Veracruz en caliente: ¡Grequistas al poder!

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Veracruz en caliente: ¡Grequistas al poder!
Fecha de publicación: 
26 Noviembre 2014
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La sensación de mirar por encima del hombro, de dormir la noche del martes en la cima del medallero, de borrar los criterios escépticos sobre la posibilidad de reconquistar la cima de Centroamérica y el Caribe.

 

Por esas cosas del destino, la lucha en rol protagónico. Una disciplina que con el referente de coronas ininterrumpidas en Juegos Olímpicos desde Barcelona 1992 —Héctor Milián, Filiberto Azcuy (Atlanta 1996 y Sydney 2000), Yandro Quintana (Atenas 2004) y Mijaín López (Beijing 2008 y Londres 2012), en el contexto regional no puede permitirse menos que barrer, pese al desarrollo de algunas individualidades y la creciente presencia de nuestros técnicos en varios países del área.

 

Y de hecho, los nuestros no pasaron la escoba completamente en el estilo clásico porque Alexei Bell, el hombre de los 75 kg, no se presentó a la competencia por razones que aún desconozco. Ante la ausencia de Bell, aprovechó el anfitrión Juan Escobar para titularse.

 

Entonces, haciendo caso omiso a la baja acusada, Ismael Borrero (59), Miguel Martínez (66), Pablo Shorey (85) y Yasmani Lugo (98) se encargaron de borrar de su camino a cuanto rival enfrentaron. Una docena de pleitos en los que recetaron una friolera de tackles y desbalances, válidos para acumular 86 puntos favorables y únicamente tres en contra.

 

Qué mejor muestra de poderío con el doble medallista universal Shorey y Lugo, inmaculados en sus respectivos tres actos. Shorey ofreció 23 notas en su recital técnico, mientras Lugo se acreditó 17. En el caso del agramontino con pedigrí al máximo nivel del orbe, reconquistó un cetro al que Cuba no accedía desde Maracaibo 1998, cuando se impuso Luis Méndez. Idéntica situación vivió Lugo, pues Ernesto Peña, en la propia lid de suelo venezolano, constituía el último referente dorado.

 

Sus víctimas por ese orden en los pleitos decisivos resultaron ser los morochos Alexander Brazón y Edwin Caraballo.

 

Llegó precedido de un pedigrí de quinto puesto en el certamen universal de Tashkent, Uzbekistán. Allí libró cruentas batallas y al ser interpelado vía electrónica sobre la lid en tierra jarocha, el indómito Ismael Borrero, de quien todos los técnicos dan fe de su progresión, expresó: «La calidad de este torneo no es comparable con la de un Mundial ni unos Juegos Olímpicos, pero nunca puedes confiarte. Salir a ganar cada combate de forma convincente es lo que necesitamos nosotros, nuestra delegación en la lucha con México, el pueblo de Cuba… Ese es el mayor aporte al espectáculo».

 

Lo cierto es que el botín de benjamines (pese a tener kilometraje en escenarios más exigentes, todos debutan en este tipo de certámenes) se completó con otro indómito: Miguel Martínez, quien luego de disertar recientemente en el Festival Panamericano del propio suelo azteca, no dio un resquicio a sus oponentes en el World Trade Center de Veracruz.

 

Martínez enfrentó quizás el pleito definitorio más exigente frente al colombiano Jair Cueto. Todo transitaba por cauces tranquilos con ventaja de cuatro rayas para el antillano, cuando inició una entrada de tackle y fue sorprendido. Acto 4-2, tensión exacerbada y nuestro exponente no podía darse el lujo de culminar con medias tintas, dubitativo. ¿El desenlace? Otros dos kilos a su cuenta, una sonrisa y sentencia convincente.

 

Semejante performance inicial le abre el sendero al coloso de ébano Mijaín López, una pesadilla para aquel gladiador que intente atravesársele en la ruta hacia el único pergamino que no atesora. Su carta de presentación indica que Cuba completará su arca en el estilo grecorromano con cinco vellocinos.

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