El mundo salta en Cuba (+ Fotos)
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Un imponente mosaico de La Habana tendrán los 14 clavadistas que el 10 de mayo saltarán en la primera fase de la sexta Serie Mundial de Cliff Diving, un evento seductor, mágico, casi sacado del mundo animado, por la extraña mezcla espectacularidad y peligro que se vive en cada demostración.
Uno tras otro se suspenderán en el aire los ornamentalistas con acrobacias inverosímiles y siempre, de salto en salto, ya sea de espaldas, de frente, de cabeza o durante los giros, verán de reojo la figura erguida del centenario Morro habanero y a lo lejos, divisarán al menos una pincelada del óleo capitalino, un soplo de la fachada perfecta que forman las elevadas y añejas construcciones con el eterno Malecón.
No obstante, el paisaje urbano será la menor de las complicaciones de los atrevidos “voladores”, quienes ya han mostrado sus dotes en los más increíbles escenarios alrededor del globo. Concentración, aplomo, despliegue de técnica y cierta dosis de suerte serán las claves para imponerse en la arrancada de un evento con sonada rivalidad, en el cual se afronta el riesgo de una caída libre desde una altura que ronda los 27 metros.
En Cuba, no son muchas las referencias sobre esta disciplina extrema, de hecho, todavía nadie de la Isla se ha aventurado a la práctica profesional de la especialidad, la cual requiere, según los mejores saltadores del planeta, alrededor de dos años de supremo adiestramiento en pos de manejar los registros imprescindibles para sobrevivir a ejecuciones tan complejas.
De cualquier manera, no debe sorprendernos la selección de nuestro país como sede del certamen, pues los gestores han apostado por un modelo de rotaciones en las cinco justas precedentes, al punto de que ninguna de las 27 ciudades organizadoras ha tenido el privilegio de albergar la lid en cada edición.
Como es lógico, el hecho de debutar en estos menesteres coloca a Cuba en una posición de compromiso absoluto para garantizar el éxito del certamen, detalle que favorecería un hipotético retorno de la competencia a nuestros predios en venideras Series Mundiales.
La plaza escogida en la capital es el Castillo de los Tres Reyes del Morro, desde cuya base hasta el mar hay una caída de 20 metros, por lo que se ha levantado una sólida estructura de acero que mide siete metros. De allí sale la rampa de 28 pies, donde realizarán sus saltos los competidores.
“La estructura de metal se montó apenas el martes de esta semana, exactamente un mes después de iniciar las labores en el Morro. Ahora resta blandear la rampa, cubrirla con el logo del evento y concluir los espacios de la prensa, porque el jurado y los invitados estarán en catamaranes en el mar. Todas las labores deben finalizar entre el domingo y el lunes, para que el jueves, dos días previos a la competencia, los atletas tengan la oportunidad de realizar los saltos de prueba”, aseguró a OnCuba Harold Rodríguez, gerente de Deportes de Red Bull en Centro y Sudamérica, quien adelantó que el público tendrá un espacio habilitado en La Punta y el Malecón, con pantallas gigantes incluidas.
Aunque ya se ha desplegado buena parte del andamiaje necesario, aún se precisan de retoques. “La misión se nos ha hecho un poco más complicada de lo habitual por el tema de los materiales, su transportación y después el montaje. Con aluminio, por ejemplo, resistente pero liviano, no hubiera sido tan engorroso el montaje, que precisó de una grúa potente, la única de su tipo en el país, además de mucha destreza y precisión de los ingenieros y alpinistas que laboraron. Válido destacar la cooperación de Capitanía del Puerto en esa última fase por la facilidad en el traslado y la viabilidad de los permisos de trabajo”, explica representante de Red Bull, principal patrocinador del torneo.
Cerca de 20 trabajadores estuvieron vinculados a la fundición de la rampa en Antillana de Acero, mientras otro grupo de 15 ingenieros y alpinistas todavía laboran en el montaje y de la estructura, comandados por el experto austriaco Maikol Mezner, quien tiene plena confianza en la entrega de la obra a su debido tiempo.
Por su parte, un colectivo de buzos realizará las últimas inspecciones en el agua durante las fechas venideras, y después acompañarán a los clavadistas en sus pruebas y la competencia, que necesita de un basto aseguramiento médico de primeros auxilios, pues el mínimo error tendría consecuencias mortales en los atletas, aunque en la historia de la disciplina no se recuerdan accidentes mortales.
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