La falta de limpieza, la falta de respeto (+ FOTOS)

La Habana debe ser una de las ciudades más sucias de Cuba, con todas las paradojas que se desprenden de esa afirmación. Difícilmente en Cienfuegos, Camagüey o Guantánamo, por solo poner tres ejemplos, uno pueda encontrarse en las calles y otros espacios públicos la acumulación de basura y suciedad que se agolpa en lugares muy céntricos de la capital cubana.

Caminen por los portales del antiguo Centro Asturiano, hoy Edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes. Lo que sucede allí es una vergüenza. Y está pasando ya hace demasiado, a la vista de todos: de los vecinos, de los turistas, del que pasa y sigue, de las autoridades…

Desde hace tiempo, mucha gente ha convertido ese lugar en un urinario público. Hasta el punto de que el piso (y lo pueden comprobar en las fotos) ya está permanentemente manchado.

El mal olor y la suciedad campean, como si se tratara ya de un local abandonado. ¡Y estamos hablando de uno de los templos de la cultura cubana, de unas de las principales instituciones artísticas del país, de uno de los más emblemáticos edificios de la capital cubana!

Y como si fuera poco, ubicado a poquísimos metros del célebre Parque Central, en el corazón de La Habana.

Mire como se mire, esto no tiene justificación. Es cierto que faltan baños públicos en la zona, como faltan en toda la ciudad. Es un asunto que no acaba de resolverse (y en este sitio nos hemos referido a esta situación en varias oportunidades). Pero las más elementales normas de la educación formal impiden utilizar como baño un espacio como ese.

Llama la atención la falta de una vigilancia eficaz, la iluminación insuficiente. ¿Por qué sucede ahí específicamente y no en otros portales cercanos? A pocas cuadras está el hotel Saratoga, también con amplios portales. La limpieza allí es impecable.

En definitiva: hay indisciplina, pero no habido control ni suficientes acciones profilácticas. ¿Cómo es que se ha permitido que la suciedad llegue a estos niveles?

Ya no basta con una simple limpieza, habrá que tomar medidas más drásticas. Esperemos que cuando terminen el hotel de la Manzana de Gómez, justo al frente del edificio, se asuma una labor integral de rehabilitación que incluya los portales del Museo.

No es un edificio cualquiera, aunque nada justifica que se ensucie un edificio sea cual sea su función. Pero estamos hablando de uno de los grandes museos de Cuba. Y un museo es, debería ser considerado por todos, un lugar sagrado.

Tantas veces hemos clamado porque se hagan cumplir las leyes que pareciera que llueve sobre mojado. Si falta sensibilidad y sentido común, no debe faltar la medida contundente.