Joel Angelino y su atípica Caperucita Roja en La Habana
especiales
Se trata de un divertimento para toda la familia, pero sobre todo para los más pequeños, quienes participan activamente durante el curso de la obra e, incluso, contestan una encuesta para cambiar el sangriento final por otro más amable y humanista.
Tanto El Lobo que encarna Joel Angelino como la Caperucita, de Sahilí Cabezas, la dinámica Abuelita de Adriana Zalma, como el Leñador de Carlos Estévez, se ganan la complicidad de la audiencia con sus ocurrencias, rapeos y canciones en vivo, bailes y carisma para conectar de inmediato con niños y adultos.
Ese sentido de sintonía con el público se acentúa cuando constantemente los actores bajan del escenario y evolucionan entre los espectadores y les piden información o ayuda.
Eso ocurre a tal punto que niñas y niños de unos tres o cuatro años de edad, con desenfado, dan sus opiniones acerca de si se debe perdonar o no al lobo y darle otra oportunidad.
Porque esta versión se inclina por humanizar al lobo, dotarlo de sentimientos, de sufrimiento por su soledad y de intenciones de no hacer daño a los demás animales y personas, al punto que llega a convertirse en vegetariano.
Sin didactismo, explotando al máximo las herramientas teatrales y con mucha frescura, el elenco hace avanzar este divertimento realizado con mucho rigor y profesionalidad, que deviene espectáculo para disfrutarlo toda la familia.
Caperucita Roja, el musical se presentará otra vez mañana, a las 11 a.m. en Los Jardines del capitalino teatro Mella, una oportunidad muy buena para disfrutar de una excelente puesta en escena y compartirla con familiares y amigos.
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