Francisco en Cuba, el papa de todos

Más allá de religiones e ideologías, muchos quedaron admirados con su verbo preciso, con su enfoque humanístico, sus ideas de esperanza y paz. Millones se sintieron reflejados en su definición del cubano, "un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas. Es un pueblo que camina, que canta y alaba. Es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza".

La Plaza de la Revolución se llenó como en sus buenos tiempos, pero esta vez no para un acto político ni un desfile del Primero de Mayo. Con la imagen de otro argentino, el Che Guevara, a un costado, unos 300 mil cubanos se acercaron a escuchar a Jorge Bergoglio sin necesidad de mucha convocatoria. El Santo Padre retribuyó el cariño saludando personalmente a todos los que pudo.

Allí –y en las otras paradas de su recorrido por la isla– estaban el católico y el ateo, el santero y el cristiano, el que cree "a su manera" y el curioso, en una representación tan sincrética y variopinta como la propia sociedad cubana de hoy.

Para la joven católica Yessel, llevar a sus tres pequeños a la Plaza fue una manera de acercarlos a la fe, aunque aún no están bautizados. Esther, por su parte, no es creyente, pero no podía perderse "un evento así, para unir a las personas, no importa la religión". Carlos Daniel estaba emocionado al ver a "un Papa que se aproxima tanto". Con sus 83 años, vestida de blanco y sus collares de deidades afrocubanas, Caridad fue a la misa porque "Dios es lo mismo que Orula".

No pocos llegaron desde otras latitudes. De Argentina, Luis, con boina estilo Che y orgullo de compatriota. O Jesús, un mexicano de Tabasco que destaca la visión latinoamericanista del papa y lo resume en un "todos somos Francisco".

Tal vez eso sintieron los jóvenes universitarios, que no por gusto coreaban a paso de conga "uno, dos y tres, que Papa tan chévere, el que nos vino a ver". Con ellos habló de esperanzas y coincidió en la manera de soñar el país, el mundo. "No nos cerremos en los conventillos de las ideologías ni las religiones", les dijo. "Corazones abiertos, mentes abiertas. Si vos pensás distinto que yo, ¿por qué no vamos a hablar? ¿Por qué siempre nos tiramos la piedra sobre aquello que nos separa, sobre aquello en lo que somos distintos? ¿Por qué no nos damos la mano en aquello que tenemos en común?", se (les) preguntó Francisco.

"El mundo necesita de jóvenes que quieran conocerse, que quieran amarse, que quieran caminar juntos y construir un país como lo soñaba José Martí: Con todos y para el bien de todos", aseguró alguien que ya ha puesto su granito de arena en la construcción de esa nación futura, al apoyar el diálogo entre los Estados Unidos y Cuba y la reconciliación entre los propios cubanos. "El mundo se destruye por la enemistad", recordó.

"Ese proceso es un signo de la victoria de la cultura del encuentro", apuntó el papa, pocas horas antes de la próxima parada de su gira, los Estados Unidos. "Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero", aseguró.

"El mundo necesita reconciliación, en esta atmósfera de Tercera Guerra Mundial por etapas que estamos viviendo".

"Recen por mí", pide Francisco humildemente tras cada encuentro. "Y si alguno de ustedes no es creyente –y no puede rezar porque no es creyente–, que al menos me desee cosas buenas", dijo sonriente a los jóvenes habaneros.

"Si el papa sigue así volveré a rezar y regreso a la Iglesia", declaró Raúl Castro al finalizar su primer encuentro con Bergoglio en el Vaticano hace algunos meses. Ahora tras esta visita, a más de uno le debe haber pasado semejante idea por la cabeza. Otros no llegamos a tanto, pero al menos cumpliremos su petición y le desearemos que siga por mucho tiempo ayudando a que el mundo sea un lugar mejor.