso debemos estar atentos, ver y escuchar”, manifiesta quien ha participado en unas ocho películas en el cine, prefiere cultivar el humor sobre todo en el teatro y dice actuar siempre con bastante voluntad para agradar al público.
Casi al final de nuestro intercambio, hablamos de su hijo y de su familia, de otros de sus retos al frente del Centro Promotor del Humor y de más anhelos.
Muy cerca del escenario en el Teatro Bayamo, manifiesta su alegría por la buena realización de la última edición del Humoráculo y la gran asistencia de personas.
Luego, nos despedimos, y él sigue junto a otros actores, como Carlos Gonzalvo, conocido popularmente como el profesor Mentepollo, y los integrantes del grupo Etcétera. Yo me voy sonriente.
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