24 años de Memoria Popular Latinoamericana
especiales

Un 28 de octubre de 1991 la socióloga y escritora marxista-leninista Marta Harnecker, nacida en Chile y residente en Cuba, fundó en La Habana el Centro de Investigaciones MEPLA (Memoria Popular Latinoamericana), una ONG sin fines de lucro, contra viento y marea y con muchos grandes objetivos por delante.
Desde entonces hasta la fecha, sus miembros, unidos por la misma pasión, se han entregado a la noble y titánica tarea de rescatar gran parte de la memoria histórica y colectiva de los pueblos de Latinoamérica y de Cuba. ¿Cómo ha sido su modus operandi, qué metodología los ha hecho evolucionar en tamaña empresa?
La respuesta está en libros, documentales y multimedias gestados por la maravillosa sinergia que siempre ha caracterizado a este equipo de trabajo (que ha sido muchos), y eso se nota en el logro sistemático de producciones de alto nivel, recopilaciones de experiencias disímiles, que ilustran tanto el plano de la izquierda latinoamericana (en el ámbito organizativo y político), como la vida en la administración de gobiernos locales y movimientos populares, sin pasar por alto varias experiencias comunitarias cubanas.
Los libros, en su mayoría firmados por la propia Marta, salvan la memoria oral a través de la estrategia de las entrevistas y mesas redondas con los protagonistas de cada historia, es decir, interactuando con la propia gente, sin afeites, sin maquillaje, sin imágenes edulcorantes, de cara a la realidad objetiva. Cada testimonio forma un corpus que acaba contando globalmente el universo de una región determinada.
Los documentales han apoyado, literalmente, a los libros. O viceversa. Ambos productos suelen ofrecerse juntos para el consumo del público. Una visualidad amena y pedagógica atrae más a la concientización que se busca en las personas.
Títulos como Fraguando el porvenir, Niños en la frontera, Di tú, creador, El comercio justo en Cuba, En tiempo muerto, Transfiriendo poder a la gente, Un día en mi fábrica, Cambiando vidas, Sembrando la esperanza, Con los pobres de la tierra, entre muchos otros, son algunos de los textos que luego se convirtieron en documentales, realizados todos por el cineasta Luis Acevedo, quien ha asumido la dirección del MEPLA desde el año 2006.
En dos décadas y cuatro años de continua evolución, de nuevas aperturas y nuevos obstáculos, intensidad creadora, colaboraciones múltiples, asociaciones, alianzas, eslabones creados y sustentos de todo tipo, MEPLA ha ido creciendo en el imaginario de nuestro país, ganando prestigio por la indudable calidad de sus obras videográficas o librescas, mereciendo, como era de esperar, lauros en Cuba y en el extranjero.
La atención al impacto social de varias realidades que nos atañen, han vuelto al centro, con los años, un sitio de referencia para todo aquel que quiera acceder a este enorme archivo literario y visual, un oasis de información que también brinda sus salas con el fin solidario de viabilizar talleres, encuentros, seminarios y eventos en coordinación con otros centros.
El futuro, en tanto, sigue proponiendo retos variopintos; la dinámica de los tiempos es otra, pero el idealismo que asume el espíritu de los miembros de esta ONG avanza, sin cortapisas, negociando con la realidad sus propósitos, que seguirán incluyendo el enfoque en los proyectos comunitarios, con el rigor sobrehumano que significa hacer las diligencias oportunas, captando la vida los pueblos, sensibilizando la mirada, los padecimientos, las inquietudes sociales de numerosas personas, el plano detalle de sus fibras sentimentales, enfocando en el lente o en el papel, más allá de las relativas ficciones, la respuesta a tantas preguntas que nos hacemos desde nuestros hogares, nuestra comunidad, nuestro país, nuestro planeta; lo cual consigue que, como espectadores, nos identifiquemos y valoremos no una vida, sino muchas más.
MEPLA es un Centro de Investigaciones joven y acumula la experiencia de un anciano sabio, de un gurú que no se lo cree, pero lo sabe contar porque lo ha memorizado. De esa manera se lo transmite a todo un continente siempre asediado por tantas injusticias y renacimientos. Sirvan estas palabras para homenajear a cada uno de sus miembros, sin los que sería imposible resguardar la anatomía de los sueños de tanta gente.
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