El Festival de Cine Judío pierde su sede de Londres por la guerra en Gaza
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La guerra en Gaza ha sido el detonante del boicot a un festival que recala en el centro Tricycle cada otoño desde hace ocho años. “No podemos aceptar financiación de ninguna agencia gubernamental involucrada en el conflicto”, justifica Indhu Rubasingham, directora del Tricycle, con sede en un barrio multicultural del noroeste de la capital británica.
Dramaturgos y artistas internacionales apoyan públicamente la decisión tomada por el patronato del Tricycle para preservar la “neutralidad política” de la institución. “Es muy triste que el Festival esté imprudentemente politizando una celebración de la cultura judía”, resalta Nicholas Hytner, director del Teatro Nacional de Reino Unido.
La relación llegó a un punto muerto esta semana con la negativa de los organizadores del festival, UK Jewish Film, a renunciar a la ayuda financiera de la Embajada de Israel en Londres. “Las demandas del Tricycle son totalmente inaceptables. El festival ha recibido apoyo de la Embajada en los últimos diecisiete años, reflejando la inequívoca conexión cultural entre el pueblo judío y el Estado de Israel” señala Judy Ironside, fundadora y directora del evento.
El festival hace hincapié en su posición “apolítica” y en su compromiso por acercar al público “perspectivas de ambos lados del conflicto en Oriente medio”. “Nos enorgullecemos de mostrar un diverso programa de películas que representa una mirada comprensiva de la vida judía internacional en la que las películas israelíes son una parte importante”, defiende Ironside.
El Tricycle programa películas y obras dramáticas de diferentes países y culturas. También produce trabajos críticos del Gobierno británico, ya sea en Irak o en Reino Unido. “Debe mantenerse neutral”, ha advertido Philip Himberg, director de una compañía estadounidense y autor de Paper Dolls, obra de teatro ambientada en Israel que se representó en el mismo local en 2013.
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