Angustia como premisa para completar el puzzle de cuartos
especiales
La adrenalina, la tensión y la angustia como premisa. Cinco actos de los ocho de esta película de octavos de final con desenlace más allá de los 90 minutos reglamentarios. Dos tandas de penales, y por si fuera poco, el avance de los ocho cabezas de grupo a cuartos. ¿Sabe usted cuándo se había producido algo así? Tiene toda la razón, nunca.
Por eso, el gol del estadounidense Green, la genialidad de Messi para desbordar y darle media anotación hecha a Di María, los millones de fanáticos en cualquier rincón del planeta y el grito aohgado y los festejos de gol, es que Luis Omar Tapia, sin la más mínima vacilación acuña cada nuevo comienzo con su habitual: ¡Comienzan los 90 minutos del deporte más hermoso del mundo!
Y si algo he podido confirmar luego de la fase recién culminada es mi premonición inicial: presagiar un campeón, un once que por su calidad sobresalga como amplio favorito, sigue resultando como meterse en camisa de once varas.
A juzgar por la calidad futbolística exhibida sin mucho trastrabilleo me inclinaría por Colombia. Pero me tildarían de loco, o de miembro del Cartel de Medellín, o de cuñado del portentoso James Rodríguez u Ospina (ciertamente lo son). Por mucho su fidelidad y entrega, combinaciones y solidez de cada una de sus líneas se me antojan lo más parecido a aquel añejo y casi extinto fútbol total.
Brasil, ese Scratch, los penta, la sede, el ¿jogo bonito? Salvo los destellos de Neymar, y las corridas endemoniadas de Hulk frente a Chile, no ha enseñado nada, muy a pesar mío, que con todo entusiasmo, antes de subir el telón me coloqué una foto de Ronaldo, el fenómeno en mi perfil de Facebook, con mota y todo incluida.
Alemania al parecer se ha cruzado genéticamente con cangrejo, y que me perdonen aquellos fans de la Mannschaft, o el propio Gary Lineker, pero desde mi perspectiva han disminuido su nivel de juego a medida que se han adentrado en el torneo. Si me equivoco, pregúntenles a Mertesacker, Boateng y Neuer, y hasta el propio Joachim Löw por los sofocones ante los zorros del desierto argelinos.
Holanda, ay mi añorada Naranja Mecánica, ay Cruyf, ay Van Gaal y su pragmático planteamiento. Incluso ay Robben y su nominación al Globo de Oro en el área ante la ingenuidad de Rafa Márquez en un instantáneo trueque de fútbol por clavados. Eso sí, luego de haberse gastado un partidazo y haber corrido más que Kenenisa Bekele en Beijing 2008.
Costa Rica el orgullo de la CONCACAF, los mosqueteros Bryan Ruiz, Celso Borges y Joel Campbell, Keylor “Batman” Navas en el arco. Una Cenicienta disfrazada de Madrastra de Blanca nieves, capaz de mandar para su casa a dos campeones universales y un monarca europeo. A tal punto sorprenden estos ticos que en el cobro de penales extirparon los nervios y la presión y ejecutaron a la usanza de germanos y holandeses. Sangre fría total, Brazuca a tierra de nadie, inalcanzable para el cancerbero griego Karnezis, ya viven un sueño, el sueño de cuartos, mucho más placentero que aquel pase a octavos de Italia 1990. Siguiendo las cábalas, no deben ganarles a los holandeses, pues La Oranje no acaricia trofeo importante desde la Euro de 1988.
Francia, la holgura de su pase en consonancia con la contundencia mostrada en la fase de grupos, pese a igualarse con gafas ante Ecuador, con buena parte de su banca sobre la grama. Pero esta Francia tiene recursos, variantes, como el extremo de la Real Sociedad Griezzman. Si el gato Benzema vuelve a su estado de gracia, si Pogba sigue dando fe de su enorme calidad y Giroud consigue desprejuiciarse y ganar en asociación con Valbuena y el propio Benzema, los bávaros tendrán un escollo más que peliagudo.
Así desembocamos en Argentina y Bélgica. Maradona, De zurda, millones de cubanos que únicamente por haber visto jugar al Pibe de Oro, al chaparro de la Mano de Dios, decidieron asumir a la albiceleste como un modo de vida, como la razón de sus cánticos ahogados, de su vestir-azul y blanco, de tanto soñar. Pero hasta ahora la desconexión de sus líneas ha sido su práctica habitual. Colgados en demasía de los botines de Messi y de los relampagueantes desbordes de Di María no han hallado la fórmula de su juego. Sufrieron hasta la médula, hasta el descuento de la segunda prórroga para vencer. Se inventó una carrera la pulga biónica y definió con su siniestra más que zurda el Fideo, de primera. Se dice fácil ahora, con la presión en su justo sitio, pero para nada lo fue.
Mucho menos cómoda la tendrán frente a los Diablos Rojos belgas, quienes ante la presión de un combate decisivo, desplegaron todo su arsenal. No bastaron en la ruta hacia la consecución de su objetivo las 14 paradas de Tim Howard en 38 fogonazos a puerta, nueva cota en Copas del Mundo, pulverizando las 13 del peruano Ramón Quiroga en Argentina 1978 frente a Holanda. Tampoco el empuje de los estadounidenses y ese extra en sus piernas cuando descontaron el adverso 2-0.
Hazard hizo honor a su dorsal 10; Origi a su ascendencia keniana y sus 19 abriles, incombustible, inatrapable en sus internadas; Fellaini con su melena afro huraña, y su porte fungió como verdadero mariscal de campo y Lukaku, ese Lukaku que entró en el 92 a tres mil revoluciones por minuto le cambió la cara al desafío ante los de las barras y las estrellas y de paso encontró la enigmática clave para allanar la caja fuerte de nombre Tim Howard. Asistencia y zurdazo. Menudo cóctel de virtuosismo tendrán en frente los gauchos, con guinda de nombre Tibault Courtois, con sus 1.99 metros de estatura y el trofeo Zamora de la Liga ibérica en el 2014 como credencial.
Completado el pastel de cuartos señores, les pido me eximan de hacer pronósticos esta vez. Hagan de cuenta que me fui a un retiro en el Triángulo de las Bermudas o en las Islas Galápagos. La mejor manera de que encuentren sus posibles agraciados, con todo y aficiones, latidos y goles de por medio, será que desmonten este pictograma y amén de enfrentamientos particulares e historia, saquen sus propias conclusiones.
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EL PURO
jose lazaro
Leonardo LB
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