Médicos cubanos contra el Ébola: Los que salvan y crean vidas
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La Brigada médica cubana Henry Reeve que enfrentaba el Ébola en Liberia ha concluido su trabajo. El Gobierno del país, y los representantes de la ONU y de la OMS en Monrovia, le rindieron homenaje este 16 de marzo, en el teatro del Palm Spring Resort.
Hace 18 días que no se registran casos, un dato promisorio, aunque no definitivo. El protocolo de la Organización Mundial de la Salud establece un período de espera de 42 días, antes de que pueda declararse vencida la enfermedad. He repasado las imágenes del horror que algunas cadenas de televisión difundieron hace apenas seis meses, trastocando la noticia en macabro espectáculo. Por entonces, Médicos sin Fronteras afirmaba que la respuesta internacional contra el Ébola era “irresponsable”, “lenta e insuficiente”.
La Brigada cubana, creada para actuar en condiciones de catástrofes naturales, respondió al llamado de Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU y de la doctora Margaret Chang, directora general de la OMS. Cuando partieron los colaboradores el 1 de octubre de 2014, la muerte parecía indetenible. Los primeros viajaron a Sierra Leona, pero cuatro de ellos siguieron hasta Liberia para preparar el arribo de los restantes. “Es dura la tarea de los que marchan al combate del Ébola –escribía Fidel el 4 de octubre de ese año, en un artículo que titulaba “Los héroes de nuestra época”- y por la supervivencia de otros seres humanos, aun al riesgo de su propia vida”.
Los he conocido personalmente, en apenas dos días, y no asumen poses, pero saben que han hecho el bien. Los hay de casi todas las provincias. Trabajaron en la Unidad No. 1 de Tratamiento al Ébola de Liberia, ubicada en el antiguo Ministerio de Defensa, junto a personal de este país y de otras naciones de la Unión Africana, y el apoyo logístico de una ONG sueca. Salvaron más de 50 vidas. Los enfermeros aplicaron a sus pacientes unos 6 200 procedimientos.
La ministra en funciones de Salud Pública y Bienestar Social Bernice Dahnlo agradeció, en nombre de la Presidenta del país. “La presencia de los médicos cubanos demostró que somos verdaderos amigos”, afirmó. Y dirigiéndose a ellos, dijo: “Gracias por estar dispuestos a venir. Vuestro sacrificio siempre será recordado… No tenemos con qué pagarles, pero lleven nuestro reconocimiento a sus familiares”.
Habían precedido a la funcionaria liberiana en el uso de la palabra Peter Graaff, representante del secretario general de Naciones Unidas;Enmanuel Musa, representante alterno de la OMS en Liberia; Kevin M. De Cock, del Centro de Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas (CDC) de los Estados Unidos; y Pedro L. Despaigne, Encargado de Negocios a. i. de Cuba en Liberia. Algunos de esos oradores destacaron la manera en que los cubanos se integraron a sus colegas liberianos y de otros países. El especialista estadounidense dijo sentir un “gran respeto por el coraje y la dedicación de los médicos cubanos en la atención a los pacientes”.
Día de celebración. Nuestros médicos y enfermeros estaban distendidos y un poco desubicados. No se acostumbran a la calma. El intensivista trabaja en la inmediatez, bajo presión. Se interpone entre la vida y la muerte. Rescatar una vida es como crearla. Durante meses siguieron la intensa rutina del combate y los protocolos de protección, todavía vigentes. El saludo, por ejemplo, es un breve contacto de codos. Pronto regresarán a la Patria, pero dejan una ciudad en la que la vida renace. Otra vez los niños de uniforme en sus escuelas. Saben, no obstante, que Cuba necesitará de ellos o de otros como ellos, para salvar y crear vidas. El Gobierno cubano ha manifestado su disposición a colaborar con el de Liberia en la etapa post-Ébola.
Y el doctor Peter Graaff, que representa a las Naciones Unidas y a Ban Ki-Moon (y compartió antes con los médicos cubanos en Haití), manifiesta su satisfacción por ello: “El esfuerzo debe concentrarse ahora en ayudar al Gobierno liberiano a reconstruir su sistema de salud, porque aunque con ayuda de los médicos cubanos estamos cerca de derrotar al Ébola, existen otros virus que afectan a la población liberiana. El modelo cubano puede ser aplicable a este tipo de situación”.
¿Puede la Humanidad, intercomunicada, interdependiente, prescindir de la Solidaridad? “El personal que marcha al África nos está protegiendo también a los que aquí quedamos –agregaba Fidel en el artículo citado-, porque lo peor que puede ocurrir es que tal epidemia u otras peores se extiendan por nuestro continente, o en el seno del pueblo de cualquier país del mundo, donde un niño, una madre o un ser humano pueda morir”. De regreso a la vivienda que por unos días compartiré con estos “héroes de nuestro tiempo”, como los llamó Fidel, repaso el sentido de sus palabras: lo que hagamos por otros hombres y mujeres, lo hacemos por todos los hombres y mujeres. Y siento deseos de gritar junto a él: “¡Honor y gloria para nuestros valerosos combatientes por la salud y la vida!”
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